Juanse en Obras: el último rockstar y sus ilustres amigos en el Templo del Rock

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Foto Alfredo Luna
Foto: Alfredo Luna

Con Andrés Calamaro, Nito Mestre y Celeste Carballo como invitados estelares y con la presencia especial de León Gieco, quien fue centro de un homenaje, más que un convidado, Juanse colmó en la noche del sábado el célebre estadio Obras de muy buen rock, a bordo de un repertorio conformado, salvo alguna mínima excepción, por clásicos de Ratones Paranoicos, la banda que lideró durante varias décadas.

Junto a su actual grupo The Mustang Cowboys, el inclaudicable rockstar sin embargo le dio un mayor vuelo interpretativo a estas famosas creaciones, a partir de su gran desempeño como guitarra solista, un aspecto que explotó fundamentalmente en su etapa en solitario.

Pero el aplomado Juanse versión 2022 tuvo un pequeño flashback a sus más salvajes noche en Cemento en los últimos años de los ´80, cuando su hijo Daland Gutiérrez le puso el cuerpo a una performance al mejor estilo Iggy Pop de “Enlace”, que trajo por un instante de regreso escenas de aquellas lejanas jornadas.

La gran “fiesta ratonera” que Juanse armó con el repertorio abordado, la ayuda de los invitados especiales y el marco del público que no se privó de rituales, solo tuvo una concesión cuando presentó un nuevo tema y cuando subió al escenario León Gieco, en donde la figura de la noche cedió el protagonismo y se convirtió en uno más de la banda para acompañar en las versiones de “Pensar en nada” y “El fantasma de Canterville”.

Lo que sí se mantuvo constante a lo largo de las poco más de dos horas que duró el show fue el certero sonido rockero, toda una declaración de principios artísticos que, como para no dejar dudas, fue ratificada explícitamente cuando en varios momentos el artista vociferó un “¡viva el rock and roll!” en mitad o al finalizar algún tema.

Las brillantes interpretaciones en la guitarra de Juanse tuvieron el guiño cómplice de su viejo compañero de ruta en Ratones Paranoicos, el bajista Pablo Memi; el preciso diálogo con el guitarrista Poch; la confiable base del baterista Juan Colonna; y el toque maestro de Germán Wiedemer, en teclados.

El icónico rockero había celebrado en junio pasado sus 60 años en el Luna Park y tras prolongar los festejos con presentaciones en varias provincias, cerró el año en Obras, emblemático lugar cuya elección pareciera haber sido parte de un juego simbólico que suma en la reivindicación a la cultura rockera que él mismo encarna.

Tras una espera que fue animada con cánticos del público que alternó entre la fiebre mundialista y la idolatría por Ratones Paranoicos, la gran maquina rockera se puso en marcha con “Sucio gas”, “Damas negras”, “Rainbow” y “Una noche no hace mal”.

“No voy a hablar mucho porque si no dura menos. Un aplauso para nosotros por llenar este lugar”, advirtió y cumplió Juanse, antes de seguir saciando la ansiedad “ratonera” del público con excelentes lecturas de “Isabel”, “Juana de Arco” y “Carol”.

“No voy a hablar mucho porque si no dura menos. Un aplauso para nosotros por llenar este lugar”Juanse

“Simpatía” bajó un poco el furor que provocan los hits, pero mantuvo en alto la intensidad en una de las más inspiradas interpretaciones en la guitarra de Juanse en toda la noche. “La Nave” le hizo un guiño con la base funky de Poch al “Miss You” de Los Rolling Stones y “Patrulla juvenil” recordó que Juanse es uno de los grandes contadores de situaciones realistas en el rock , además de un gran poeta.

“Me voy a tomar una licencia, voy a tocar un tema nuevo”, avisó antes de “Demolición”, un breve respiro para el público, antes de “Caballos de noche” y “Sucia estrella” con Celeste Carballo abriendo la lista de invitados.

Siguió León Gieco y su momento estelar, quien con la ayuda de Juanse y The Mustang Cowboys, encontró electrizantes lecturas para “Pensar en nada” y “El fantasma de Canterville”, a la que se sumó Nito Mestre.

La senda musical “ratonera” regreso con el ex Sui Generis aportando su voz al “Rock del pedazo” y se prolongó con Juanse en “Líder nada especial”, la canción que le brindó el apodo con el que lo llaman sus fans “El líder”.

Además de Gieco, el otro gran invitado de lujo fue Andrés Calamaro quien, a lo largo de un mini set de cuatro temas, evitó el centro de los focos y se concentró en tocar la guitarra. Y lo hizo muy bien, por cierto.

El clásico blusero “Ruta 66”, con el Padre César, conocido como “el cura rockero”, en los teclados, abrió esta serie, que se extendió con “Rock del gato”, “Cowboy” y “Para siempre”, en donde se colocaron imágenes de Diego Armando Maradona, que desataron en la audiencia todo el cancionero futbolero de Qatar 2022.

Para los bises, Juanse se reservó otra gran versión de “Sigue girando”, en la que las guitarras compartieron con notable buen gusto los momentos protagónicos; y dejó que Daland tomara la posta de las salvajes noches de los primeros años. El joven cumplió con creces, entre contoneos y prácticas de mosh.

Para apagar tanto fuego, “El líder” dejó el cierre en manos de León Gieco con un fogonera versión de “Solo le pido a Dios” a la que se sumaron todos los invitados y los músicos en la voz.

Luego de poco más de dos horas de gran voltaje sonoro, un inoxidable cancionero que es parte de la historia central del rock argentino, la estirpe del protagonista de la noche y la brillante lista de invitados, el público pudo retirarse seguro que Juanse no se quedó en palabras cada vez que gritó “¡Viva el rock and roll!”.