En
un
mundo
donde
la
inteligencia
artificial
y
los
algoritmos
moldean
cada
aspecto
de
nuestra
vida,
la
pregunta
ya
no
es
si
enseñar
programación
en
las
aulas,
sino
cuándo
y
cómo.
En
España,
la
enseñanza
de
programación
en
las
escuelas
varía
según
la
comunidad
autónoma
y
el
centro
educativo.
Sin
embargo,
es
común
que
los
estudiantes
comiencen
a
familiarizarse
con
conceptos
básicos
de
programación
desde
edades
tempranas.
Las
voces
de
expertos,
docentes
y
hasta
de
los
propios
alumnos
marcan
un
camino
lleno
de
consensos
y
urgencia,
aunque
el
conocimiento
aplicado
a
la
materia
todavía
depende
mucho
de
la
enseñanza
extracurricular.
En
este
artículo
le
hemos
preguntado
a
dos
expertos
sobre
cuándo
se
debería
enseñar
a
programar.
También
compartimos
el
contagioso
entusiasmo
de
Hugo,
que
con
12
años
lleva
ya
un
largo
recorrido
en
esto
de
la
programación.
En
España,
la
educación
tecnológica
difiere
entre
comunidades
autónomas
En
el
marco
nacional,
la
nueva
ley
de
educación
LOMLOE
establece ‘Tecnología
y
Digitalización’
como
asignatura
obligatoria
en
la
ESO.
Hay
diferencias
por
comunidades
autónomas
con
Navarra
a
la
cabeza
al
tener
programación
integrada
en
las
asignaturas
de
primaria.
Madrid
y
Cataluña
también
destacan
por
agregar
materias
tecnológicas
obligatorias
en
secundaria.
La
primera
de
estas
por
ejemplo
apuesta
por
los
Institutos
de
Innovación
Tecnológica.
En
la
educación
primaria
en
España,
se
cuenta
con
los
contenidos
incluidos
en
la
asignatura
de
Conocimiento
del
Medio
y
en
bachillerato
se
recoge
como
una
asignatura
optativa
del
itinerario
tecnológico.
No
obstante,
cuando
se
trata
de
enseñar
a
programar,
hay
cierto
consenso
entre
los
expertos
que
subraya
el
hecho
de
empezar
cuanto
antes.
«Sorprende
lo
rápido
que
las
criaturas
son
capaces
de
entender
la
esencia
de
la
programación»
Eva
Rodríguez
de
Luis,
compañera
del
medio
y
con
10
años
de
experiencia
impartiendo
clases
de
robótica
y
programación,
no
duda: «Llevo
una
década
dando
clases
[…]
y
sorprende
lo
rápido
que
las
criaturas
son
capaces
de
entender
la
esencia
de
la
programación:
de
entender
conceptos
como
dividir
tareas
en
otras
más
pequeñas
y
sencillas,
lógica
básica,
objetos,
variables…».
Para
ella,
no
se
trata
solo
de
preparar
para
el
futuro
tecnológico
–»cada
vez
vamos
a
hablar
con
más
máquinas»–
sino
de
adquirir
una
metodología
aplicable
a
múltiples
disciplinas: «los
algoritmos
son
la
base
de
resolución
de
problemas
que
sirven
en
otras
disciplinas
de
ciencias».
Para
Eva
es «esencial,
tanto
para
la
vida
futura
como
para
mejorar
a
la
hora
de
abordar
problemas.»

Scratch,
entorno
de
programación
visual
que
facilita
el
aprendizaje.
Imagen:
Xataka
Javier
Penalva,
editor
en
Xataka
y
profesor
de
secundaria
que
imparte,
entre
otras
áreas, ‘Digitalización’,
coincide
en
la
relevancia
de
una
temprana
formación.
Va
más
allá
de
la
lógica
y
la
resolución
de
problemas,
destacando
un
aspecto
crucial:
la
creatividad.
Penalva
considera
la
enseñanza
de
la
programación
como
algo «tremendamente
importante
y
muy
valiosa
para
el
alumnado»,
no
solo
por «trabajar
la
capacidad
de
resolver
problemas
complejos
[…]
o
el
desarrollo
del
pensamiento
computacional»,
sino
porque «incluso
a
edades
muy
tempranas,
enseñar
programación
es
clave
para
fomentar
la
creatividad
y
con
ello
iniciarse
en
un
perfil
de
consumidores
activos
y
no
pasivos
de
la
tecnología».
Se
trata,
por
tanto,
de
empoderar
a
los
estudiantes
para
que
no
sean
meros
usuarios,
sino
potenciales
creadores.
«Enseñar
a
programar
no
debe
considerarse
exclusivamente
al
uso
de
algún
lenguaje
específico»
Ambos
están
de
acuerdo
en
que
los
críos
deben
familiarizarse
con
los
conceptos
básicos
de
la
programación
a
edades
tempranas,
aunque
la
cuestión
de
su
obligatoriedad
también
surge
inevitablemente.
Y
es
que
ambos
expertos
abogan
por
su
inclusión
formal
en
el
currículo.

Ejemplo
de
juego
de
mesa
para
enseñar
a
programar.
Imagen:
Amazon
Eva
es
clara: «Sí
[debería
ser
obligatoria]».
Propone
integrarla «dentro
de
una
asignatura
curricular
que
les
forme
en
áreas
más
clásicas
de
la
informática
[…]
pero
también
en
prompts
y
programación».
Penalva
matiza
según
la
etapa: «Absolutamente».
Sugiere
que
en
primaria
podría
no
ser
una
asignatura
aislada,
sino
integrada
para
introducir «el
pensamiento
computacional
en
el
aula»,
aprovechando
iniciativas
como
el
programa
Código
Escuela
4.0.
Sin
embargo,
en
Secundaria,
aunque
presente
transversalmente,
defiende
que «a
partir
de
tercero
de
la
ESO
tenga
sentido
ya
una
materia
exclusiva
de
programación
disponible
para
todo
el
alumnado.
Y
de
manera
obligatoria.»
Penalva
propone
una
ventana
muy
temprana: «a
partir
de
los
5
años
sería
un
momento
ideal».
Enfatiza
que «enseñar
a
programar
no
debe
considerarse
exclusivamente
al
uso
de
algún
lenguaje
específico»,
sino
que
abarca «seguir
instrucciones
de
manera
ordenada,
plantear
diferentes
soluciones
a
un
mismo
problema
o
desarrollar
la
creatividad».
De
Luis
sitúa
el
inicio
formal «a
nivel
educativo
oficial»
en «la
primaria»,
una
vez
que «las
bases
de
operaciones
básicas
sencillas
y
la
lectura
estén
más
o
menos
asentadas».
Curiosamente,
ambos
expertos
coinciden
en
un
punto
fundamental
para
estas
primeras
etapas:
la
desconexión
inicial
de
las
pantallas.
Eva
cree «interesante
no
recurrir
a
pantallas
o
dispositivos,
sino
tirar
de
recursos
como
lecturas
o
juegos«.
Penalva
lo
secunda,
destacando
que «a
partir
de
los
cinco
años
la
gran
ventaja
[…]
es
la
cantidad
de
material
diverso
que
podemos
usar.
No
hay
ni
tan
siquiera
que
tocar
pantallas
de
ningún
tipo,
con
mucho
material
unplugged,
kits
de
robótica
autónomos
y
prioridad
de
los
elementos
que
requieren
de
manipulación
directa
y
física
del
alumnado.»
Hablan
de «juegos
educativos
de
tipo
tapete
de
casillas
o
de
mesa
básicos», «tarjetas
con
pictogramas»,
en
definitiva,
material
manipulativo
que
siente
las
bases
del
pensamiento
algorítmico
antes
de
enfrentarse
al
código.
Y,
¿qué
opinan
los
propios
estudiantes?
La
experiencia
de
Hugo,
un
joven
de
12
años,
es
un
testimonio
elocuente
del
impacto
positivo
de
esta
formación.
Se
siente «muy
capaz,
muy
culto
y
muy
motivado
con
la
informática
y
la
programación».
Su
progreso
es
notable: «al
principio
hacía
programas
muy
simples
[…]
pero
ahora,
hago
programas
más
complejos
y
completos
como
servidores,
bases
de
datos,
páginas
web,
videojuegos
sencillos
y
software
empresarial
genérico.»
Hugo
no
solo
percibe
la
importancia
actual
y
futura
de
la
programación
–»será
muy
importante
en
el
futuro,
mucha
gente
se
dedicará
a
ello
y
mejorará
todo
nuestro
mundo»–
sino
que
lamenta
su
ausencia
en
muchos
centros: «Es
una
pena
que
muchos
colegios
no
incluyan
las
bases
básicas
e
intermedias
de
la
programación».
Su
determinación
es
clara: «Sí,
yo
me
voy
a
dedicar
a
esto
en
el
futuro,
quiero
hacerlo
hasta
que
me
jubile.»
Tal
y
como
podemos
comprobar,
la
opinión
de
los
expertos
sobre
enseñar
a
programar
en
España
parece
inclinarse
hacia
una
introducción
temprana.
La
clave,
según
los
expertos,
reside
en
comenzar
con
el
desarrollo
del
pensamiento
computacional
a
través
de
métodos
lúdicos
y
manipulativos,
para
luego
avanzar
hacia
lenguajes
y
herramientas
digitales.
Para
muchos,
la
integración
curricular,
preferiblemente
obligatoria
y
adaptada
a
cada
etapa,
se
perfila
como
necesaria
para
dotar
a
las
nuevas
generaciones
de
las
herramientas
no
solo
para
usar
la
tecnología,
sino
para
comprenderla,
crearla
y,
en
definitiva,
para
desenvolverse
con
soltura
en
la
actualidad.
Imagen
de
portada
|
AHMED
HINDAWI