En
verano
es
habitual
que
aparezcan
los
incómodos
calambres
musculares,
sobre
todo
si
realizamos
deporte
en
condiciones
de
mucho
calor.
Esas
contracciones
involuntarias
y
dolorosas
se
producen
habitualmente
en
gemelos,
cuádriceps
o
isquiotibiales
y
aunque
suelen
durar
poco
tiempo,
pueden
dejarnos
fuera
de
juego
durante
varios
minutos.
Pero,
¿por
qué
ocurren
y
cómo
se
pueden
evitar?
Calambres
musculares:
por
qué
ocurren
y
cómo
se
pueden
evitar

La
creencia
popular
apunta
que
los
calambres
surgen
principalmente
por
deshidratación
o
pérdida
de
minerales
como
el
potasio
o
el
magnesio,
especialmente
cuando
se
practica
deporte
en
ambientes
calurosos.
Sin
embargo,
aunque
estos
factores
influyen,
no
son
la
única
explicación.
Según
las
investigaciones
científicas,
uno
de
los
principales
motivos
por
los
que
se
producen
calambres
está
relacionado
con
la
fatiga
muscular
excesiva.
Cuando
un
músculo
está
agotado
por
el
esfuerzo
prolongado
o
por
una
actividad
más
intensa
de
lo
habitual,
aparecen
alteraciones
en
la
forma
en
que
se
envían
las
señales
nerviosas.
Esta
descoordinación
neuromuscular
puede
generar
calambres
dolorosos.
Otro
factor
a
tener
en
cuenta
es
la
falta
de
adaptación
al
ejercicio.
Personas
que
empiezan
a
hacer
ejercicio
después
de
periodos
de
inactividad
o
que
incrementan
bruscamente
la
intensidad
y
duración
de
su
entrenamiento
son
más
propensas
a
sufrir
calambres
musculares.
La
solución
pasa
por
una
adaptación
progresiva,
aumentando
poco
a
poco
el
nivel
de
esfuerzo.
Respecto
a
la
deshidratación
y
los
electrolitos,
aunque
juegan
un
papel
importante,
su
influencia
no
es
tan
decisiva
como
se
creía
tradicionalmente.
Es
cierto
que
mantener
una
correcta
hidratación
y
reponer
minerales
a
través
de
bebidas
isotónicas
puede
ayudar
a
reducir
la
probabilidad
de
sufrir
calambres,
especialmente
en
actividades
prolongadas
o
en
condiciones
extremas
de
calor.
El
tratamiento
inmediato
cuando
aparece
un
calambre
muscular
consiste
en
estirar
suavemente
la
musculatura
afectada,
aplicando
masajes
ligeros
en
la
zona
para
facilitar
el
alivio
del
dolor.
También
es
recomendable
suspender
temporalmente
la
actividad
física
hasta
que
el
dolor
desaparezca
completamente,
evitando
así
posibles
complicaciones.
La
mejor
manera
de
prevenir
los
calambres
es
preparar
adecuadamente
el
cuerpo.
Esto
incluye
realizar
calentamientos
previos
al
ejercicio,
estirar
después
de
las
sesiones
de
actividad
física
y
adaptar
el
esfuerzo
físico
progresivamente,
evitando
cambios
bruscos
en
la
intensidad.
Asimismo,
mantener
una
hidratación
adecuada
y
reponer
electrolitos
en
actividades
largas
también
es
recomendable.
Finalmente,
cabe
recordar
que
aunque
la
mayoría
de
calambres
son
episodios
puntuales
y
poco
graves,
si
estos
se
repiten
frecuentemente
o
duran
demasiado
tiempo,
es
aconsejable
consultar
a
un
especialista.
Podrían
indicar
alguna
condición
médica
subyacente
o
deficiencias
específicas
que
deben
ser
evaluadas
y
tratadas
por
profesionales
de
la
salud.
En
Vitónica
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Así
puede
ayudar
tu
dieta
a
prevenir
calambres
musculares
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