El cáncer de mama es el cáncer más común en las mujeres en España. En lo que va de año, se diagnosticaron 35 mil nuevos casos en nuestro país según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), y se calcula que una de cada ocho mujeres tendrá un cáncer de mama en algún momento de su vida. Sin embargo, presenta una alta tasa de supervivencia: más del 90 por ciento lo superan o se cronifica consiguiendo una gran calidad de vida.
Si bien la mayoría de los cambios que ocurren en la mama durante el embarazo y la lactancia materna son benignos, el cáncer de mama puede aparecer, y de hecho aparece, en mujeres embarazadas y madres recientes que están dando el pecho. Sin embargo, no es algo frecuente: se presenta en aproximadamente una de cada 3.000 mujeres gestantes o en el primer año posterior al parto.
En ambos casos es un diagnóstico difícil de asimilar esperando un bebé o con un bebé pequeño, y las decisiones que habrá que tomar en cuanto al tratamiento.
Lactancia materna contra el cáncer
La lactancia materna reduce el riesgo de sufrir cáncer de mama, especialmente si la mujer amamanta durante más de un año. Según el Código Europeo Contra el Cáncer, esta reducción es de un 4% por cada 12 meses acumulativos.
Pero aunque la lactancia materna es un factor protector, el cáncer de mama también puede aparecer en mujeres que están amamantando a su bebé.
Detectar el cáncer de mama durante el embarazo y la lactancia
El cáncer de mama se origina en el tejido mamario, que está formado principalmente por células mamarias productoras de leche materna y tejido mamario graso.
Debido a los cambios propios que se producen en los pechos durante el embarazo y la lactancia materna, a veces puede ser complicado detectar el cáncer de mama temprano en la mujer. Esto hace que muchas veces el diagnóstico de cáncer de mama se retrase, y al detectarlo se encuentre en un estadio más avanzado, de mayor tamaño y más a menudo con afectación ganglionar.
Durante el embarazo. Se deben realizar revisiones periódicas con el ginecólogo, y si se detecta cualquier alteración en la exploración física de la mama, es preciso realizar las pruebas diagnósticas necesarias sin retrasarlas hasta después del parto.
Durante la lactancia materna. Se deben seguir realizando autoexploraciones frecuentes (una vez al mes con los pechos vaciados) y consultar si se detecta cualquier anomalía. La dificultad que se presenta es que es común que durante la lactancia aparezcan bultos, secreciones o cambios en las mamas que pueden asustarnos.
Es frecuente que mientras damos el pecho se presenten infecciones en los conductos mamarios, -como una mastitis infecciosa-, que producen dolor, enrojecimiento e inflamación de la mama. La mayoría responde al tratamiento con antibióticos, pero el médico deberá descartar cualquier posibilidad de cáncer de mama inflamatorio.
Esta es una forma agresiva, pero rara, de cáncer de mama, que aparece primero como un zona de enrojecimiento e irritación de la piel en lugar de un bulto distinguible. El médico puede indicarte una biopsia de piel o tejido para asegurarse.
Signos de cáncer de mama
Como decimos, durante la lactancia, la mama sufre cambios importantes que pueden confundirse, pero es importante tener en cuenta cuáles son los signos de cáncer de mama que podrían alertarnos y no debemos ignorar:
- Inflamación de la mama o parte de ella.
- Irritación cutánea o formación de hoyos.
- Dolor de mama.
- Dolor en el pezón o inversión del pezón (no confundir con tener pezones invertidos).
- Enrojecimiento, descamación o engrosamiento del pezón o de la piel de la mama.
- Secreción del pezón que no sea leche.
- Bulto en las axilas.
Bultos durante la lactancia materna
Uno de los signos de cáncer de mama puede ser un nódulo parecido al que aparece cuando se obstruye un conducto mamario durante la lactancia materna. Si la obstrucción no se resuelve en 72 horas tras haber tomado antiinflamatorios, aplicar frío y masajes, deberás consultar con el médico para una revisión más exhaustiva.
¿Me pueden hacer pruebas si estoy amamantando?
Las pruebas de diagnóstico de cáncer de mama son compatibles con la lactancia materna.
- Ecografía de mama. Puede realizarse durante la lactancia, ya que no emite radiación.
- Mamografía. También puede realizarse durante la lactancia ya que la radiación ni permanece en la mama ni se excreta por la leche.
- Resonancia magnética (RMN). Se puede realizar durante la lactancia, pero no durante la gestación.
- Biopsia. La biopsia consiste en extraer una pequeña parte del bulto mamario sospechoso, mediante una aguja (biopsia por punción o biopsia con aguja gruesa) o mediante la extracción quirúrgica de todo el bulto (biopsia excisional). Las biopsias son inocuas para las mujeres que amamantan.
¿Puedo seguir dando el pecho?
No es necesario suprimir la lactancia materna al detectarse el cáncer, ya que no se ha observado que las células tumorales se transfieran al feto. Sin embargo, habrá que plantearlo de cara al tratamiento a realizar.
Se deberá suprimir si se administra quimioterapia debido a que los fármacos pasan a la leche materna y tienen efectos secundarios potencialmente graves para el lactante. Sin embargo, hay madres que deciden mantenerla desechando la leche extraída mientras reciben el tratamiento y ofreciéndola cuando ya es seguro.
En la web de referencia e-lactancia.org se pueden consultar la compatibilidad de los tratamientos contra el cáncer de mama con la lactancia materna. Explican con evidencia científica en qué casos se puede seguir dando, y cuándo es necesario suprimir o se puede optar por interrumpirla durante un tiempo.
Lactancia materna tras un cáncer de mama
Tras haber superado el cáncer de mama, la lactancia materna es posible, si la madre así lo desea. Si decide dar el pecho, la evidencia científica señala que es una práctica segura y recomendable tras haber finalizado la terapia.
Según ha explicado Gloria Ortega, especialista de la Unidad de Mama de MD Anderson Cancer Center Madrid,
«Solo en los casos en los que se realiza una mastectomía bilateral (extirpación de ambas mamas) al eliminar por completo el tejido mamario, se elimina la posibilidad de lactancia. Para aquellos en los que realiza una cirugía conservadora, donde únicamente se extirpa parte del tejido mamario, se puede mantener la capacidad de respuesta a estímulos y por tanto, de producir leche. Si además no se ha extirpado el complejo areola-pezón ni los conductos mamarios retroareolares, sería posible también, desde el punto de vista mecánico, amamantar al bebé».
Apoyo para la madre con cáncer
Enfrentarse a un diagnóstico de cáncer mientras la madre está amamantando a su bebé es una situación muy dura de afrontar. Es normal que aparezcan miedos y dudas respecto al tratamiento, sumado al estrés de cuidar a un bebé al que hay que atender.
Por lo tanto, es importante que reciban el apoyo emocional necesario, tanto de su entorno -pareja, familiares, amigos-, como por parte de los profesionales de la salud, para asesorarla y acompañarla en este proceso.