Los enormes avances tecnológicos que ha experimentado el mundo del videojuego a lo largo de las últimas décadas han permitido que, naturalezas interactivas aparte, este confluya de forma aún más orgánica con el cine y las series gracias a la facilidad para dar forma a piezas jugables con fuertes aspiraciones narrativas. Algo que está facilitando sobremanera las siempre espinosas adaptaciones a la gran y a la pequeña pantalla.
A día de hoy, y sin haber visto ni una simple imagen promocional del show, no me cabe ninguna duda de que HBO está destinada a marcar un antes y un después en las adaptaciones de videojuegos con su ‘The Last of Us’. La aventura de Neil Druckmann es una auténtica obra maestra en todos y cada uno de sus apartados —incluyendo su excelente gestión del drama y los personajes— que mejoró aún más en su segunda entrega, y que hace pensar que su salto a la televisión será coser y cantar.
Es evidente que Craig Mazin y su equipo tienen una gran parte del trabajo hecho, y parecen haberse cargado de un plumazo a casi toda la competencia en lo que respecta a este tipo de productos. No obstante, Asobo Studio lanzó en 2019 una pequeña joya multiplataforma que hizo mucho menos ruido del que merecía realmente: se titula ‘A Plague Tale: Innocence’, y tras disfrutar de 13 magníficas horas con el pad de control en las manos, puedo afirmar que posee todos los ingredientes para convertirse en una serie de televisión para el recuerdo, capaz de plantar cara a la superproducción de Home Box Office.
Bienvenido a la Francia del XIV
El primer capítulo de los 17 que dan forma a ‘A Plague Tale: Innocence’ deja totalmente claras las aspiraciones narrativas del videojuego. Con un ritmo pausado y, por momentos, contemplativo, este casi prólogo se vuelca en introducir las mecánicas básicas mientras presenta con mimo a la protagonista Amicia de Rune y planta las primeras semillas tonales y argumentales de una historia que irá creciendo progresivamente hasta alcanzar una escala gigantesca en múltiples aspectos.
Dejando a un lado las brillantes dinámicas de su gameplay, que combinan sigilo, resolución de puzzles y pequeños fragmentos centrados en la acción —de esto ya hablaron largo y tendido los compañeros de Vidaextra—; ‘A Plague Tale’ atesora un buen número de elementos, comunes con los medios audiovisuales tradicionales, que invitan a verlo como materia prima de primera calidad para la adaptación de videojuegos definitiva que muchos aún estamos esperando.
El primero de ellos es su exquisita ambientación y el modo en que edifica su trama sobre un exquisito cóctel de géneros calculado al milímetro. Imaginad sumergiros en la mortecina Francia del siglo XIV sumida en la Guerra de los 100 años, invadida por el ejército inglés y plagada por una extraña horda de ratas portadoras de la peste que han atraído a la Inquisición por unos motivos tan oscuros como misteriosos.
Bajo este atractivo marco, y tras un demoledor detonante, la quinceañera Amicia deberá recorrer el país de la mano de su hermano pequeño Hugo, afectado por una extraña enfermedad a la que buscan poner cura. Por el camino, la pareja deberá sobrevivir a los militares invasores, a unos inquisidores demasiado interesados en el crío, y a unos roedores más organizados de lo que podría parecer a simple vista en una épica que arranca como una suerte de spin-off apócrifo de ‘Juego de Tronos’, pero que no tarda en derivar hacia terrenos mucho más apetecibles.
Terror, familia y personajes para el recuerdo
Poco a poco, entre tragedias familiares y dramas velados entre setpieces espectaculares, el terror más puro y visceral comienza a filtrarse poco a poco en el relato, abrazando sin pudor el género fantástico y coqueteando con lo sobrenatural; haciendo gala de un lore tan rico como vasto, y de un universo gris, horripilante —atravesar un campo de batalla sembrado de cadáveres no se olvida fácilmente—, magnético, y poblado por unos personajes redondos que se elevan, de lejos, como lo mejor del videojuego.
Este espléndido surtido de villanos a los que aborrecer —Vitalis es tan repulsivo como memorable— y encantadores aliados de los que enamorarse y con los que sufrir en cada giro dramático, todos ellos escritos con mimo y acierto, terminan siendo el principal reclamo que te mantiene pegado a la pantalla durante horas prácticamente sin pestañear.
Aunque la trama, su estructura y su narrativa sean impecables, y pese a que sus mecánicas jugables sean tan divertidas como exigentes, son los personajes y sus relaciones los que convierten ‘A Plague Tale: Innocence’ en una joya que redescubrir en nuevos formatos. Las interacciones se sienten a flor de piel, las muertes —que las hay— duelen como pocas, y la dinámica entre los hermanos de Rune es sencillamente genial; consiguiendo transmitir unos niveles de emotividad rara vez alcanzados en obras similares.
A todo esto hay que añadir, además de unas interpretaciones vocales excepcionales —tremendo el trabajo de Charlotte McBurney como Amicia—, un diseño de producción y un tratamiento formal y artístico a la altura de la mejor superproducción made in Hollywood. Mención especial para una banda sonora de Olivier Derivière que convierte en música la languidez, el horror y la desazón que envuelven a los protagonistas y, por ende, al jugador.
‘A Plague Tale: Innocence’ es un material original que pide a gritos ampliar sus subtramas, dedicar más espacio en su narrativa al trasfondo de sus interesantes secundarios y explorar su desolador universo medieval bajo una estructura episódica dividida en varias temporadas —contenido hay de sobra—. La base ya está hecha, y no podría ser más sólida; ahora sólo hay que adaptarla, ampliarla, y hacer justicia a la fuente. A ver quién es el valiente que se atreve.