‘La lista de los deseos’: un canto a la vida apoyado en su trío protagonista

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En 2007 se estrenaba ‘Ahora o nunca’, una película en la que Jack Nicholson y Morgan Freeman daban a vida a dos enfermos con cáncer terminal que deciden emprender un viaje juntos para cumplir todo aquello que se habían quedado con ganas de hacer antes de morir. No era gran cosa, pero se dejaba ver gracias a contar con dos colosos de la interpretación al frente del reparto.

Ahora el cine español utiliza una idea similar para ‘La lista de los deseos’, donde dos amigas con los rostros de María León y Victoria Abril que padecen cáncer de pecho inician un increíble viaje junto a una tercera persona (Silvia Alonso) para hacer varias cosas que les habían quedado pendientes por si el tratamiento al que van a someterse acaba por no tener éxito. El resultado es un canto a la vida agradable pero poco memorable que llega a los cines este 3 de julio.

Blandita

Escena Lista Deseos

Escena Lista Deseos

‘La lista de los deseos’ es una película blandita que busca ante todo transmitir cierto optimismo al público a través del viaje de sus protagonistas. Ninguno de los objetivos que se marcan las tres en el viaje resulta especialmente estimulante y su desarrollo opta por ser fácil de digerir y dar una nota de humor para que el espectador no esté pensando demasiado a menudo que dos de ellas podrían morir poco después del mismo.

Eso lleva a que el principal deseo de la tercera en discordia pueda resultar un poco frívolo dada la situación, pero el director y guionista Álvaro Díaz Lorenzo sabe cómo equilibrarlo todo para que al final sea más una aventura ligera en forma de viaje por carretera que cualquier otra cosa. No me sorprende que haya apostado por algo así al ser también el firmante de ‘Señor, dame paciencia’, pero aquí sí que sabe dar con el tono adecuado para que uno conecte algo con las protagonistas y así pueda sentir cierto interés en ese viaje.

Para ello se apoya principalmente en el trabajo de las tres protagonistas, quienes no tienen un gran material a su disposición, pero eso no quita para que abracen sus personajes y los traten con el mimo necesario para que uno no desconecte cuando el guion opta por dar vueltas sobre lo mismo sin dar el desarrollo necesario a ninguno de los temas que aborda. De hecho, llega un punto en el que todo depende más de la inspiración del secundario que tenga importancia en ese momento que en cualquier otra cosa.

Luces y sombras de ‘La lista de los deseos’

Imagen Lista Deseos

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En ese punto destaca sobre todo la aportación de Salva Reina, rostro habitual de la comedia española reciente, ya sea como protagonista en ‘Antes de la quema’ o en personajes menores pero bastante agradecidos en títulos como ‘Hasta que la boda nos separe’ o el que ahora nos ocupa. Tiene la chispa necesaria para elevar sus personajes por encima del interés que tienen sobre el papel y aquí vuelve a demostrarlo.

Más allá de esto, ‘La lista de los deseos’ es una película un tanto superficial en lo referente al viaje vital de sus protagonistas, siendo más cercana al inicio que al final del mismo. Tampoco aprovecha demasiado el elemento más exótico del viaje físico y acaba reduciéndolo todo a la inspiración de las anécdotas concretas, pero eso no impide que sea con agrado, siempre teniendo en cuenta el tipo de propuesta que quiere ser y no el que quizá nos gustaría a nosotros.

En resumidas cuentas

‘La lista de los deseos’ no es gran cosa, ya que ni siquiera ella misma quiere profundizar demasiado en nada de lo que propone, por lo que acaba quedando todo más al servicio de la inspiración de su reparto. Es superficial pero entretenida e intrascendente pero accesible. Para matar el rato sin complicarse mucho la cabeza sí que funciona, pero quizá uno espera algo más con esa premisa, sobre todo en lo referido a emocionar al espectador.