Jueves 7 de octubre de 2021. Un día que para el nutricionista Carlos Ríos “marca el inicio de una REVOLUCIÓN en nuestro sistema alimentario”. ¿El motivo? Se ha presentado una crema de cacao “sin azúcares añadidos” y “sin edulcorantes” fabricada por la empresa Shukran Foods que lleva su firma.
“Vamos a desarrollar más buenos procesados junto a @shukran_foods y a otros fabricantes de comida real de nuestro país para ganarle la partida a los ultraprocesados”, asegura Ríos en su perfil de Instagram, que siguen más de millón y medio de personas. “Vamos a demostrar que una alimentación saludable y placentera es posible. Porque lo más importante son los ingredientes de calidad, la alimentación al servicio de la salud de las personas, bajo esta misión crearemos el supermercado realfooding”.
Ríos presentó su crema en un supermercado Alcampo, en el que se formaron grandes colas entre los seguidores de su “movimiento”, los realfooders, que se llevaban la crema firmada. Desde que presentara el producto, cientos de miles de seguidores han celebrado su llegada, pero algunos de sus compañeros nutricionistas enseguida levantaron la voz de alarma: el producto, aseguran, está incorrectamente etiquetado.
¿Sin azúcares añadidos?
“Para poner ‘sin azúcares añadidos’ nos dice la legislación que el alimento no puede llevar monosacáridos ni disacáridos, ni ningún ingrediente añadido por sus propiedades edulcorantes”, explica la tecnóloga alimentaria Beatriz Robles. “Esto quiere decir que no podemos añadir sacarosa, glucosa, lactosa… Pero tampoco ingredientes como miel, panela, zumo, puré concentrado de frutas, ni puré de dátiles”.
Diversos nutricionistas opinan que la crema de cacao no se puede etiquetar como «sin azúcares añadidos»
La crema de cacao de Carlos Ríos lleva castaña, cacaos y dátiles, un producto que Robles, asegura, es en realidad un “azúcar añadido”.
Como explica Robles, la industria alimentaria suele añadir ingredientes de este tipo en muchos productos y alude que lo están añadiendo con otro propósito tecnológico que no es el de endulzar –porque da color, textura o le aporta fibra–, lo que les permite eludir la legislación. Pero es que el propio Ríos reconoce en el envase de su crema de cacao que “los ingredientes principales son castaña, cacao y dátil, para endulzar de forma natural”.
“En el momento en que declaras que lo usas para endulzar te estás saltando esta parte de la legislación”, asegura Robles. “Es que lo declara abiertamente, que el fin tecnológico es ese”. La etiqueta tampoco recoge el porcentaje de dátiles que contiene el producto que, en opinión de Robles, debería indicarse ya que “está destacando estos por medio de una representación gráfica”.
Carlos Ríos, en conversación con Directo al Paladar, se defiende de las acusaciones: “El dátil claro que tiene un poder endulzante por los azúcares naturales, al igual que la castaña, pero es un ingrediente más. Lo que buscamos con esta crema es un resultado final, que sea lo más saludable posible y sea apetecible. El dátil también aporta fibra, proteínas, antioxidantes, textura y color al producto, es un ingrediente más de la formula”.
“Cambiar la industria desde dentro”
Robles publicó en Instagram sus dudas sobre el etiquetado del producto y le contestó el propio Ríos, pidiéndole “declarar tus conflictos de interés para que la gente sepa de dónde viene este absurdo”. Enseguida, cuenta Robles, recibió un aluvión de mensajes de los seguidores de Ríos, que la calificaban de trabajar para la industria –aunque, en realidad, trabaja para medios de comunicación como El País o RTVE–.
“Hay grandes empresas multinacionales que van perder mucho dinero con este lanzamiento”, asegura Ríos
En Instagram, su principal medio de comunicación, Ríos ha calificado las críticas de Robles y otros nutricionistas como “una reacción de la industria de los ultraprocesados”. Pero son ya muchos los que le han enmendado la plana. Y no solo en lo que respecta al etiquetado.
“No hay minas de azúcar blanco como las hay de sal”, explica el nutricionista Juan Revenga. “El azúcar sale de la remolacha, y sale de la remolacha porque es lo más rentable, pero lo puedes sacar de otros lados, como de los dátiles. Pero es lo mismo”.
Para Ríos, “no hay que ser muy listo para saber que hay muchos interés económicos detrás”. En su opinión, “cada uno puede tener su criterio”, pero su propósito es “hacer que la gente coma más saludable” y “hay grandes empresas multinacionales que van perder mucho dinero con este lanzamiento”.
Entre procesados anda el juego
La crema de cacao de Carlos Ríos no es peor que muchas otras que hay en el mercado. Incluso puede que sea la mejor. El problema, según los nutricionistas consultados, es que se está intentando pasar como saludable o no procesado un alimento que no es ninguna de las dos cosas.
“La peor elección alimentaria es la que haces creyendo erróneamente que es saludable”, asegura Robles
“La peor elección alimentaria es la que haces creyendo erróneamente que es saludable”, explica Robles. “Es lo que pretende la industria siempre. Porque los vas a comer convencido y si no eres consciente de que es un error ni siquiera vas a intentar cambiarlo”.
Al final, según Revenga y Robles, una crema de cacao es una crema de cacao, al igual que un bizcocho es un bizcocho, por muy buenos que sean los ingredientes que se utilicen para elaborarlo. “Es como si hacemos repostería en nuesta casa, donde controlamos la calidad de los ingredientes y las cantidades, pero el alimento que tienes al final es un bizcocho, una crema o un pastel, altísimamente palatable, que tiene azúcares libres, y es una imitación de unos productos que hay ya en el mercado”, apunta Robles. “No es mejor, es un poco menos malo”.
El producto, además, esta siendo promocionado por un personaje muy conocido que ha construido un imperio mediático sobre la base, precisamente, de criticar los alimentos ultraprocesados; llegando incluso a escribir “ultraprocesado” en cientos de post en Instagram de empresas que publicitaban uno u otro lanzamiento.
“Si podemos sacar pizzas que quiten el aceite de palma o las harinas refinadas lo vamos a hacer”, asegura Ríos
En los últimos tiempos, también ha sido muy beligerante con el etiquetado Nutriscore, que sí aparece de forma voluntaria en su crema de cacao. En este sistema se lleva la clasificación A, la más alta, pero, como explica Revenga, en otros sistemas de clasificación saldría peor parado: en el sistema Nova se etiquetaría como “ultraprocesado” y las autoridades chilenas le colocaría una advertencia, “alto en azúcares”.
Para Ríos, es importante ofrecer a la población alimentos procesados que sean saludables y mejoren lo disponible en el mercado: “El objetivo es sacar una gama de productos que mejoren a los ultraprocesados que existen, cambiando los ingredientes y creando buenos procesados. El objetivo es cambiar el sistema aliementario y por eso queremos crear un supermercado introduciendo nuevos productos que hagan que la gente cambie. Y para que la gente cambie y deje de comprar esas cremas ultaporcesados no les puedes persuadir solo diciendo que coman lechuga, hay que dar alternativas saludables dentro de un contexto en el que recomendamos basar la alimentación en comida real. Si podemos sacar pizzas que quiten el aceite de palma o las harinas refinadas lo vamos a hacer”.
El devenir del ‘realfooding’
Carlos Ríos es dietista-nutricionista, pero también, como suele definirse él mismo, “creador del movimiento Realfooding”.
En solo una década, este onubense que acaba de llegar a la treintena, ha construido un imperio en torno a la marca Realfooding que incluye consultas personalizadas en nutrición, una app para el móvil que califica los alimentos, dos libros superventas editados por la editorial Phaidon y todo el trabajo que rodea a un influencer –incluidas las colaboraciones con marcas, que se cuentan por decenas–.
En solo una década Carlos Ríos ha consutruido todo un imperio mediático
La apelación al consumo de “comida real”, con proclamas como “más mercado y menos supermercado”, no tiene nada de novedoso. La mayoría de los mensajes que han hecho famoso a Ríos se pueden encontrar en superventas de la divulgación alimentaria como El detective en el supermercado, de Michael Pollan, editado en español en 2009 –Ríos abrió su cuenta de Instagram en 2016–, y mucho antes en entornos académicos, que llevan décadas alertando de la perniciosa influencia de los productos ultraprocesados en nuestra salud.
La polémica empezó a rodear a Ríos cuando radicalizó su mensaje, criticando no solo a las empresas que fabrican comidas de “mierda”, sino a las personas que aún no han visto la luz y las siguen consumiendo, algo que, alertaron algunos psicólogos, podía contribuir a fomentar trastornos de la conducta alimentaria (TCA).
“Llegó a hacer dúos de vídeos de Tik Tok de gente que come cosas calóricas criticándoles sin que nadie le haya preguntado, señalando todas las calorías que se están comiendo…”, explica Liliana Fuchs, compañera de Directo al Paladar. “Todo esto fomenta la culpa, la obsesión y una mala relación con la comida. Es caldo de cultivo para TCA. Parece que el único problema es estar gordo y que todos los males son de la industria. Dijo que los ultraprocesados son causantes de TCA, cuando por experiencia sé que no tiene por qué ver nada una cosa con la otra. Yo me pegaba atracones de fruta, avena y frutos secos, por ejemplo, y en mi casa jamás entraba bollería o golosinas o snacks”.
“Entiendo el éxito del movimiento, y hay que valorarlo, porque en una parte puede haber hecho que la gente tome conciencia del problema que supone los ultraprocesados en nuestra salud, pero a la vez, por lo que yo conozco, desde fuera, creo que está tomando ciertos tintes sectarios que pueden ser preocupantes”, concluye Robles. “Una serie de ideas que pivotan siempre alrededor de su figura, como si fueran mensajes propios de él y que nadie más hubiera dado nunca. Y sus seguidores ya no compran el mensaje, se quedan con lo que él diga con ese mensaje”.
La crema de cacao no es el primer producto procesado que lleva el sello de Carlos Ríos. Ya lo intentó en 2020 con una crema de cacao bautizada como Ambrosía, que también llevaba dátiles, fabricada por la empresa palentina Paleobull, que la sigue vendiendo pero sin el sello de Realfooding. Desde entonces ha dado su aval a otros productos como un mutabal, un hummus, un gazpacho o un guacamole. Todos ellos productos fabricados en colaboración con la industria alimentaria, a la que Ríos quiere seguir vendiendo su sello –la pasada semana estuvo en Fruit Attraction, la mayor feria del sector hortofrutícula, buscando nuevos clientes–.
“Vamos a dar visibilidad y apoyo a esos producto saludables para que la gente los consuma, vamos a cambiar la industria alimentaria desde dentro”, concluye Ríos.
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