Las
torrijas
son
un
postre
tradicional
de
la
cocina
española,
especialmente
popular
durante
la
Semana
Santa.
Se
trata
de
rebanadas
de
pan
(normalmente
del
día
anterior)
que
se
remojan
en
leche,
se
rebozan
en
huevo
y
se
fríen.
Luego
se
endulzan
con
azúcar,
miel
o
canela.
Hoy
en
día,
las
torrijas
siguen
siendo
un
postre
popular
y
existen
numerosas
variantes
y
adaptaciones.
En
su
historia,
las
torrijas
surgieron
como
una
forma
de
aprovechar
el
pan
duro,
y
el
éxito
está
en
su
sencillez
y
bajo
costo.
Ahora
bien,
¿cómo
lograr
que
conserven
su
textura
y
sabor
al
día
siguiente?
Existen
diversos
métodos
sencillos
y
efectivos
para
mantener
las
torrijas
frescas
y
deliciosas
por
más
tiempo.
En
este
punto,
se
pueden
optar
por
dos
métodos.
Si
vas
a
consumir
las
torrijas
en
el
mismo
día
o
al
día
siguiente,
se
conservan
a
temperatura
ambiente.
Lo
importante
es
que
las
coloques
en
un
recipiente
hermético
o
las
tapes
bien
con
papel
film
para
evitar
que
se
sequen
y
entren
en
contacto
con
la
humedad
del
espacio.
Ahora
bien,
si
quieres
que
te
duren
hasta
3
o
4
días,
la
mejor
opción
es
llevarlas
a
la
nevera.
Lo
mismo
con
el
método
anterior,
guardar
en
un
recipiente
hermético.
Al
momento
de
comer,
es
importante
sacar
unos
minutos
antes
para
que
no
estén
tan
frías.
Unos
consejos
adicionales
a
tener
en
cuenta.
Al
guardar
las
torrijas,
considera
no
ponerlas
una
encima
de
otra,
ya
que
pueden
pegarse
y
perder
su
forma.
Lo
ideal
es
colocarlas
en
un
recipiente
amplio
para
que
estén
cómodas.
Las
torrijas
también
se
pueden
congelar
y
pueden
durar
hasta
un
mes
de
esta
forma.
Se
debe
envolver
cada
torrija
individualmente
en
papel
film
y
luego
colocar
en
un
recipiente
apto
para
el
frío,
con
la
misma
lógica
de
no
encimar
una
sobre
otra.
Para
descongelarlas,
pásalas
a
la
nevera
la
noche
anterior
o
caliéntalas
en
el
microondas
unos
segundos.
Imagen
|
Foto
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