Vender
humeantes
cuencos
de
sopa
parece
no
salir
a
cuenta.
O
eso,
al
menos,
es
lo
que
se
desprende
de
una
realidad
que
está
hundiendo
entre
fideos
y
caldos
a
algunos
hosteleros
japoneses.
Lo
curioso,
como
indica
Teikoku
Databank,
es
que
la
restauración
de
varias
velocidades
se
está
cobrando,
inflación
mediante,
a
los
restaurantes
de
ramen.
Tanto
como
para
que,
en
algunos
casos,
el
aumento
del
precio
de
la
energía
y
de
las
materias
primas
hagan
insostenibles
algunos
locales.
Lo
cifran
fuentes
de
Teikoku
Databank
en
hasta
49
cierres
por
bancarrota
en
la
ciudad
de
Tokio
a
mediados
de
2024.
Indican,
además,
que
se
produce
una
trinidad
que
está
comiéndose
los
márgenes
de
restaurantes
que,
de
por
sí,
necesitan
ser
accesibles
para
triunfar.
Ingredientes,
mano
de
obra
y
electricidad
son
los
tres
arietes
que
están
derribando
la
puerta
de
algunos
restaurantes,
llevándolos
a
la
quiebra.
En
cifras,
como
recoge
The
Washington
Post,
el
coste
de
estos
gastos
se
ha
multiplicado
por
10
en
apenas
tres
años.
Un
incremento
inasumible
que
tiene
dos
salidas.
O
aumentar
el
precio
o
cerrar
el
negocio.
El
aumento,
explican,
es
la
primera
parte,
repasando
los
comentarios
de
un
hostelero
que
se
vio
obligado
a
subir
los
precios
de
50
yenes
(apenas
30
céntimos
de
euro)
hasta
los
1.000
yenes
(unos
seis
euros),
una
cantidad
que
resulta
aberrante
para
la
mente
del
japonés
ante
lo
que
se
considera «el
muro
de
los
mil
yenes».
No
obstante,
no
se
puede
generalizar
con
la
bancarrota,
a
pesar
de
que
el
número
de
establecimiento
que
han
cerrado
por
esta
causa
en
2024
supongan
un
30%
más
de
cierres
que
en
2023.
Contando
todo
Japón,
se
calculan
unos
21.000
establecimientos
enfocados
a
este
tipo
de
platos
en
el
país,
por
lo
que
49
bancarrotas
representan,
en
teoría,
una
gota
en
el
océano.
Pero
lo
cierto,
más
allá
del
dato
que
pudiera
resultar
anecdótico,
está
en
la
sintomatología
inflacionista
de
un
Japón
que
no
sabe
cómo
hacer
frente
a
una
realidad
en
la
que
llevaba
sumido
años:
la
estanflación,
una
mezcla
de
estancamiento
e
inflación.

Un
bol
de
sopa
ramen.
©Ramen
Matsui.
En
este
sentido,
Japón
habitaba
en
una
burbuja
económica
donde
el
gasto
público
y
privado
era
muy
contenido,
por
lo
que
la
inflación,
aún
subiendo,
lo
hacía
a
muy
pequeña
escala.
Se
generaba
así
un
círculo
vicioso
donde
el
consumo
se
paraliza,
la
economía
lo
sufre,
ralentizándose,
hasta
este
repentino
auge
donde
el
precio
de
la
energía
ha
disparado
los
costes
y
que
ahora
destapa
las
costuras
de
la
cuarta
economía
del
mundo,
atenazada
ante
la
pérdida
de
competitividad.
A
ello,
en
términos
económicos,
se
debe
sumar
la
debilidad
del
yen
frente
a
otras
monedas
extranjeras,
especialmente
el
dólar,
haciendo
que
la
balanza
de
importaciones
y
exportaciones
de
Japón
sufra
por
su
dependencia
exterior,
especialmente
de
energía
procedente
de
combustibles
fósiles.
Una
tormenta
perfecta
que
topa
con
el
muro
de
los
mil
yenes
del
ramen
y
que
hace
imposible
la
viabilidad
de
algunos
negocios
que
ven
que,
o
saltan
el
muro,
o
se
estrellan
contra
él.
Imágenes
|
Katsumoto
Japan
/
Ramen
Matsui
En
DAP
|
Cocina
japonesa
En
DAP
|
Recetas
de
sopas