El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este jueves que no ve que haya una «posibilidad real» de que Rusia use armas nucleares, después de las advertencias del Kremlin por el posible envío de aviones de combate F-16 a Kiev y poco antes de que el mandatario ruso, Vladimir Putin, alertara que el ingreso de Ucrania a la OTAN «provocaría tensiones adicionales en el mundo»
«No creo que haya una posibilidad real de que Putin use el arma nuclear. No solamente Occidente, sino también China y el resto del mundo dijeron: ‘no se adentren en ese terreno'», declaró Biden en una conferencia de prensa en Helsinki junto a su par finlandés Sauli Niinisto, después de participar en la cumbre de la OTAN en Lituania.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, advirtió que los F-16 que los países occidentales podrían enviar a Ucrania, después de que Estados Unidos aprobara su transferencia, son considerados una «amenaza nuclear» por Moscú porque tienen capacidad de cargar armas atómicas.
«Consideraremos el hecho de que las fuerzas armadas de Ucrania tengan tales sistemas como una amenaza de Occidente en el ámbito nuclear», declaró el ministro en una entrevista difundida con el diario online ruso Lenta.
«Rusia no puede ignorar la capacidad de estos aparatos para transportar cargas nucleares», destacó el jefe de la diplomacia rusa, que afirmó que Moscú advirtió a Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.
Por otra parte, Biden dijo que Putin «ya perdió la guerra» en Ucrania y consideró que el mandatario no podrá sostener el conflicto durante años por falta de recursos.
«No hay posibilidad de que gane la guerra en Ucrania», aseguró.
Bombas de racimo enviadas por otros países ya están en Ucrania, según EEUU
Las bombas de racimo que prometieron Estados Unidos y otros países a Ucrania ya fueron recibidas por el Gobierno de Kiev, informó este jueves el Pentágono.
«Hay municiones en racimo en Ucrania en este momento», dijo el director del Estado Mayor Conjunto para Operaciones, teniente general Douglas Sims, en conferencia de prensa.
Además, aseguró que Kiev recibió esas municiones de parte de terceros países antes de que Estados Unidos entregara su parte, según la agencia de noticias Sputnik.
Sin embargo, no aclaró si las tropas ucranianas ya las habían utilizado.
La semana pasada, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que Washington proporcionaría bombas de racimo a Ucrania de forma temporal mientras la base industrial estadounidense produce más proyectiles de artillería de 155 milímetros.
El presidente demócrata explicó que había consultado su decisión con los aliados y socios de Washington y que éstos habían entendido el motivo.
La bomba de racimo, conocida también como «cluster», de dispersión o fragmentación, es un arma que puede ser lanzada en caída libre por aviones, artillería y misiles.
Contiene un dispositivo que se abre en el aire y libera cientos de pequeñas minibombas que se dispersan en un radio de hasta 400 metros, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Estados Unidos considera que estas armas son una forma de proporcionar a Kiev la munición que necesita urgentemente para reforzar su ofensiva y atravesar las líneas del frente ruso.
Los dirigentes estadounidenses debatieron durante meses esta cuestión, antes de que Biden tomara la decisión.
«Joe Biden no debería arrastrarnos más hacia la Tercera Guerra Mundial enviando municiones de racimo a Ucrania: debería intentar poner fin a la guerra y detener la horrible muerte y destrucción que está causando una administración incompetente», dijo el expresidente Donald Trump.
Por su parte, organizaciones de derechos humanos criticaron la decisión de Biden, señalando que al menos 149 civiles murieron o resultaron heridos en todo el mundo por este tipo de armas en 2021, según la organización Cluster Munition Monitor, según el diario británico The Guardian.
Biden describió la decisión de suministrar los proyectiles como «muy difícil», citando su historial de muerte de civiles.
Más de 120 países -pero no Estados Unidos, Rusia ni Ucrania- firmaron una convención internacional que prohíbe la producción de municiones de racimo y desaconseja su uso.
Tanto Moscú como Kiev utilizaron esas municiones durante la guerra, y funcionarios regionales ucranianos acusaron periódicamente a las fuerzas rusas de utilizarlas contra la población civil.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, agradeció ayer a Biden la ayuda militar estadounidense y afirmó que los envíos de las controvertidas municiones de racimo contribuirán a la lucha de Ucrania contra Rusia.
Ambos se reunieron durante la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebrada en Lituania, en la que los países occidentales se comprometieron a suministrar armas y municiones para luchar contra la invasión rusa.
En tanto, Rusia advirtió hoy que «el posible uso de bombas de racimo en el conflicto cambia la situación y, por supuesto, obliga a Rusia a tomar ciertas contramedidas».
Las advertencias, formuladas por el canciller Serguei Lavrov y el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, se conocen después de la cumbre en Lituania.
A la vez, consideró que la contraofensiva ucraniana para recuperar territorios conquistados por Rusia debería derivar en negociaciones para poner fin al conflicto.
«Mi esperanza y mi expectativa son que Ucrania realice avances significativos en su ofensiva y que eso conduzca a una solución negociada en algún momento», declaró.
Poco después, Putin minimizó el impacto que está teniendo en el terreno la asistencia militar de Occidente a Ucrania.
Los misiles occidentales «causan daños, pero no está sucediendo nada crítico en las zonas de combate donde se han utilizado. Lo mismo ocurre con los tanques de fabricación extranjera», afirmó en una entrevista a la televisión estatal.
Por otro lado, afirmó que la eventual adhesión de Ucrania a la OTAN «volverá más vulnerable al mundo y provocará tensiones adicionales en la escena internacional», en su primera reacción a lo debatido esta semana por los líderes de la alianza militar en la cumbre de Lituania.
«En cuanto a la membresía de Ucrania en la OTAN, lo hemos debatido en repetidas ocasiones, esto crea amenazas para la seguridad de Rusia», dijo el mandatario a la televisión estatal y recordó que esa posible adhesión fue uno de los motivos esgrimidos cuando lanzó la invasión a larga escala en febrero del año pasado.
«Por lo tanto, no veo nada bueno en ello», manifestó el presidente como respuesta a lo decidido en la cumbre de la OTAN en Lituania, donde Ucrania recibió un apoyo para ingresar a la alianza, pero sin una hoja de ruta concreta.
Además, en esa cita los líderes del G7 (que agrupa a los países más ricos del planeta) se encontraron con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, y anunciaron un plan de apoyo militar a largo plazo que incluye la entrega de equipamiento bélico.
Esto no incluye la asistencia que brindan de forma bilateral los países, como las controvertidas bombas de racimo enviadas por Estados Unidos que hoy comenzaron a llegar a Ucrania, según indicó un general del país que desde hace más de 500 días resiste la invasión rusa.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que el uso de esas armas, que desperdigan submuniciones en un vasto terreno, obligaría a Rusia a «tomar ciertas contramedidas», que serán decididas por sus fuerzas armadas.
Tras el fin de la cumbre de la OTAN, Rusia lanzó una serie de ataques aéreos contra Ucrania, que aseguró por su parte haber destruido 20 drones explosivos y dos misiles de crucero rusos.
Los bombardeos nocturnos dejaron al menos cuatro heridos en Kiev, según las autoridades.