Somos
más
de
8.000
millones
de
personas
en
el
mundo.
Estos
últimos
dos
siglos,
el
crecimiento
demográfico
ha
sido
brutal
y
se
espera
que
siga
creciendo
hasta
llegar
a
los
10.300
millones
de
personas.
Esto
ocurrirá
hacia
finales
de
siglo
y,
después,
la
población
empezará
a
caer.
Hay
un
grave
problema
en
todo
esto:
el
planeta
debe
ser
capaz
de
dar
de
comer
durante
este
siglo
a
2.000
millones
de
personas
más.
La
buena
noticia
es
que,
con
las
técnicas
y
acciones
pertinentes,
no
sólo
se
podrán
satisfacer
las
necesidades
alimenticias,
sino
aumentar
la
disponibilidad
de
alimentos
per
cápita
entre
2020
y
2100
al
mismo
tiempo
que
no
destruimos
el
planeta,
consiguiendo
los
objetivos
de
descarbonización
gracias
a
las
renovables.
Los
parámetros.
En
un
artículo
publicado
en
Frontiers,
se
analiza
un
modelo
desarrollado
por
el
MIT
en
el
que
se
contempla
un
escenario
de
estabilización
climática
1,5
grados
por
encima
del
propuesto
hace
unos
años.
En
este
escenario,
aumenta
la
demanda
de
ciertas
necesidades,
como
la
de
energía
y
alimentación,
lo
que
implica
repensar
las
prácticas
agrícolas
y
energéticas
actuales.
Lo
que
han
descubierto
los
investigadores
es
que,
para
abordar
todos
los
nuevos
escenarios,
son
esenciales
enfoques
efectivos
en
soluciones
basadas
en
la
naturaleza
—NBS,
por
sus
siglas
en
inglés—.
Así,
se
podrá
proporcionar
suficiente
alimento
per
cápita
durante
lo
que
resta
de
siglo,
pero
se
necesitan
políticas
adecuadas
y
cambios
radicales
en
las
prácticas
actuales.
Análisis
de
la
tierra.
De
los
15
gigahectáreas
-Gha-
de
tierra
del
planeta,
se
estima
que
10,4
Gha
son
habitables.
De
ese
espacio,
actualmente
tenemos
4
Gha
ocupadas
por
bosques,
3,7
Gha
por
pastoreo,
1,1
Gha
por
cultivos.
Es
suficiente
y,
de
hecho,
los
modelos
indican
que
se
podrían
reducir
en
420
Mha
esas
tierras
de
pastoreo,
permitiendo
liberar
espacio
para
reforestación
y
algo
que
se
antoja
clave
en
el
futuro:
las
energías
renovables.
Renovables.
Según
el
análisis,
para
2100
se
estima
que
entre
2,5
y
3,5
Gha
se
utilicen
para
NBS,
mientras
que
entre
0,4
y
0,6
serán
empleadas
en
la
generación
de
energía
renovable.
Esto
es
algo
fundamental
para
alcanzar
la
descarbonización
y
el
análisis
destaca
tres
apartados:
-
Crecimiento:
del
1%
de
las
tierras
destinadas
a
las
renovables
utilizadas
en
2020,
pasaremos
al
5%
en
2100. -
Distribución:
entre
0,2
y
0,3
Gha
se
utilizarán
en
bioenergía,
mientras
que
la
eólica
y
solar
ocuparán
entre
0,2
y
0,35
gigahectáreas. -
Producción:
para
finales
de
siglo,
las
renovables
contribuirán
con
entre
300
y
600
EJ
anuales,
lo
que
permitirá
cubrir
la
demanda
a
la
vez
que
se
consiguen
los
objetivos
medioambientales.
Atrapando
CO₂.
Una
de
las
claves
para
conseguir
esos
objetivos
de
descarbonización
no
pasa
sólo
por
el
uso
de
renovables,
sino
por
atrapar,
directamente,
el
CO₂.
Estamos
en
ese
camino,
incluso
investigando
materiales
que
permitan
atrapar
CO₂
de
manera
pasiva,
como
ciertas
maderas
transgénicas,
pero
en
el
estudio
se
concretan
dos
estrategias:
-
Reforestación:
alcanzando
los
3,7
gigatoneladas
de
CO₂
capturados
cada
año
para
mediados
de
siglo. -
Optimización
de
pastos:
con
técnicas
regenerativas
o
biochar,
podremos
“secuestrar”
hasta
2
GtCO₂
anuales.
Agroforestería.
Estos
son
términos
más
o
menos
conocidos,
pero
otra
de
las
claves
para
alimentar
a
una
creciente
población
sin
destruir
la
Tierra
pasa
por
conceptos
como
la
agroforestería.
Se
trata
de
acciones
para
mezclar
árboles
y
arbustos
con
cultivos
o
sistemas
de
producción
animal.
Es
algo
que
se
lleva
utilizando
desde
hace
siglos,
pero
no
se
creó
un
término
para
ello
hasta
hace
relativamente
poco
y
hay
muchas
estrategias
diferentes.
Por
ejemplo,
crear
rompevientos
con
árboles
para
proteger
cultivos
o
plantar
árboles
con
alto
valor
comercial
en
filas,
entre
cultivos.
Así,
los
cultivos
son
una
fuente
de
ingresos
constante
para
los
agricultores
mientras
los
árboles
crecen
y
se
puedan
cosechar,
suponiendo
entonces
un
ingreso
diferente
como
madera
para
biomasa
o
para
construcción.
Esto
implica
más
árboles
plantados,
por
lo
que
se
captura
más
CO₂
a
la
vez
que
se
mejora
la
biodiversidad
y
se
mejora
la
fertilidad
y
estructura
del
suelo.
A
saco
con
las
legumbres.
Y,
dentro
de
los
alimentos
más
indicados
para
cumplir
tanto
con
esos
objetivos
como
con
la
creciente
demanda
a
nivel
mundial,
se
encuentran
las
legumbres.
Son
catalogadas
como
algo
fundamental
gracias
a
que
no
necesitan
tantos
fertilizantes
químicos,
por
lo
que
se
mejora
la
fertilidad
del
suelo
y
disminuyendo
las
emisiones
de
gases
de
efecto
invernadero.
También
porque
son
capaces
de
crecer
en
condiciones
adversas,
lo
que
las
convierte
en
un
recurso
clave
para
regiones
afectadas
por
el
cambio
climático.
Y,
además,
el
impacto
nutricional
es
muy
positivo
gracias
a
su
aporte
calórico,
de
proteínas
esenciales
y
nutrientes
clave.
Gracias
a
ellas,
incluso
en
escenarios
de
alta
demanda,
se
podrá
garantizar
la
disponibilidad
de
nutrientes.
Retos.
Como
podemos
ver,
en
el
análisis
hay
un
montón
de
técnicas
y
estrategias
que
se
relacionan,
pero
se
puede
resumir
en:
hay
tierra
para
todo,
pero
hay
que
usar
el
espacio
de
manera
óptima.
Ahora
bien,
hay
retos
por
delante
que
también
son
de
sobra
conocidos.
Uno
es
la
competencia
por
la
tierra,
ya
que
en
países
densamente
poblados,
las
estrategias
NBS
requieren
una
planificación
rigurosa,
ya
que
se
tendrán
que
liberar
tierras
destinadas
a
otras
actividades
si
queremos
intensificar
los
cultivos.
Hay
que
desarrollar
también
incentivos
económicos
para
llevar
a
cabo
estas
prácticas
sostenibles.
Si
se
trata
de
reducir
el
número
de
hectáreas
para
pastoreo
y
aumentar
los
cultivos,
el
incentivo
empresarial
debe
estar
ahí.
Y
también
hay
que
integrar
los
indicadores
de
biodiversidad
de
manera
que
se
eviten
daños
colaterales.
Es
decir,
que
la
expansión
de
las
NBS
y
los
sistemas
de
energía
renovable
no
entren
en
con
la
flora
y
fauna
de
cada
zona.
Al
final,
la
suma
de
todo
debe
ser
el
uso
de
políticas
que
promuevan
el
uso
eficiente
de
la
tierra
para
alimentos,
energía
y
naturaleza
(incluyendo
la
captura
del
CO₂)
a
la
vez
que
se
garantizan
compromisos
a
largo
plazo
para
seguir
mitigando
los
efectos
del
cambio
climático.
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Cómo
será
el
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cuando
los
que
no
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