A finales de la década de 1960 y principios de 1970, EEUU vivía su edad dorada del custom: coches loquísimos, eventos y ferias específicas, preparadores que competían por ver quién sorprendía más y una cultura pop que lo absorbía todo. En ese ecosistema nació el coche más extraño de Steve Tansy, un preparador que venía de trabajar en coches tan icónicos como el Batmóvil o el Ecto-1.
Bautizado como ‘The Pool Hustler’, hablamos de un coche funcional coronado por una mesa de billar auténtica. Un show car tan exagerado que parece una broma… hasta que descubres que lleva motor Hemi, dirección propia y un chasis preparado para circular. Hoy se vende en Reino Unido por 25.000 libras, o unos 30.700 euros.
El coche imposible de un creador que no tenía límites
Steve Tansy formaba parte de esa generación casi mítica de constructores que mezclaban oficio, espectáculo y cultura pop. Participó en la preparación del Batmóvil, colaboró en el ‘Ecto-1’ de Los Cazafantasmas y trabajó en el Black Beauty de ‘The Green Hornet’, además de competir en drag racing dentro de la categoría Funny Car, una de las más rápidas y espectaculares de EEUU.
Su trabajo se veía constantemente en ferias del motor y en publicaciones especializadas, y terminó acumulando premios tanto de Hot Rod Magazine como de la International Show Car Association. En ese contexto, que en 1970 decidiera montar un coche alrededor de una mesa de billar no fue una excentricidad aislada: fue la expresión más pura del “todo vale” que dominaba la escena custom.
El ‘Pool Hustler’ se construyó sobre un chasis tubular reforzado y un eje trasero de Corvette del 65, con una carrocería que mezclaba formas redondeadas propias de un hot rod con esa superficie plana e imposible que sostenía la mesa de billar. Debajo del tablero (que, según el anuncio actual, podría tener alrededor de 100 años) late un Chrysler Hemi 426, el legendario motor V8 de siete litros conocido como “Elephant Engine”.

No funciona en este momento, pero incluso parado impone: desde él emergen ocho colectores verticales que asoman justo bajo los bordes de la mesa, como si el coche fuera una locomotora lista para escupir fuego. Y conducirlo, aunque parezca imposible, era posible. El piloto se sentaba al frente, manejando un manillar en forma de “V”, coronado por una bola de billar.
Los tacos se guardaban en compartimentos laterales expresamente diseñados, las llantas llevaban tapacubos con bolas de billar, y hasta el frontal tenía bolas incrustadas a modo decorativo. Desde los laterales se veía el eje, la transmisión y parte de la suspensión expuesta, una solución muy típica de los show rods de la época.
Un icono del show car setentero que vuelve al mercado

Este ‘Pool Hustler’ en concreto tiene un valor añadido: en 2011 fue firmado por George Barris, probablemente el constructor de coches más influyente de la historia y creador del Batmóvil más famoso. Un sello que, en el mundo del custom, equivale casi a una certificación artística.
El actual propietario lo vende ahora en una subasta en Reino Unido tras años guardado en una colección privada. El motor necesita trabajo, la mesa requiere mantenimiento y el coche no ha rodado recientemente, pero eso es casi anecdótico en un objeto así. Lo importante es que existe, que se conserva y que sigue siendo tan absurdo como brillante. El anuncio lo dice todo: “¿Dónde vas a encontrar otro igual?”.
Imágenes | Historic Auctioneers
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