El confinamiento ha sido una experiencia que a todos nos ha marcado de formas diferentes. Muchos se animaron a hacer deporte en casa, para aprender algún hobby o para cocinar y hornear como nunca, y hay quien aprovechó para sacar a relucir toda su creatividad uniendo varias pasiones. La japonesa Manami Sasaki decidió poner todo su talento artístico en las tostadas del desayuno, deslumbrando al mundo con su increíble belleza comestible a través de las redes sociales.
No es la primera vez que vemos un derroche de creatividad expresado a través de la humilde tostada de pan blanco. Tan aburrida en soledad, convertida en un alimento poco agradable y de fama discutible por culpa del pan de molde industrial, la sosa y blandurria rebanada es en realidad el lienzo perfecto.
De miga prieta, fondo blanco, textura plana y consistencia sólida, ofrece mucho juego también con el tostado, antes y después de añadir los ingredientes. Pero sin duda son estos los que permiten hacer volar la imaginación para crear piezas que, además de apetecibles, sean visualmente atractivas. Es el llamado toast art y triunfa particularmente entre artistas asiáticos, sobre todo nipones.
Arte, diseño y cultura japonesa
Manami Sasaki es una artista y diseñadora e ilustradora multidisciplinar que, como millones de personas en todo el mundo, tuvo que adaptarse a nuevas rutinas cuando su empresa implantó el teletrabajo a raíz de las medidas de confinamiento adoptadas en Japón para frenar la pandemia de la covid-19.
La autora confiesa que le costó superar la pereza matutina, así que buscó una forma de motivarse y animarse a trabajar desde casa sin perder la inspiración que exige su trabajo. El desayuno siempre ha sido su fuente de energía matutina, así que empezó a decorar sus tostadas habituales reproduciendo diferentes diseños con la combinación de ingredientes cotidianos.
Y también como millones de personas, empezó a compartir sus peculiares piezas en su cuenta de Instagram, hasta entonces ocupada con sus trabajos profesionales, como ilustraciones o acuarelas de moda. Ya con la tostada inaugural hacía toda una declaración de intenciones, pues sería «una actividad matutina para no ser perezosa trabajando desde casa».
Sasaki bautizó su serie, aún abierta, como Asagohan Stay Home, o ‘desayuno quédate en casa’, y se propuso dedicar cada tostada a un tema concreto, siempre con ingredientes que tuviera habitualmente por casa y que fueran agradables de comer. Porque, al fin y al cabo, se trataba de recargar energías tanto mentales como físicas, y ella no perdona el desayuno.
Aquella primera creación la dedicó a algo tan japonés como el árbol y las flores de sakura, el cerezo, presente en multitud de imágenes niponas tanto por su belleza natural como por su sabor y aroma. Este año no se pudo disfrutar de la tan querida tradición de contemplar la floración del sakura en compañía de familia y amigos, así que esta era su particular homenaje a todo un símbolo de la cultura japonesa.
La publicación fue todo un éxito y no hizo más que multiplicar seguidores en Instagram a medida que la serie fue aumentando con nuevas obras en los días sucesivos. La cuenta de Sasaki es hoy toda una galería de arte que maravilla por su belleza y minuciosidad, y que también abre el apetito.
Al ganar notoriedad internacional, la artista se animó a compartir sus publicaciones también en inglés y a tener en cuenta el público foráneo para difundir aspectos clave de la cultura y el arte japonés, con numerosos guiños también a autores internacionales que han sido clave en su formación como artista.
De esta forma podemos ver reproducidas con sorprendente detallismo obras de artistas como Picasso, Mondrian o Hartmut Böhm, pero también portadas míticas de revistas, personajes de manga y cuentos infantiles, símbolos, patrones de escuelas de diseño o creaciones propias. Incluso ha dedicado una tostada al póster de la película ‘Langosta‘ (The Lobster) o a Pantone y sus paletas de color.
Aunque las tostadas que reproducen con increíble exactitud piezas célebres son muy llamativas, destacan más aquellas que son diseños genuinos de la artista, como el sencillo -que no simple- jardín zen, o el homenaje al kintsugi, una técnica tradicional japonesa que consiste en reparar la cerámica rota uniendo las fracturas con oro.
Una deliciosa inspiración
Quizá una de las claves del éxito que ha tenido esta serie de tostadas artísticas es que no pierde de vista su finalidad: ser devoradas con gusto. A diferencia de otras obras virales, son piezas con sentido gastronómico, combinando ingredientes en ocasiones atrevidos, pero que funcionan en el paladar. En otras palabras, dan ganas de comerse la pantalla. Si superas el reparo de destruir tan bellas obras de arte efímero, claro.
Las tostadas además tienen una doble vida, ya que la autora siempre las pasa por el horno tostador antes de comerlas. De forma intencionada, busca emplear materias primas que cambien con el calor, para generar una segunda versión de la obra antes de comerlas. El queso se funde, las verduras se tuestan, las algas se deshacen… toda la pieza se transforma.
Entre los ingredientes que emplea encontramos productos comunes como frutas y verduras, queso crema o crema agria, margarina, mermelada, queso, aguacate, mayonesa, salsa de tomate o albahaca fresca. También utiliza productos más japoneses, como algas, té matcha, diminutas gambas, ikasumi o tinta de calamar.
Suele acompañar cada imagen con una descripción del tema, su relación personal con ello o el motivo por el que lo ha elegido, y los ingredientes que ha utilizado. A menudo añade un pequeño comentario sobre la cata y aporta ideas para sustituir ciertos productos, animando a que todos sus seguidores prueben también en casa.
Así, a lo largo de todas estas semanas, Manami Sasaki ha continuado inspirando al mundo con su indudable talento y creatividad, contagiando a otros creadores o aficionados a compartir sus propias obras. Son muchos los que han seguido su ejemplo subiendo sus tostadas artísticas a las redes, alimentando cada día ese espíritu de encontrar el arte en lo más cotidiano, aunque sea puramente efímero, y delicioso.
Fotos | Manami Sasaki
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