Australia es un país continente, con áreas muy pobladas y otras en las que tu vecino más próximo está a 10 km. Las distancias también tienen otras escalas. Cruzar el país de una puna a la otra puede llevar unos tres días. Y en las zonas menos pobladas, los núcleos habitados suelen estar separados por enormes distancias, lo que puede dificultar la prestación de servicios como la atención médica.
El Dr. Michael Livingston es un médico de la zona rural de Australia Occidental y lo sabe muy bien. Las largas distancias y la falta de servicios médicos en las zonas rurales del país es lo que ha llevado este médico ha luchar contra el Departamento de Transporte local para que su Nissan GT-R sea homologado como vehículo de emergencia, según informa ABC.
El Dr. Livingston presta servicios médicos en un par de clínicas en las ciudades de Ravensthorpe y Hopetoun, en Australia Occidental. Las dos localidades, a 50 km la una de la otra, están a unos 500 km de la capital del estado, Perth.
Entre los dos pueblos, no llegan a los 3.000 habitantes. El personal y las instalaciones médicas son más bien limitadas. A menudo, Livingston tiene que responder a emergencias médicas en el Centro de Salud local de Ravensthorpe, que no cuenta con un médico de guardia.
El pasado mes de marzo, el Dr. Livingston respondió a una llamada de emergencia en Ravensthorpe. Un bebé de un año había dejado de respirar. Condujo «a toda velocidad» en su propio coche para llegar al niño que se estaba poniendo azul en el centro de salud a 50 km (unos 30 minutos en coche respetando los límites de velocidad) de Hopetoun.
Explica que todo el tiempo se preguntaba si llegaría a tiempo. Afortunadamente, llegó a tiempo y pudo estabilizar a la pequeña Ava, que fue evacuada al hospital de Perth por avión por el Royal Flying Doctors Service.
¿Carta blanca para correr o necesidad real?
Más allá de querer homologar su Nissan GT-R personal como vehículo de emergencia, parte de su acción sirve para llamar la atención del público australiano sobre las carencias de los servicios de salud de zonas remotas. Entre ellas la falta de personal médico que le obliga, a él y a otros médicos, a cubrir áreas, en ocasiones, grandes como una provincia española pero con menos de 3.000 habitantes.
En ocasiones, la rapidez de respuesta es esencial para salvar una vida. Y, en carretera, un Toyota Land Cruiser ambulancia al que abran paso nunca será tan rápido como un deportivo. Por eso, cuando un helicóptero no puede acceder o volar a una zona, en algunos países usan deportivos para transportar órganos para transplantes, como en Italia con los Lamborghini de la Polizia o el Nissan GT-R de la Guardia Nacional Republicana en Portugal.
Sin embargo, su petición ha sido rechazada en numerosas ocasiones. Si bien algunos argumentos le dan la favor al Departamento de Transporte, otros no se aplican al caso de Livingstone. Ambas partes tienen razón y al mismo tiempo no la tienen.
Como recogen en The Drive, Livingston no busca carta blanca para ir a toda velocidad. Señala que el principal problema es adelantar a otros usuarios en la carretera, un peligro recurrente incluso para los vehículos de emergencia tradicionales.
Sin sirenas ni luces que comuniquen sus intenciones, el médico afirma que ha experimentado «un comportamiento poco cortés por parte de otros usuarios de la carretera», incluyendo frenazos intempestivos por parte de otros conductores, y camiones que «espolvorean» su coche con tierra y gravilla cuando les ha intentado adelantar.
Por ello, desea que las luces y las sirenas sirvan para que los demás conductores se den cuenta de que es una persona que responde a una emergencia y no un simple conductor imprudente.
De momento, el médico sigue obteniendo negativas como respuesta a su petición. En todo caso, no podemos evitar preguntarnos si la negativa se debe esencialmente a que se trata de un deportivo de gama alta.
Y es que una respuesta positiva a su petición, además de sentar un precedente, enviaría un mensaje que no sería necesariamente positivo. La opinión pública es muy volátil y podría ir desde un “mira, les conceden privilegios” a un más molesto, para las autoridades, “tienen que usar coches privados porque no invierten, nos tienen abandonados”.
Quizá nunca le concedan la homologación de vehículo de emergencia, pero el Dr. Livingstone sí ha logrado su primer objetivo: que se hable de la falta de inversión en salud en las zonas rurales de su país.
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