Aumentar la fuerza de agarre no es solo una cuestión de vanidad: estos tres ejercicios marcarán la diferencia para seguir progresando en el gimnasio

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Cuando vamos al gimnasio o hacer ejercicio en casa, siempre anteponemos el volumen de los brazos como objetivo, sin embargo, en cuanto al trabajo de esta parte del cuerpo se refiere, olvidamos un factor que ayudará a aumentar la fuerza de agarre: un elemento que no es algo superficial para presumir en el gym, sino que puede cambiar mucho tu rendimiento y hasta tu salud.

Mejorar esta capacidad te ayuda a manejar cargas más pesadas, evita que tus manos te limiten en ejercicios clave, y lo que es más importante, refuerza un indicador físico que va más allá de la estética.

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Para muchos, el agarre se subestima, pero entrenarlo no solo fortalece los antebrazos, sino que también contrarresta el daño que provocan horas de teclear o deslizar el dedo sobre la pantalla. Esa fuerza tiene un impacto mayor en la salud: estudios incluso lo relacionan con la resistencia a lesiones, con evitar problemas de tendones y con una mejor salud a largo plazo.

Si tus manos aguantan, es muy probable que también tu cuerpo esté en buen estado. Además, una fuerza de agarre limitada puede ser precisamente lo que te impide progresar en ejercicios como dominadas, remos o peso muerto.

Para mejorar esa fuerza con efectividad, se pueden incorporar tres ejercicios muy potentes a la rutina habitual, sin necesidad de dedicar horas extra. Uno muy clásico es la caminata del granjero («farmer’s walk»), donde sostienes mancuernas pesadas en las manos y caminas varios metros. Este movimiento no solo trabaja agarre, sino también la estabilidad del core y la postura.

Otro ejercicio excelente es colgarse de una barra («dead hang»): simplemente te sujetas de una barra con los brazos estirados todo el tiempo que puedas. Esto desarrolla la capacidad de mantener la sujeción bajo tensión y entrena el agarre soporte. Por último, un movimiento más técnico es el pinch grip, que consiste en coger discos por su canto con los dedos y el pulgar. Así trabajas el agarre de pinza, que es clave para determinados movimientos y para mejorar la destreza.

Además, se pueden usar herramientas simples para entrenar el agarre en cualquier momento: apretar bolas de goma o dispositivos de mano, porque no tiene que ser un trabajo súper complejo.

Entrenar la fuerza de agarre no es vanidad porque no es solo para lucir antebrazos de escultura griega, sino para ser más fuerte, más funcional y más resistente. A largo plazo, puede ser una inversión real en tu salud y en tu rendimiento en el gimnasio.

Foto de Kobe Clata en Unsplash

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