En España el emprendedor es el bueno de la película y el empresario el sospechoso

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La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, CEPYME, celebró su 45º aniversario. Algunos de los presentes señalaron la mala imagen que tienen los españoles sobre la figura de los empresarios, la profesión que más rechazo genera por delante de los políticos.

Sin embargo, el emprendedor es harina de otro costal, nos gusta y nos cae bien. Ambos tienen el mismo objetivo sólo les diferencia la percepción que tenemos de ellos.

Imagina un mundo donde los autónomos no pagaran una cuota, una utopía que desean los emprendedores

El empresario, esa figura ‘siniestra’ con un puro en la boca

Forma parte de nuestra cultura. Un empresario representa el poder, el ganar y amasar dinero a costa de sus empleados. A lo largo de nuestra Historia como país, se le ha reflejado como un personaje ‘siniestro’ y con un puro en la boca. Basta con echar un vistazo a las viñetas de muchos humoristas gráficos.

El emprendedor, por el contrario, es una figura que inspira simpatía. Parte de cero, se forma en diferentes disciplinas, incluso su vestimenta nos resulta cercana. ¿Quién se fía de alguien con traje y corbata? Mucho mejor si vas con una sudadera y si puede ser, con capucha.

Los dos comparten una estética propia en el imaginario colectivo. Pero ni uno es el bueno de la historia ni el otro es sospechoso de tener como objetivo perjudicar al protagonista de esta hipotética película.

Ni todos los empleados son unos vagos ni todos los empresarios unos explotadores

Los empresarios asesoran a los emprendedores

Especulación, evasión de impuestos, explotación laboral, los empresarios cargan con esa cruz aunque su compañía sea familiar y haya un ambiente positivo.

De hecho, son las grandes empresas las responsables de los espacios para emprendedores, donde nacen y se desarrollan sus proyectos, e invierten en esos futuros negocios.

Las dos figuras son necesarias para que un país salga adelante. La autocrítica por parte de ese grupo de empresarios que viven alejados de la realidad de sus trabajadores,  debería darse y pronto.

Un emprendedor no deja de ser un empresario que está en primero de carrera y pelea duro a diario como cualquiera que esté al frente de una organización.

¿Cuál es la solución para mejorar la figura del empresario ‘de toda la vida’? Mi padre decía: «Con lo fácil que es hacer las cosas bien». Pues eso, si se cumple esa premisa, lo demás viene solo.

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