Guía básica del euro-horror: 13 películas clave del cine fantástico más excesivo de los 70

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Que los setenta llevan unos cuantos años de moda, especialmente en lo que respecta al cine fantástico en general y de terror en particular, ya no es un secreto para nadie. Tras una explosión estética inspirada en los ochenta y que a veces peca de cierta artificiosidad, el cine de género apunta a las raíces de todo ese neón, a la década anterior. A ello se debe el éxito de películas tan distintas entre sí como ‘La monja’ y sus raíces nunsploitation o ‘Hereditary’, su atmósfera enrarecida y su demolición vía cultos siniestros de la institución familiar.

Esta tendencia podría terminar de afianzarse con un estreno inmente: las primeras críticas del esperadísimo remake de ‘Suspiria’, que veremos en Sitges, apuntan a algo que ya sospechábamos después de los últimos trailers. Su referente no es tanto el giallo tradicional italiano de los setenta, ni siquiera el cine fantástico de Dario Argento de los ochenta, que ha impactado más claramente en películas como ‘The Neon Demon’. Aquí la raíz está en el euro-horror de los setenta.

Pero… ¿qué es el euro-horror? ¿No son, de hecho, el giallo y Argento uno de los principales exponentes del euro-horror? Desde luego, y está claro que no es una etiqueta tan claramente definida como otros subgéneros del cine de terror. Es una clasificación difusa donde entra todo el cine de serie B y explotación de los años setenta hecho en el continente, con tentáculos que se extienden por los sesenta y ochenta. Y sí, por supuesto que los grandes maestros del terror italiano están incluidos, pero hablamos también de españoles que produjeron gran cantidad de material en Alemania (Jesús Franco) o de estetas que usaban la mayor libertad de los nuevos tiempos para visualizar pesadillas erotómanas (Jean Rollin).

Como decimos, el material es inabarcable desde el momento en el que están incluidos una gran cantidad de países, entre ellos España, que vivieron una explosión del género en esa década. Y con subdivisiones como el giallo, que pasaron por su propia evolución, bifurcaciones y autores con obra muy abundante. Aquí vamos a picotear por todo ello seleccionado unas cuantas películas, variadas y todas con sello de calidad irreprochable, perfectas para adentrarse en el euro-horror. Esperamos vuestras aportaciones en los comentarios.

The Laughing Woman (Femina Ridens, 1969)

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Una auténtica locura, puro exploit sexual pero sofisticadísimo en lo visual, donde una mujer es sometida a una serie de juegos sexuales de tintes sadomasoquistas que no habrían desagradado a Jesús Franco, a manos de un perverso doctor que le confiesa que ha matado a varias mujeres después de experiencias similares. Onírica y excesiva, a veces la película es puro despliegue de psicodelia erótica, y a veces una intriga teatral en la que nadie es lo que parece. En cualquier caso, una rareza a recuperar ya mismo.

Valerie y su semana de las maravillas (Valerie a týden divů, 1970)

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Cuando hablamos de euro-horror pensamos instantáneamente en Italia, Francia, España… pero hay mucho más. Esta producción checa, absolutamente inclasificable, incide en el interés de los años setenta por mezclar erotismo y cuentos de hadas, especialmente ‘Alicia en el País de las Maravillas’. Esta versión, apócrifa y subidita de tono, tiene una imaginería absolutamente excesiva, circular y onírica, con vampiros y ghouls. Su historia de una niña acosada por multitud de monstruos en una parábola arrolladora del descubrimiento de la edad adulta podría verse como una influencia secreta de ‘En compañía de lobos’ (‘The Company of Wolves’)

She Killed in Ecstasy (1971)

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Ya hicimos un repaso a parte de la obra de Jesús Franco, pero nos quedaron decenas (literalmente) de películas por destacar. Esta es una de las más peculiares, puro delirio psicodélico franquiano protagonizado por la inimitable Soledad Miranda. En ella, un médico acusado de experimentos poco éticos se suicida, y su mujer intenta vengarse de quienes le condujeron a la muerte.

Vertebrada con la obsesión del director por la relación íntima entre sexo y muerte, ‘She Killed in Ecstasy’ es una película muy cuidada en lo estético, rebosante de temazos jazz, planos retorcidos y delirios arquitectónicos. Es un poco derivativa de su magnífica ‘Vampyros Lesbos’, pero como ejemplo del cine de género de la época y de su autor, pocas hay más representativas.

El rojo en los labios (Les lèvres rouges, 1971)

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Otra historia de vampiresas con tintes lésbicos, pero mucho más sobria que las aportaciones españolas, con un punto de cine artie y con el elemento psicosexual subido. Esta coproducción francobelga y alemana rebosa brumas incestuosas y parafilias variadas en la historia de un joven que lleva a su mujer a conocer a su madre, en una peripecia familiar enrarecida y que incluye, cómo no, una pareja de vampiras que están dejando seca la comarca. Atmósfera increíblemente conseguida y muy sutil, sexualidad perturbadora y elementos tanto de giallo como de exploit semipornográfica.

La noche del terror ciego (1972)

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Como se puede suponer, llenaríamos esta lista de producciones españolas de terror y tenemos que contenernos. Pero no podemos pasar por alto el arranque de la trilogía templaria de Amando de Ossorio. Con una atmósfera medio onírica absolutamente increíble y, sobre todo, unos monstruos icónicos y resueltos de manera soberbia (¡caballos-esqueleto a cámara lenta!), la película va mucho más del mero plagio a ‘La noche de los muertos vivientes’ de su punto de partida para convertirse a base de febriles ideas de puesta en escena en un clásico absoluto.

El hombre de mimbre (The Wicker Man, 1973)

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Debido a su ausencia de sexo más o menos explícito (aunque del soterrado tiene para parar un tren), ‘El hombre de mimbre’ no suele incluirse en las listas de euro-horror al uso. Mucho más cuidada y ostentosa que las series B de Franco o Rollin, es sin embargo una película absolutamente característica de su época, con unos temas (la corrupción del inocente, las fuerzas que palpitan bajo las convenciones sociales) y una estética (los interludios musicales, el montaje y la fotografía netamente setenteros) bien propios del género continental.

La historia de un policía (Edward Woodward) que acude a una isla regida por un misterioso gobernador (Christopher Lee) en busca de una niña desaparecida y se topa con cultos impíos y aberrantes es todo un clásico de la época. Su estructura obsesiva, paranoide y laberíntica culmina con una de las mejores secuencias de la historia del género, y su consideración de culto, tras años ignorada, no deja de crecer gracias a su humor, su excentricidad y su inquietante trasfondo.

Crítica en Espinof: ‘El hombre de mimbre’

Requiem por un vampiro (Vierges et vampires, 1973)

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La obra del francés Jean Rollin, recurrente, circular y obsesiva sobre el tema de los vampiros, arrancó con cuatro joyas como ‘La violación de la vampira’ (‘Le viol du vampire’), ‘La vampiresa desnuda’ (‘Le viol du vampire’), ‘El amanecer de los vampiros’ (‘La vampire nue’) y ésta, la más abstracta y extraña de todas. Con una estética y argumento que influiría luego a gente como Quentin Tarantino cuenta cómo dos atracadoras en fuga tienen un accidente que las acaba llevando a un castillo plagado de vampiros.

Prácticamente muda, visualmente exquisita, influida al mismo nivel por el comic experimental de la época y por el cine de la nouvelle vague, cuya experimentación Rollin reinterpreta de forma desnortada y no carente de humor, ‘Requiem por un vampiro’ es una de las películas más representativas del maestro del erotismo y los colmillos. Pero conviene no perder de vista el resto de su obra: seguiría haciendo películas con musas como Brigitte Lahaie a bordo, y hasta el mismo momento de su muerte en 2010 permanecería fiel a su estilo.

Vampyres / Las hijas de Drácula (1974)

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José Ramón Larraz se ganó cierta fama con algunos slashers tardíos en la segunda mitad de los ochenta, como ‘Descanse en piezas’ y ‘Al filo del hacha’, pero sus producciones más euro-horroristas están en los setenta: películas de alto voltaje erótico como ésta o la fantástica ‘Los ritos sexuales del diablo’. Aquí, dos vampiresas se dedican a provocar accidentes cerca de su castillo y a dejar secas a las víctimas, hasta que deciden mantener vivo pero debilitado a una de ellas. Una salvajada hiperestética y obsesiva, y cuya tremebunda oscuridad se impone a sus excesos eróticos en salto de cama.

La bestia (La bête, 1975)

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Aunque se movió más por la senda del erotismo fuertecito y artie (especialmente a partir de este punto de su carrera), Walerian Borowczyk coqueteó en abundantes ocasiones con el terror, como en ‘El doctor Jekyll y las mujeres’ (‘Docteur Jekyll et les femmes’), algún segmento dedicado a Elizabeth Bathory en ‘Cuentos inmorales’ (‘Contes immoraux’) o ésta, su película más conocida, una reformulación del mito de la Bella y la Bestia cargando las tintas en el bestialismo. Cualquier espectador o espectadora actual se verá profundamente perturbado por la brutal belleza de sus imágenes, pero el resultado fascina por su tono de farsa erótica con toques de horror onírico, inconcebible fuera de su tiempo.

Contrato de aangre (La casa dalle finestre che ridono, 1976)

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Un año antes de ‘Suspiria’, Pupi Avati ya estaba poniendo patas arriba el fantástico italiano con otra película que arrastraba buena parte de lo que había establecido el giallo rural, subgénero con obras maestras como ‘Angustia de silencio’ (‘Non si sevizia un paperino’, 1972) de Fulci. Por desgracia, Avati no ha tenido la trascendencia de otros contemporáneos, pese a tener películas tan notables como el guión de ‘Macabro’ de Lamberto Bava, la ignota ‘Zeder’ o la ya tardía (1996) y maravillosa ‘L’arcano incantatore’. En ‘Contrato de sangre’, un restaurador va destapando en un fresco de una iglesia una historia local de incesto y locura: una historia demente e hipnótica que influiría tremendamente en el Argento más sofisticado e interesado en el lado oscuro del arte.

Suspiria (1977)

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‘Suspiria’, claro. Por un momento habíamos pensado en traer hasta esta lista algún clásico más o menos oculto del fantástico italiano de los setenta o los ochenta, de las decenas de artesanos del bajo presupuesto que contaminaron Europa con pesadillas mediterráneas. Pero al final, ‘Suspiria’ es inevitable. Es la película más influyente del cine de terror italiano de los setenta y ochenta, siendo con todo una producción absolutamente única e inimitable, ni siquiera por el propio Dario Argento.

La historia de una bailarina recién llegada a una academia (Jessica Harper), donde descubre todo un aquelarre de brujas con las pezuñas bien asentadas en el arte y la arquitectura, es una auténtica orgía de estímulos sensoriales. De la mítica fotografía de Luciano Tovoli a la incomparable música de Goblin, todo en ‘Suspiria’ es un espectáculo de horror y muerte que no solo abrió vías para el cine de género, sino que supo canalizar influencias vitales para el horror italiano, del arte clásico a los primigenios giallos de Mario Bava.

Posesión (Possession, 1981)

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Parece mentira que un director como Andrzej Żuławski, que aunque en alguna ocasión coqueteó con el terror (como en su también estupenda ‘El diablo’ -‘Diabel’-) estuvo consagrado toda su carrera al drama, pudiera firmar una de las películas más desasosegantes de los setenta. O quizás no sea tan sorprendente, y de ahí la profundísima carga metafórica de esta película de crisis de pareja con monstruo al fondo.

Absolutamente fuera de quicio, inconcebible hoy fuera de los circuitos más rabiosamente independientes, esta película que describe un matrimonio en rápida descomposición que genera un bicho del subconsciente es recordada por el repulsivo, aún hoy indescriptible monstruo diseñado por Carlo Rambaldi. Y sobre todo, por la visceral interpretación de Isabelle Adjani, que entre ésta y ‘Nosferatu, vampiro de la noche’ (‘Nosferatu: Phantom der Nacht’), otro summum del eurohorror camuflado de producto para Filmotecas, se consagró como la final girl más extraña e inquietante de los setenta.

El más allá (L’aldilà, 1981)

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Lucio Fulci, el gran maestro del ultragore italiano, alcanza su cima en esta película pesadillesca y literalmente incomparable con cualquier otra muestra del género. En perfecto equilibrio entre la ambición artística y la explotación demencial, cuenta cómo una mujer adquiere un hotel en Louisiana que resulta ser una puerta de entrada al infierno. Incluye muertos vivientes (los más lentos y podridos de la historia) para aprovechar la marabunta de películas del subgénero que había propiciado el mismo Fulci con ‘Nueva York bajo el terror de los zombis’ (‘Zombi 2’), pero ‘El más allá’ es más que otro intento de subirse al carro de ‘Zombi’ (‘Dawn of the Dead’): es lo más cerca que ha estado el cine de reflejar el horror puro.