Limpiar bien la merluza de piel y posibles espinas. Picar a cuchillo en piezas pequeñas o usar una trituradora o picadora eléctrica. Picar también las gambas peladas y añadir una pizca de ajo granulado. Añadir una pizca de sal, pimienta negra recién molida y ralladura de medio limón, bien fina.
Incorporar el perejil lavado y picado, un poco de hinojo molido o comino y mezclar. Agregar la yema de huevo con un tenedor y echar la harina de garbanzos. Mezclar todo bien hasta tener una masa homogénea que se pueda formar con las manos.
Preparar un cuenco hondo con pan rallado -mejor si es casero de pan integral de verdad- o con harina de avena o garbanzos. Formar bolitas no muy grandes y pasarlas por la mezcla. Es más fácil con las manos ligeramente humedecidas.
Dorar las albóndigas por todos lados en una buena sartén antiadherente ligeramente engrasada con aceite de oliva, o cocinarlas en el horno a 170ºC durante unos 20 minutos. Reservar.
Picar la cebolleta muy fina y pochar con un poco de aceite en la misma sartén, añadiendo una pizca de sal. Cuando esté transparente, agregar el vino, dejar que evapore el alcohol y echar un buen puñado de perejil fresco picado. Cubrir con el caldo, bajar el fuego y dejar unos 10-15 minutos. Añadir las albóndigas, tapar y cocer el conjunto unos 5-10 minutos más.
Con qué acompañar las albóndigas de merluza y gambas
Como decía al principio, las albóndigas de merluza y gambas son un plato perfecto para llevar en tupper o para guardar para el día siguiente con su salsa. Las serviremos con un extra de perejil fresco al gusto, como primer o segundo plato, o acompañadas de arroz, cuscús, puré de patatas casero o algunas verduras. También se pueden congelar después de pasarlas por la sartén y añadirlas directamente a sopas o guisos.
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