Cuando un explorador estadounidense quiso llevarse toda la ciudad maya de Palenque a un museo de Nueva York

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El
relato
de
este
acontecimiento
histórico,
uno
que
daría
para
una
gran
novela
de
ficción
imaginando
lo
que
podría
ser
y
no
fue,
se
remonta
a
mediados
del
siglo
XIX,
cuando
Martin
van
Buren,
entonces
presidente
de
Estados
Unidos,
envía
a
un
explorador
y
escritor,
John
Lloyd
Stephens,
como
embajador
especial
de
lo
que
fue
América
Central.
Nadie
lo
sabía
entonces,
pero
aquella
decisión
iba
a
resultar
crucial
para
la
investigación
de
la

civilización
maya
.
Por
el
camino,
unas
pirámides
casi
terminan
en
Estados
Unidos
a
cambio
de

un
precio
irrisorio
.


50
dólares
por
unas
ruinas
mayas.

Stephens
y
su
colega
Frederick
Catherwood,
con
la
ayuda
de
un
guía
local,
llegaron
a
la
antigua
ciudad
de
Copán
a
finales
de
1839.
Se
trataba
de
uno
de
los
pocos
sitios
mayas
que
todavía
eran
conocidos
por
los
pueblos
indígenas.
Aquí
se
da
el
primer
hecho
sorprendente:
Stephens,
haciendo
valer
sus
habilidades
diplomáticas,
acude
hasta
el
dueño
de
las
tierras
donde
se
encontraba
la
ciudad
de
Copán
y
se
hace
con
las
ruinas
por….
50
dólares,
unos
1.500
dólares
al
cambio
de
actual
e
inflación
mediante.
La «transacción»
se
hizo
pero
el
gobierno
de
Honduras
la
anuló.

Fue
un
precio
irrisorio,
pero
algo
que
estaba
a
la
orden
del
día:
en
épocas
de
exploraciones
hubo
casos
parecidos.
En
1833
el
gobierno
egipcio
regaló
dos
obeliscos
de
Luxor
a
Francia
como
gesto
diplomático.
Uno
de
ellos
fue

trasladado
a
París

hasta
la
Plaza
de
la
Concordia,
Sí,
fue
un
regalo
y
el
coste
del
transporte
fue
considerable,
pero
el
valor
histórico
y
cultural
del
mismo
es
incalculable.

Catherwood Stela D

Otro
ejemplo
conocido
(y
muy
polémico
)
fue
el
de
los
frisos
del
Partenón
a
comienzos
del
S.
XIX,
cuando
el
diplomático
británico
Lord
Elgin
obtuvo
el
permiso
de
los
gobernantes
otomanos
de
Grecia
para
llevarse
parte
de
la
escultura
del
Partenón
y
otros
restos
de
la
Acrópolis
de
Atenas.
¿El
precio?
Pagó
solo
una
suma
nominal
por
ellos
y
actualmente
están
en
el
Museo
Británico
en
Londres
en
medio
de
una
disputa
sobre
su
repatriación.


Palenque
por
1.500
dólares.

Aquel
fue
el
inicio
de
una
serie
de
viajes
y
documentación,
información
plasmada
también
en
dibujos
exquisitos
con
todo
tipo
de
detalles
arquitectónicos
por
parte
de
Catherwood.
Los
dos
hombres
pusieron
en
el
mapa,
nunca
mejor
dicho,
las
ruinas
olvidadas
y
cubiertas
de
selva.
Tras
Copán,
ambos
se
desplazaron
hasta
el
sitio
de
Quiriguá
en
1940
para
contemplar
las

asombrosas
estructuras
de
Palenque
,
el
enclave
que
en
1730
descubrió
Antonio
Solís
(encargado
entonces
del
curato
de
Tumbalá).

Allí,
Stephens
también
trató
de
hacerse
con
las
famosas
pirámides
llegando
a
ofrecer
1.500
dólares
(46K
dólares
al
cambio
actual
inflación
mediante).
Su
idea:
desplazar
el
gigantesco
monumento
hasta
Nueva
York
para
la
creación
de
un
museo
sobre
la
cultura
maya.
Por
supuesto,
no
se
dio,
entre
otras
cosas
por
las
propias
leyes
mexicanas
donde
se
restringía
la
propiedad
de
tierras
a
extranjeros
que
no
estuvieran
casados
con
ciudadanas
mexicanas,
por
lo
que
su
reacción
inmediata
fue

investigar
y
considerar
a
adolescentes
y
viudas

locales,
antes
de
decidir
que
probablemente
no
funcionaría.

Tulumcatherwood1844


Lloyd
Stephens
y
Frederick
Catherwood.

Al
poco
tiempo
de
su
estancia
como
embajador,
Stephens
se
hizo
amigo
del
también
explorador,
dibujante
y
arquitecto,
Frederick
Catherwood.
Pronto
se
convirtieron
en
inseparables
e
iniciaron
una
serie
de
viajes
históricos
sobre
las
ciudades
mesoamericanas.
Catherwood
y
Stephens
exploraron
en
total

44
ciudades
en
ruinas
.
Stephens
lo
narraba,
y
Catherwood
dibujaba
lo
que
veían:
las
estatuas
derribadas,
las
paredes
cubiertas
de
maleza
y
las
inscripciones.

La
primera
elección
de
la
ruta
hacia
el
sitio
arqueológico
de
la
antigua
civilización
maya,
Copan,
ubicado
en
Honduras,
no
fue
baladí.
Durante
el
siglo
XIX,
comenzaron
a
difundirse
rumores
sobre
las
antiguas
ruinas
escondidas
en
las
selvas
de
Mesoamérica
y
Sudamérica.
Normal
si
tenemos
en
cuenta
que
los
mayas
habían
construido
una
civilización
imponente
siglos
antes
de
que
los
europeos
llegaran.

Well And Building At Sabactsche Yucatan By F Catherwood B 2d566a 1024


La «edad
de
oro».

Esta
historia
de
una
posible
ciudad
maya
trasladada
por
entero
a
Estados
Unidos
se
enmarca
en
mitad
de
la
época
de
eclosión
de
las
investigaciones
de
Centro
y
Sudamérica
que
se
dieron
entre
los
siglos
XIX
y
XX
donde
se
descubrieron
maravillas
arqueológicas
que
alguna
vez
se
pensaron
perdidas
para
siempre.
Los
dos
exploradores
formaron
parte
de
la
historia
de
estos
hallazgos
dándoles
mayor
visibilidad.
Sus
relatos
de
las
primeras
exploraciones
a
menudo
inspiraron
nuevos
viajes.

No
solo
eso.
Sus
historias
y
libros
centraron
la
atención
internacional
en
la

civilización
maya

y
sentaron
las
bases
para
todos
los
estudios
posteriores.
No
fueron
los
primeros
exploradores
de
los
antiguos
sitios
mayas
(aunque
habitualmente
se
les
designa
así).
Sin
embargo,
fueron
los
primeros
en
visitar
tantos
sitios
y,
lo
que
quizás
es
más
importante,
en
documentar
lo
que
encontraron
allí
con
precisión
y
exactitud.

Imagen
|

Bluemardigrass
,
Frederick
Catherwood

En
Xataka
|

Los
mayas
construyeron
una
ciudad
perdida
con
pirámides
de
15
metros.
Y
la
hemos
encontrado
gracias
a
LiDAR