No
son
pocas
las
personas
que
con
el
comienzo
del
nuevo
curso
buscan
comer
más
sano;
y
por
ello,
contar
con
algunos
trucos
para
comer
con
menos
sal
puede
ser
especialmente
útil
si
buscamos
no
resignar
el
sabor
de
los
platos
mientras
mejoramos
la
calidad
de
la
alimentación. 
Según
la
Organización
Mundial
de
la
Salud,
la
mayoría
de
las
poblaciones
superan
ampliamente
la
recomendación
de
ingerir
menos
de
2000
mg
al
día
de
sodio,
alcanzando
en
promedio
una
ingesta
de
este
mineral
que
ronda
los
4300
mg
diarios,
lo
que
es
equivalente
a
unos
10,8
gramos
de
sal. 
Se
sabe
que
un
consumo
excesivo
de
sodio
puede
afectar
la
salud
cardiovascular
al
elevar
la
presión
arterial
considerablemente,
pero
también
puede
alterar
el
funcionamiento
del
aparato
digestivo
e
incluso
incrementar
el
riesgo
de
sufrir
cáncer
o
problemas
renales,
según
los
estudios.
Lamentablemente,
usar
menos
el
salero
no
es
de
mucha
utilidad
para
reducir
el
consumo
de
sal
en
el
día
a
día,
pues
alrededor
del
70%
del
sodio
de
la
dieta
deriva
de
alimentos
procesados
y
comidas
fuera
de
casa,
según
las
investigaciones al
respecto.
 

Por
todo
esto,
dejamos
cinco
trucos
que
pueden
ayudarte
a
comer
menos
sal
sin
sacrificar
grandemente
el
sabor
en
tus
platos: 
claves
para
descifrar
el
etiquetado
de
cualquier
alimento
Elige
productos
sin
sal
añadida
o
bajos
en
sodio
La
mayoría
de
los
productos
con
etiqueta
del
supermercado
suelen
tener
sodio
en
cantidades
variables
en
su
interior,
especialmente
las
salsas,
los
tomates
enlatados,
los
caldos,
los
alimentos
en
conserva
u
otros.
Sin
embargo,
la
mayoría
de
estas
alternativas
también
tienen
una
versión
sin
sal
añadida
o
reducidas
en
sodio,
a
las
cuales
podemos
acudir
para
lograr
efectivamente
consumir
menos
sal
en
el
día
a
día. 
Así
por
ejemplo,
podemos
conseguir
una
salsa
de
soja
baja
en
sodio
que
contiene
alrededor
de
500
mg
de
sodio
por
cucharada,
aproximadamente
la
mitad
de
lo
que
ofrece
la
salsa
de
soja
tradicional
(con
casi
1
gramo
de
sodio
por
cucharada).
Y
de
esta
misma
forma,
podemos
encontrar
quesos
bajos
en
sodio,
caldos,
conservas,
salsas
y
otros
alimentos
de
despensa, «sin
sal
agregada»
o «reducidos
en
sodio».
Enjuaga
y
escurre
las
legumbres
en
conserva
Aunque
parece
una
acción
mínima,
el
simple
hecho
de
enjuagar
nuestras
legumbres
y
escurrirlas
puedes
marcar
una
diferencia
significativa. 
Casi
todas
los
alimentos
enlatados
llevan
sodio
como
aditivo
para
favorecer
la
conservación
de
los
alimentos,
pero
al
enjuagar
y
escurrir
una
lata
de
legumbre
podemos
reducir
en
unos
100
mg
por
porción
de
media
taza
su
contenido
de
sodio,
lo
que
representa
alrededor
de
un
25%
menos
en
la
cantidad
de
este
mineral,
según
un
análisis
de
Cook´s
Illustrated. 
En otros
casos,
se
ha
llegado
a
estimar
una
reducción
en
alrededor
de
un
40%
del
contenido
del
sodio,
con
el
solo
hecho
de
enjuagar
y
escurrir
las
legumbres
enlatadas
antes
de
consumirlas
o
de
incorporarlas
a
diversos
platos. 
Prepara
tus
propios
productos
de
despensa
Recuperar
la
comida
casera
es
fundamental,
ya
que
como
hemos
dicho,
la
mayor
parte
del
sodio
de
la
dieta
deriva
de
alimentos
procesados
o
preparados
fuera
de
casa.
Por
eso,
preparar
nuestros
propios
productos
de
despensa
como
caldo
de
verduras
u
otro,
salsas
o
incluso
algunas
conservas,
puede
ser
de
gran
ayuda
para
reducir
la
ingesta
de
sal
en
el
día
a
día. 
Así,
podemos
preparar
caldos
y
congelarlos
o
bien,
preparar
salsas,
verduras
en
conserva,
panes
y
demás,
a
los
que
sin
duda
agregaremos
menos
al
que
las
preparaciones
elaboradas
fuera
de
casa,
que
con
frecuencia
además
de
sal
agregada,
llevan
aditivos
que
incrementan
su
aporte
de
sodio. 
 

Agrega
sal
con
inteligencia
Dejar
de
usar
el
salero
completamente
muchas
veces
no
es
necesario,
y
puede
no
ser
la
causa
del
exceso
de
sodio
que
consumimos
en
el
día
a
día.
Por
eso,
un
buen
truco
es
utilizar
sal
en
cantidad
adecuada,
en
el
momento
adecuado
y
en
la
forma
adecuada,
ya
que
una
menor
cantidad
de
sal
utilizada
en
el
momento
justo
puede
mejorar
más
el
sabor
que
una
una
cantidad
mayor
de
sal
añadida
en
la
mesa. 
Así
por
ejemplo,
podemos salar
el
pescado
antes
de
cocinarlo
y
lo
mismo
hacer
con
las
verduras
antes
de
asarlas,
o
añadirlo
al
agua
de
la
cocción
de
la
pasta
u
otro
cereal,
para
que
este
condimento
sazone
desde
dentro
mejorando
considerablemente
el
sabor,
sin
utilizar
grandes
cantidades. 
Utiliza
otros
saborizantes
intensos
pero
naturales
Acudir
a
saborizantes
del
supermercado
no
es
una
opción
y
aunque
nada
reemplaza
la
sal
por
completo,
sí
que
podemos
mejorar
el
sabor
sin
acudir
alternativas
ricas
en
sodio. 
La
sal
de
potasio
que
no
es
más
que
cloruro
de
potasio
y
está
libre
de
sodio,
puede
tener
un
sabor
metálico
y
poco
agradable
al
paladar
para
muchas
personas,
además
no
todos
pueden
utilizarla
y
es
mejor
consultar
un
médico
antes
de
acudir
a
su
consumo. 
Sin
embargo,
podemos
acudir
a
otras
alternativas
muy
valiosas
como
el
zumo
o
la
ralladura
de
los
cítricos,
el
vinagre,
las
hierbas
y
especias
diversas
u
otros,
entre
los
que
podemos
acudir
al
jengibre,
la
canela,
la
pimienta
u
otras
opciones
de
sabor
intenso,
que
permiten
realzar
el
aroma
y
sabor
de
nuestros
platos
considerablemente,
agregando
un
mínimo
de
vitaminas,
minerales
y
antioxidantes
sin
agregar
sodio
a
las
preparaciones. 
También
podemos
acudir
a
semillas,
frutos
secos
u
otros
alimentos
que
añaden
un
sabor
particular
a
las
preparaciones,
ayudándonos
a
utilizar
menos
sal
y
a
reducir
el
consumo
de
sodio,
que
en
exceso
puede
resultar
perjudicial
para
la
salud.
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 PMCID:
 PMC7231587.
 https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC7231587/
En
DAP
|
La
razón
por
la
que
(casi)
siempre
es
buena
idea
echar
sal
a
la
berenjena
antes
de
cocinarla
Imagen
|
Foto
de
portada:
Becca
Tapert
,
foto
1:
Lorena
Martinez
y
foto
2:
Fedor
 
            














































