A
finales
del
mes
de
mayo,
un
grupo
de
científicos
del
Ejército
popular
de
Liberación
de
China
anunció
un
arma
más
propia
de
la
literatura
fantástica:
la
primera
coilgun
del
mundo
sin
condensadores,
un
cañón
electromagnético
capaz
de
alcanzar
una
cadencia
de
fuego
de
3.000
disparos
por
minuto.
Japón
respondió
semanas
después
con
un
cañón
de
riel
en
la
cubierta
de
su
buque
JS
Asuka.
Ahora
China
ha
redoblado
la
apuesta
con
un
proyectil
digno
de
la
ciencia
ficción.
El
cañón
del
futuro.
China
ha
dado
un
nuevo
paso
en
la
carrera
armamentística
de
alta
tecnología
con
el
desarrollo
de
un
diseño
experimental
de
cañón
electromagnético
(o
railgun)
que
promete
duplicar
la
potencia
de
fuego
y
ampliar
significativamente
su
alcance.
La
clave
reside
en
una
arquitectura
inédita:
la
superposición
de
dos
railguns
en
forma
de
cruz
dentro
de
un
solo
cañón,
una
especie
de
“doble
motor
lineal”
con
campos
magnéticos
independientes
pero
coordinados.
Una
idea
disruptora.
El
equipo
del
profesor
asociado
Lyu
Qingao,
de
la
Universidad
de
Ingeniería
del
Ejército
del
EPL
en
Shijiazhuang,
es
el
artífice
de
esta
apuesta
disruptiva
que
busca
solventar
una
de
las
limitaciones
críticas
de
los
diseños
actuales:
la
incapacidad
de
generar
suficiente
energía
sin
dañar
el
sistema.
En
efecto,
cuando
la
corriente
es
excesiva,
las
partes
metálicas
(como
la
armadura
en
forma
de
U
que
conduce
la
electricidad
y
lanza
el
proyectil)
se
derriten
o
son
literalmente
desgarradas
por
fuerzas
magnéticas
comparables
a
una
“sierra
de
campo”.
Este
fenómeno
arruina
el
rendimiento
y
destruye
los
raíles.
El
nuevo
sistema
X,
con
dos
armaduras
y
cuatro
raíles
cruzados,
pretende
superar
esta
barrera
física
permitiendo
que
ambas
unidades
actúen
simultáneamente
sin
que
sus
campos
se
interfieran
entre
sí,
y
todo
gracias
a
su
orientación
perpendicular.

El
diseño
de
doble
armadura
para
el
X-raingun
Mucho
más
que
un
experimento.
La
mejora
no
es
menor:
mientras
que
el
railgun
naval
chino,
montado
en
el
buque
Haiyangshan
desde
2018,
apenas
puede
lanzar
proyectiles
de
15
kg
(insuficientes
para
hundir
un
barco),
el
nuevo
diseño
terrestre
aspira
a
acelerar
proyectiles
de
60
kg
a
Mach
7,
alcanzando
blancos
a
400
kilómetros
en
apenas
seis
minutos,
con
una
velocidad
de
impacto
superior
a,
como
mínimo,
más
de
Mach
4.
Esto
representa,
en
teoría,
no
solo
un
aumento
de
potencia
letal,
sino
una
redefinición
del
uso
de
este
tipo
como
arma
estratégica
de
largo
alcance,
capaz
de
golpear
desde
tierra
a
objetivos
navales,
infraestructuras
críticas
o
posiciones
aéreas
en
profundidad
táctica.
Revolucionaria.
La
autonomía
energética
de
cada
cañón,
con
su
circuito
propio,
permite
evitar
la
saturación
térmica
y
los
cortocircuitos
que
han
condenado
a
la
mayoría
de
los
programas
occidentales.
De
hecho,
incluso
Estados
Unidos
ha
abandonado
oficialmente
su
railgun
naval
(por
costes,
complejidad
y
el
auge
de
los
misiles
hipersónicos)
y
Japón
se
limita
a
prototipos
navales
de
bajo
calibre,
disparando
proyectiles
de
solo
300
gramos.
China,
en
cambio,
persiste
en
transformar
una
idea
de
ciencia
ficción
en
un
vector
bélico
operativo.
Los
límites.
La
patente
del
diseño
ya
se
ha
registrado
en
China
bajo
el
nombre
de
“armadura
en
forma
de
X”,
y
representa
la
primera
tentativa
documentada
de
apilar
cañones
electromagnéticos
en
una
configuración
vertical
cruzada.
Con
todo,
como
advierten
los
propios
autores,
aún
quedan
obstáculos
técnicos.
El
llamado
“efecto
de
proximidad”,
donde
las
corrientes
eléctricas
vecinas
pueden
alterar
su
comportamiento
dentro
de
los
conductores,
podría
minar
la
estabilidad
del
sistema,
generar
interferencias
o
pérdidas
de
eficiencia.
También
se
desconoce
cómo
afectará
la
acumulación
de
calor,
el
desgaste
de
los
raíles
o
la
sincronización
precisa
entre
ambos
circuitos
durante
el
disparo
real.
De
momento,
no
se
han
realizado
pruebas
en
condiciones
operativas,
pero
si
los
ensayos
confirman
la
viabilidad
del
sistema,
estaríamos
ante
un
arma
capaz
de
cambiar
el
paradigma
de
la
artillería
electromagnética:
un
cañón
sin
pólvora,
sin
explosivos,
pero
con
una
fuerza
de
impacto
hipersónica
que
rivaliza
con
los
misiles
de
crucero
más
avanzados.
Supremacía
futura.
Si
se
quiere
también,
el
desarrollo
de
este
cañón
electromagnético
no
solo
es
un
avance
técnico:
es
también
un
mensaje
geopolítico.
En
un
contexto
de
creciente
rivalidad
tecnológica
y
militar,
China
demuestra
que
no
solo
sigue
en
la
carrera
por
las
armas
del
futuro,
sino
que
lidera
en
áreas
que
otros
han
abandonado.
Su
enfoque
pragmático
(combinando
innovación
con
ingeniería
reutilizable)
contrasta
con
el
escepticismo
occidental
ante
proyectos
de
alto
riesgo.
Si
el
X-rail
llega
a
desplegarse
en
escenarios
reales,
será
una
herramienta
de
proyección
estratégica
sin
precedentes:
rápida,
precisa,
barata
(por
disparo)
y
extremadamente
difícil
de
interceptar.
Imagen
|
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Picryl,
PLA
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