Agentes de Tráfico de la Guardia Civil han detectado en una semana seis camiones de transporte de mercancías que circulaban por carretera gallegas utilizando gasoil B, subvencionado y de uso exclusivo para vehículos agrícolas y marítimos, en lugar del diésel de tipo A, destinado a la automoción.
Se trata de una práctica que en el caso de los camiones y el resto de vehículos de carretera es ilegal y supone un fraude a la Agencia Tributaria, puesto que el gasoil B es un tipo de carburante más económico que el A debido a que está exento de impuestos, pero no está permitido adquirirlo para dichos motores.
De hecho, para poder lograrlo en gasolineras, la persona o entidad en cuestión necesita la autorización pertinente y ser titular de vehículos para los que está permitido el gasoil B.
Los transportistas cazados por la Guardia Civil trataban así de reducir gastos de manera ilícita evitando pagar los correspondientes impuestos del debido carburante, incurriendo además en una competencia desleal con aquellos profesionales que sí cumplen con la ley.
¿Cómo se distinguen los dos diésel y a qué multas se exponen los infractores?
Si recurrimos al Artículo 3 del Real Decreto 61/2006, por el que se determinan las especificaciones de los diferentes carburantes, se realiza una segmentación entre tres tipos de gasóleo: de clase A o automoción; de clase B, para usos agrícola y marítimo; y de clase C, los gasóleos de calefacción.
Sin embargo, la única diferencia visual entre los dos primeros, tal y como recuerdan desde La Voz de Galicia, es el color. Mientras que el gasóleo A es de un tono amarillo claro, al diésel tipo B se le añaden unos marcadores que le dan un tinte rojo para distinguirlo del A, lo que posibilita la ra´pida identificación por parte de las autoridades.
No obstante, según han explicado fuentes policiales al citado medio, los defraudadores añaden en algunas ocasiones al gasoil B una sustancia que lo vuelve amarillo para camuflarlo, obligando a los agentes a extraer el carburante de los depósitos de los vehículos en plena carretera y agregar unos reactivos que lo devuelven a su color rojo original si se tratase del combustible de clase B.
En dicho supuesto, la multa por fraude oscila entre los 3.600 euros y los 12.000 euros, en función de la potencia fiscal del vehículo denunciado. Grosso modo, las sanciones en el caso de los turismos suelen estar en torno al mínimo de los 3.600 euros, las furgonetas rondan los 7.000 euros y la cuantía máxima, 12.000 euros, suele aplicarse a los camiones. Si se trata de un infractor reincidente por este motivo, la multa se duplica y además se ordena el precinto y la inmovilización del vehículo.
La noticia se conoce en una semana en la que la DGT ha puesto bajo lupa camiones y autobuses en su nueva campaña de vigilancia, enmarcada dentro de la ‘Operación Truck and Bus’ de la organización Internacional de Policías de Tráfico (TISPOL), a fin de controlar que estos vehículos de transporte profesional circulan en condiciones óptimas de seguridad, al igual que sus conductores.
Cabe recordar que este no es el primer suceso de estas características visto en España. Sin ir más lejos, en agosto de 2019 la Guardia Civil de Valladolid y la Agencia Tributaria descubrieron un fraude valorado en 120.000 euros por el uso fraudulento de gasóleo bonificado agrícola.
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