La calçotada es la fiesta gastronómica por excelencia de Cataluña donde, entre noviembre y mediados de abril, es habitual asar esta variedad de cebolla a la brasa en compañía de amigos y siempre con el porrón en la mano.
Ya hace un tiempo os explicamos cómo asar los calçots a la manera tradicional, siempre al aire libre, pero no hay motivo para no disfrutar de esta verdura en casa –más ahora que las reuniones festivas están limitadas–.
Los calçots se asan muy fácilmente en el horno y, aunque se pierdan muchas de las cosas que rodean a una buena comida a la brasa, estamos ante un plato riquísimo que, además, podemos incorporar a nuestro día a día, hoy que es fácil encontrar calçots en buena parte de España (y a un precio asequible).
Buscando en internet información sobre cómo hacer calçots al horno hemos visto que la mayoría de recetas recomiendan pelar los calçots y echarles aceite, pasos que nos parecen del todo innecesarios, teniendo en cuenta que luego vamos a pelarnos. Esta es la receta más fácil que vas a encontrar, con solo un ingrediente: los propios calçots.
En primer lugar, calienta el horno a 200º C, con el ventilador si tienes.
Lava los calçots para retirar la mayor parte de la tierra (pero no te vuelvas loco, como los vamos a pelar, no te la vas a comer). Colócalos en una bandeja para el horno y cúbrelos con papel de aluminio.
Cuando el horno alcance la temperatura, introduce la bandeja a media altura y deja que los calçots se cocinen entre 20 y 30 minutos, en función de la potencia del horno y si tienes o no ventilador.
Pasado este tiempo, extrae la bandeja del horno y deja que reposen sin quitar el papel de aluminio durante 10 minutos.
Sirve acompañado de salsa romesco y recuerda que solo hay que comerse la parte interior. Aunque hay diversas técnicas para pelar los calçots, lo habitual es agarrar con una mano la base de la hortaliza y, con la otra, estirar de las hojas verdes centrales, para extraer la parte más tierna, desechando el resto.
Con qué acompañar los calçots al horno
Los calçots se acompañan siempre de la tradicional salsa romesco, que os recomendamos hacer casera (aunque tiene mil veces más curro que asar los propios calçots), y suelen tomarse como primer plato, al que siguen diversas carnes a la brasa.
Nosotros hemos cocinado a la plancha una butifarra de huevo, tradicional por estas fechas, pero podéis tomarlos con cualquier otra proteína. Como plato único, lo cierto es que los calçots no llenan demasiado, pero siempre puedes hacer más cantidad y atiborrarte.
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