Este
2024
está
siendo
un
buen
año
para
los
grafitis
que
pintamos
en
rocas
hace
miles
de
años.
El
arte
rupestre
nos
brinda
información
sobre
las
culturas
prehistóricas
(entendiendo
esto
como
anteriores
a
la
aparición
de
la
escritura)
y
es
lo
que
nos
ha
permitido
saber
que
el
Sáhara
no
era
un
desierto
hace
4.000
años
o
que
los
penes
nos
llaman
la
atención
desde…
siempre.
Si
ponemos
el
foco
sobre
Colombia,
a
lo
largo
del
río
Orinoco,
hemos
encontrado
un
impresionante
grabado
de
42
metros.
También
multitud
de
grabados
en
la
zona
amazónica
representando
la
vida
cotidiana
de
hace
miles
de
años,
así
como
figuras
imposibles,
un
vistazo
al
mundo
espiritual
y
algunas
siluetas
realmente
aterradoras.
Serranía
La
Lindosa.
Se
trata
de
una
cadena
montañosa
que
se
encuentra
en
la
parte
noroeste
de
Colombia
y
donde
se
encontraron
hace
unos
años
más
de
3.000
motivos
de
arte
rupestre.
Entre
todas
las
figuras
se
pueden
distinguir
humanos
(algunos
con
tres
piernas,
algo
que
ya
sabemos
qué
significa),
animales,
flora
e
híbridos,
de
los
que
ya
hablaremos.
Y,
desde
2018,
un
equipo
de
investigadores
ha
estado
estudiando
estas
pinturas,
así
como
hablando
con
las
poblaciones
indígenas
para
aprender
sobre
estos
motivos.
Y
algo
está
claro:
aparte
de
la
mirada
más
científica,
hay
que
ponerse
en
la
piel
de
los
chamanes
para
poder
desentrañar
algunas
de
las
figuras,
que
datan
de
hace
más
de
11.000
años.
Cotidianidad.
Algo
que
representan
muchas
pinturas
rupestres
son
escenas
del
día
a
día
de
quienes
las
realizaron.
Las
de
la
Serranía
de
La
Lindosa
no
son
menos
y,
así,
podemos
ver
imágenes
de
pesca
o
de
caza.

También
es
posible
ver
siluetas
de
animales
y
es
interesante
que
se
muestran
tanto
de
manera
estática
(por
ejemplo,
un
animal
simplemente
de
pie)
como
de
manera
dinámica
(un
animal
o
grupo
de
animales
corriendo,
bien
en
manada,
persiguiéndose
o
luchando).

Espiritualidad.
La
Serranía
de
La
Lindosa
es
un
Área
Arqueológica
Protegida,
una
categoría
que
el
Instituto
Colombiano
de
Antropología
e
Historia
otorgó
a
893
hectáreas
de
la
zona,
pero
más
que
por
su
valor
histórico,
es
crucial
mantener
las
pinturas
porque
son
de
suma
importancia
para
los
grupos
indígenas
de
la
región.
Son
los
guardianes
de
las
pinturas
—como
también
reflejan
los
investigadores
en
su
estudio—,
pero
también
están
a
salvo
gracias
a
los
espíritus.
Y
es
que
las
pinturas
de
La
Lindosa
tienen
una
enorme
carga
espiritual.


Es
por
eso
que
hay
muchas
representaciones
de
teriantrópodos,
que
son
personajes
con
rasgos
tanto
humanos
como
animales.
Vemos
representaciones
de
aves
y
humanos,
lagartos
con
cabezas
redondas
como
la
de
un
humano,
una
mezcla
entre
un
oso
perezoso
y
un
humano,
un
ciervo/humano
y
otras
figuras
indescriptibles,
pero
con
pene.
¿Slender
Man?
Figuras
como
la
superior
esconden
multitud
de
elementos
que
se
pueden
analizar
de
manera
individual,
pero
esas
mezclas
entre
humanos
y
animales
tienen
que
ver
con
las
creencias
religiosas
de
quienes
realizaron
las
pinturas.
Dentro
de
muchos
grupos
amazónicos
encontramos
la
figura
del
Maestro
de
los
Animales,
que
es
una
especie
de
espíritu
del
bosque
que
protege
y
controla
a
los
animales.

Cazar
también
era
un
pacto
con
estos
espíritus
y
chamanes,
quienes
pintaban
a
los
animales
antes
de
las
propias
cacerías,
puede
que
algo
perjudicados
por
hierbas
y
sustancias
en
trances
ritualizados.
Y
una
de
esas
representaciones
es
justo
la
que
dejamos
sobre
estas
líneas.
En
ella,
podemos
ver
una
figura
humana
con
brazos
exageradamente
largos
que
recuerda
mucho
al
célebre
creepypasta
de
Slender
Man.
Y
puede
que
la
explicación
sea
mucho
más
sencilla
que
la
de «es
un
ser
de
otro
mundo».
En
el
estudio,
los
investigadores
comentan
que
los
informantes
indígenas
cuentan
que
los
chamanes
en
estado
alterado
de
conciencia
a
menudo
se
describían
a
sí
mismos
como
seres
de
extremidades
alargadas,
amén
de
otras
distorsiones
somáticas.
Es
lo
que
explicaría
las
dimensiones
extravagantes.
Trabajo
por
hacer.
Como
son
tantísimos
paneles
repletos
de
arte
(ya
decimos,
son
miles
las
imágenes
que
adornan
la
roca),
los
investigadores
siguen
descifrando
dibujos,
pero
si
algo
tienen
claro
es
que
aún
no
han
podido
establecer
una
cronología.
De
hecho,
en
el
propio
estudio
afirman
que
siguen
en
curso
los
intentos
por
fechar
las
imágenes.
Imágenes
|
MDPI
En
Xataka
|
Menos
trabajo
y
más
cooperación:
la
Prehistoria
no
fue
tan
miserable
como
nos
la
contaron