Cuando hablamos de que a muchos no les salen las cuentas a la hora de abrir nos referimos precisamente a un fenómeno que podemos observar en muchas ciudades. Vemos comercios abiertos y tiendas vacías. Y esto especialmente afecta a los más pequeños. Sin embargo en otros casos, vemos grandes superficies que han abierto reduciendo incluso la parte de tienda, pero donde la gente no para de acudir.
Es cierto que somos animales de costumbres. Si antes preferíamos ir a un gran centro comercial para comprar todo lo que necesitáramos, ahora seguiremos haciendo lo mismo. En muchos casos es por precio, en otros por comprar todo en un mismo lugar. O «por comodidad», algo que ahora precisamente no lo parece puesto que el gran comercio y las aglomeraciones hacen que sea más incómodo comprar.
Depende mucho de en que fase esté cada territorio, pero lo cierto es que los que más ayuda necesitan, los que realmente necesitan que vuelvan sus clientes son los más pequeños. El comercio de barrio, las pequeñas tiendas que están en el centro de las ciudades y no dependen de grandes franquicias. Son las que están con más problemas.
Y si sumamos los gastos extras que en muchos casos han tenido que afrontar para la reapertura, como más inversión en limpieza, desinfección, medidas de seguridad, etc. tenemos un grave problema para muchos negocios. Y claro las cuentas siguen sin salir. Porque a esto hay que sumarle que muchos de sus clientes perdieron el trabajo, no fueron contratados o no cobraron su prestación de ERTE. Y no hablamos ya de aquellos que dependían 100% del turismo.
Por eso es el momento de ser también solidarios con ellos. Dejar de pensar un poco en comprar por Internet, en cambiar el gran centro comercial por el pequeño comercio de barrio y de proximidad. Puede que tras esta crisis el paisaje de nuestras ciudades cambie como lo hizo en 2008. Habrá mucha rotación de comercio que no hayan podido aguantar el pago de sus alquileres y cierren antes de verse envueltos en una espiral de deudas. Sobre todo si no vuelven los clientes.