Fue el principal responsable del desarrollo de Wolfenstein 3D. Más tarde, también de Doom. Y posteriormente, de Quake. Hablamos, por supuesto, del mítico John Carmack. Pero mucha gente desconoce que no sólo sigue en activo, sino que ha dejado atrás los videojuegos para abordar otros campos prometedores de las nuevas tecnologías…
Así, fundó una empresa de construcción de cohetes espaciales y luego se convirtió en el director de tecnología de Oculus. Se sumó a Facebook cuando ésta compró Oculus y se fue de la compañía de Zuckerberg hace tan sólo nueve meses, frustrado por cómo estaba gestionando la puesta en marcha del ‘Metaverso’.
Desde entonces, lo ha apostado todo por la inteligencia artificial, fundando su propia startup: Keen. Su interés por la IA proviene, de hecho, de un pasado intento de Sam Altman de ficharle para OpenAI, que en su momento Carmack rechazó.
IA simbólica / IA general
Pero no le interesa cualquier tipo de IA, no, sino la conocida como Inteligencia Artificial General (IAG). Frente a las actuales ‘inteligencias artificiales débiles’ y especializadas (sí, eso incluye a ChatGPT), la IAG sería teóricamente capaz resolver cualquier tarea intelectual resoluble por un ser humano, incluyendo el autoaprendizaje.
Es, precisamente, ese tipo de IA que suele dividir los expertos entre escépticos (que no creen que nunca lleguemos a ver algo así) y tecnopesimistas (que ven posible —si no probable— su creación, pero también potencialmente terrible para la Humanidad). Pues bien, Carmack no entra en ninguna de estas categorías: no sólo está deseando desarrollar una IAG, sino que está convencido de que podremos ver una en funcionamiento para dentro de pocos años. Concretamente, para 2030.
Hace unos meses, cuando presentó Keen (y no hablaba aún de lograr una IAG para 2030) afirmaba estar trabajando en el campo de la IA simbólica,
«Con la que tratas de hacer que la IA pueda entender y razonar sobre el mundo. No de una manera superficial, como traducir un texto a otro idioma, sino de una manera más profunda. Y eso es realmente difícil, porque el mundo es realmente complicado.
[Pero] siento que en realidad puede ser más fácil enseñarle a una IA a comprender un nuevo concepto profundo que a un ser humano. Eso puede parecer extraño, pero la IA no tiene ningún prejuicio: no viene con una intuición previa que podría estar en conflicto con la nueva idea. Y puede absorber una tonelada de información rápidamente».
Marcar la diferencia siendo pequeños
Ahora, Carmack respalda predicciones más ambiciosas que hace unos meses, cuando preveía una revolución en el sector en un plazo de ‘pocas décadas’. Concretamente, habló de 2030 durante un evento en el que anunció que su startup acababa de contratar a Richard Sutton, principal asesor científico del Instituto de Inteligencia Artificial de Alberta, a quien Carmack describió como «el padrino del aprendizaje por refuerzo«.
Fue Sutton quien dejó claro que no cree que codificar una IAG sea inalcanzable con las técnicas actuales —Carmack añadió que los problemas a resolver no requieren de «arquitecturas completamente nuevas»—, por lo que ve «factible» que para 2030 se pueda presentar un «prototipo de IA que muestre signos de vida».
Ambos reconocieron que el equipo y la financiación de Keen son, por ahora, pequeños, sobre todo en comparación con los miles de millones de dólares y cientos de empleados que exhiben las mayores empresas de IA, como OpenAI. Sin embargo, se ven capaces de marcar la diferencia en este sector.
Hace unos meses, Carmack hablaba también de otra forma inesperada de lograr marcar la diferencia: rebuscar en el cajón de las ideas olvidadas durante décadas pasadas:
«[Mi apuesta está en] la I+D, donde tengo un puñado de ideas que no son ‘mainstream’. […] Hay cosas valiosas que se hicieron hace tiempo de las que la gente no necesariamente es consciente: hay algunos trabajos de los años 70, 80 y 90 que realmente creo que podrían ser interesantes, porque por aquel entonces sucedieron muchas cosas que no dieron resultado… simplemente porque intentaron hacerlas en computadoras sin GPUs».
La importancia de Quake para la IA
Carmack, de hecho, está convencido de haber realizado ya una contribución importante al desarrollo de la IA, aunque fuera indirecta y hace ya algunos años: cree que su trabajo con el mítico juego de disparos en primera persona ‘Quake’ resultó fundamental para el actual desarrollo de la IA… porque dio el pistoletazo a la etapa de gran demanda de las GPUs.
Eso sí, atribuyó a Jen-Hsun Huang, CEO de Nvidia, el mérito de haber reconocido el potencial de las GPU para manejar otras tareas de cómputo más allá de la generación de gráficos de videojuegos.
Vía | The Register + Dallas Innovates
Imagen | Gameplay de ‘Quake’ (iD Software) + Pixabay
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