Lo primero que haremos será poner en el vaso de la batidora la leche, el azúcar y el turrón, y se tritura hasta obtener una crema homogénea. Se deja reposar. Mientras, se prepara un caramelo, directamente en el molde donde se vaya a hacer el flan. Se ponen tres cucharadas soperas de azúcar y una de agua y se pone al fuego, donde enseguida comienza a cambiar de color. Tened cuidado con las altas temperaturas que alcanza.
Se reparte el caramelo para que cubra bien la base del molde y se deja enfriar. En un bol, se baten brevemente los huevos, sin hacer espuma, y sobre ellos, se añade la mezcla de leche azúcar y turrón, removiendo un poco. Esta crema se vuelca en el molde sobre el caramelo, se tapa con papel aluminio y ya lo tenemos listo para cuajar en el horno.
El horno lo tendremos precalentado a 175º, y prepararemos un baño María colocando un recipiente con agua en el que quepa nuestro molde para el flan. Para estas cantidades, lo dejamos aproximadamente durante una hora, pero para saber con seguridad que está listo, metemos una brocheta de madera y horneamos hasta que salga limpia.
Una vez terminado, según nos indica Ana María, lo cubrimos con un paño húmedo y lo dejamos enfriar. De esta forma aflora más cantidad de almíbar a la superficie. Después lo dejamos en el frigorífico hasta el momento de consumir. Según nos dice en el libro, mejora de un día para otro, pero eso no puedo confirmarlo porque al cabo de cuatro horas, no pudimos más y nos lo comimos.