El rapero norteamericano sampleó esa pieza del grupo rock psicodélico liderado por Luis Alberto Spinetta para crear Stepdad, una composición agria y resentida sobre una relación deshilachada con su padrastro. O una creación en las antípodas del amor con proyección ecologista que subyace en el original.
A la hora de disponerla en plataformas de streaming, Eminem no sólo reconoció el crédito a Spinetta, autor de la letra, sino también al tecladista Carlos Cutaia y al baterista Black Amaya, como coautores de la música de la novena canción de Pescado 2 (1972) y la que cierra el lado 2 del primer disco.
Es una creación de letra corta y con un riff muy reconocible, que el teclado y la batería acompañan en su andar serpenteante. Su escucha atenta sugiere que se trata de una creación colectiva que se disparó por un motivo musical puntual (el mismo riff, una insinuación de teclado, un ritmo).
Black Amaya, el baterista de todas las formaciones de Pescado Rabioso, fue contactado por VOS para eche luz sobre todo: el contacto de Eminem y, por supuesto, la composición de Ámame petiribí
“Hará más de tres meses que me llamó una productora a casa y me dijo que se contactaba conmigo porque los autores de Ámame petiribí, la canción que necesitaba, éramos Spinetta, Cutaia y yo. Después me puso al tanto de que la familia de Spinetta ya había autorizado todo y que sólo faltábamos Carlos y yo. Fue una sorpresa inmensa y algo curioso, porque últimamente me rondaba la idea de tocar ese tema con mis compañeros de hoy”, precisó Amaya desde su casa en la provincia de San Luis.
“Me habían llamado, todo bien, pero como soy un poco pesimista, pensé que todo se iba a diluir. Y de repente, el viernes pasado empecé a recibir cosas buena onda tipo “Black, ¿viste lo de Eminem? ¡Qué groso! y otras bastante raras como la idea de que era un plagio. Hay gente que se cree guardiana del rock, una locura. Yo estoy recontento”, añadió.
–¿Qué es lo primero que pensás en una situación así?
–Me pasó lo mismo que cuando me mostraron en un celular la foto de Robert Plant con la remera de Pescado Rabioso. Miré al cielo y dije “Luisito, ¿viste esta locura?” Porque con el Flaquito escuchábamos mucho a Led Zeppelin por aquellos años. Pasó lo mismo ahora, le agradecí a Luis. Mirando al cielo dije “¡Cómo me gustaría que estés acá!” Porque él se hubiera enganchado con esta situación.
–¿Por qué creés eso?
–Porque el uso de la música la hace un tipo muy talentoso. Pude ver la película de Eminem y conocer su historia. Se la tuvo que jugar en muchos momentos de su vida. Sé que el tipo es groso. Estoy al tanto de que pusieron por ahí “qué contenta la familia y los otros con los millones que va a ganar”. Y nada que ver. Jamás pensé en cuánto voy a ganar. Esto es más emotivo. Por ejemplo, a partir de esto me llamó un explomo de Pescado que vive en Estados Unidos desde hace muchos años. Me contó que se emocionó mucho con este asunto… Era nuestro plomo y se acordaba del tema, de cuando le llevaba con cuidado el teclado a Cutaia. Me dijo que le mostró el original a las hijas y a un compañero de trabajo rapero y que todos alucinaron.
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–¿Qué recordás de las creaciones de “Pescado 2” en general y de “Ámame petiribí” en particular?
–En Pescado 2 se perfilaba que Luis estaba pasando más a lo suyo, al tema de las melodías y de un rock más elaborado. Con una base bastante sencilla, igual. Por otro lado, se consolidó Cutaia, que años antes había sido el director musical de (el musical) Hair. Pescado era como una unión rara, una mezcolanza bastante linda. Cada cual tenía una procedencia social distinta, pero nos juntábamos a tocar y todo fluía. Muchos temas salían de improvisaciones.
–¿Fue el caso de “Ámame petiribí”?
–En Ámame petiribí arrancó Luis con una rítmica tarareada. Las cosas empezaban así: con Cutaia enganchándose con algo que ya desarrollábamos con Luis o conmigo sumándome mientras ellos iban buscando acordes. Con el ritmo yo insinuaba cortes o partes. La letra, obvio, era de Luisito. Buscaba nombres de arbolitos. Recuerdo que le preguntamos “¿Qué es el petiribí?”, y él contesto que podía ser el palo borracho. Era muy leído Luisito. No era del campo pero conocía todo.
Más allá de la inquietud botánica de Spinetta, “petiribí” es una palabra graciosa. Su uso, de hecho, sugiere que era producto tanto de un vocabulario frondoso como de chiste interno. Y que si bien Pescado estaba atravesado por la poesía, la creación incontenible y la locura, también lo estaba por el buen humor. “Hay algo de eso, sí. Pero por sobre todo destaco a Luisito hablando del amor. Porque en Ámame petiribí las estrofas están rematadas por la parte rockera con esa alusión a un manera de amar que ni una chica te podría dar”, señala Black, quien a su vez recuerda que ésta es una canción de letra corta que le remite a la primera formación.
“Porque al tema ya lo habíamos tocado en otra versión cuando éramos trío con Bocón (Osvaldo Frascino, bajista). En esa época también salió Credulidad. Me encantaba esa formación, había un núcleo lindo. Luis siempre esperaba a ver qué hacías o cómo reaccionabas a su primera idea, y capitalizaba el resultado, no lo diluía. Y era generoso a la hora registrar, porque me consideraba autor en un tema en el que yo sólo había empezado un ritmo”, se explaya.
–El jueves Spinetta cumpliría 70 años. ¿Cómo te pega esa fecha?
–Yo también soy del ’50… Cumplo 70 en agosto… No sé, como estoy en el campo, el tiempo transcurre despacio y tengo margen para pensar y repensar todo. Entonces, cuando me acuerdo de Luisito, me emociono; y cuando me acuerdo de Pappo, me río. Agradezco haberlos tenido como socios. Acá tenemos una planta, una madreselva, a la que le hablo permanentemente. Y cada tanto, miro al cielo y pregunto “¿Luisito como estamos con la planta?” Entre miles de historias para recordar, prefiero decir que Luisito dejó una escuela. Uno crecía o crecía a su lado. Siempre estaba tirando data. Sin embargo, hubo gente que no la cazó. Además, está la cuestión humana.
–¿Qué podés al respecto?
–Mirá, después de la separación de Pescado, estuve en España por unos años y cuando volví, mi vieja me dijo “te vino a buscar Luisito, dijo que pases a verlo”. Y fui, y resulta que era para que le firme las planillas de autoría de todos los temas en los que había participado.
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Un arreglo como corresponde
Catarina Spinetta, protectora del legado de su padre, dijo que por la utilización de Ámame petiribí “se arregló el porcentaje que se debía pagar”.
“El loop está en toda la canción, no sólo en una parte. Así que se arregló un buen porcentaje, lo que corresponde en estos casos. A diferencia del sample de A Tribe Called Quest de Ruido de magia, que lo escuchamos y dijimos: ‘este es papá, esto es Invisible’ y fuimos a reclamar (y lo reconocieron y acordaron lo que correspondía), ahora llegó el pedido formal de inclusión a través de Sony Music y Peer Music, que representa la parte editorial” especificó en diálogo con Télam.
“Nos pasaron el tema sin el título, recién hoy (por el viernes) me enteré que se llama Stepdad. Después de varias idas y vueltas a nivel formal entre Sony y Peer, me dijeron que no me podían mandar la canción por cuestiones de seguridad. Y lo que hicieron fue llamarme y ponerme el tema en el oído. Me llamaron de Shaddy Records, el sello de Eminem. Estábamos en el cumpleaños de Vera (Spinetta) cuando le conté a toda la familia que querían utilizar Ámame Peteribí”, cerró.
Fuente: vos.lavoz.com.ar