Bugatti
se
ha
sacado
de
la
manga
una
idea
que
parece
de
ciencia
ficción:
en
su
nuevo
hiperdeportivo
Tourbillon
(que
cuesta
unos
3,8
millones
de
euros)
no
hay
altavoces
convencionales:
en
vez
de
eso,
han
recuperado
una
técnica
centenaria
y
la
han
llevado
a
lo
más
alto
del
lujo
automovilístico:
la
piezoelectricidad,
un
descubrimiento
que
busca
convertir
todo
el
interior
del
coche
en
una
caja
de
música
gigante.
La
piezoelectricidad,
descubierta
en
1881
por
Pierre
y
Jacques
Curie
permite
que
ciertos
cristales,
como
el
cuarzo,
generen
electricidad
cuando
se
les
aplica
presión.
Pero
Bugatti
la
ha
dado
la
vuelta
a
la
idea:
manda
una
señal
eléctrica
a
minúsculos
transductores
piezoeléctricos
(como
cristales)
que
ya
no
mueven
imanes
y
membranas
pesadas,
sino
que
envían
vibraciones
directamente
a
la
carrocería
de
carbono
convirtiendo
la
estructura
del
coche
en
una
superficie
sonora
que
reproduce
música.
Aunque
en
el
pasado
Mercedes
intentó
algo
parecido
con
su
sistema «Front
Bass»
en
el
SL
de
2013,
donde
la
estructura
del
coche
complementaba
los
altavoces
convencionales,
Bugatti
fue
mucho
más
allá:
en
su
Tourbillon
ya
no
hay
altavoces
en
ningún
sitio,
lo
que
representa
varias
ventajas
para
este
bólido.
La
primera
de
ellas
es
que
tiene
menos
peso
y
más
espacio
al
eliminarse
altavoces,
cables
y
amplificadores,
lo
que
aligera
el
coche,
aunque
también
apuesta
por
una
estética
limpia
y
minimalista
que
se
aleja
de
la
tecnología
presuntuosa
y
visible
de
hoy
en
día.

En
una
reciente
entrevista
al
CEO
de
la
marca,
Mate
Rimac,
afirma
que
no
sólo
se
ha
solucionado
el
inconveniente
que
supone
el
rugido
del
motor
V6
y
sus
1.800
CV
para
quien
conduce
el
hiperdeportivo,
sino
que,
asegura
que «la
calidad
de
sonido
de
ese
auto
es
de
otro
mundo
en
comparación
con
la
de
un
Chiron».
El
Bugatti
Tourbillon
no
solo
redefine
la
potencia
o
el
diseño
en
los
hiperdeportivos:
plantea
una
nueva
forma
de
experimentar
la
música
en
un
coche:
al
usar
la
ciencia
decimonónica
de
los
Curie
para
transformar
la
carrocería
en
un
altavoz,
Bugatti
pone
el
acento
en
la
innovación
más
pura.
Tecnología,
arte
y
lujo
se
mezclan
en
una
caja
de
música
viviente
para
ofrecer
algo
que
pocos
han
imaginado:
una
maravilla
técnica
envuelta
en
elegancia,
sin
altavoces
pero
con
mucha
voz.
Foto
de
Agent
J
en
Unsplash
|
Foto
de
cody
reed
en
Unsplash
En
Trendencias
|
Aston
Martin
lleva
el
furor
de
sus
coches
a
tu
muñeca
con
un
reloj
de
lujo
que
es
tan
sofisticado
y
complejo
como
sus
motores
En
Trendencias
|
Japón
lleva
su
obsesión
por
el
anime
hasta
a
los
coches:
así
es
la
cultura
Itasha
donde
los
otakus
combinan
motores
y
waifus