7 timos que han sufrido los autónomos en las últimas reformas del RETA

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Cada vez que aparece una campaña electoral son muchas las promesas que se hacen al colectivo de los autónomos. Algunas de ellas incluso se concretan en medidas, pero la realidad es que a la hora de ponerlas en práctica muchos autónomos se sienten estafados. Por eso vamos a ver 7 timos que han sufrido los autónomos en las últimas reformas del RETA.

Es lo que sienten muchos miembros del colectivo. Porque en principio muchas de estas medidas parece que van a mejorar su situación sobre el papel, pero la realidad a la hora de aplicarlas es otra. Incluso en algunos casos que suplen un vacío legal suponen un retroceso frete a la doctrina aplicada por Hacienda.

1. Desgravaciones de suministros en casa

Vamos a empezar por el caso de los suministros para los autónomos que trabajan en casa. Es una de las medidas estrellas de la Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo. La promesa era poder deducirse un 30% de dichos suministros. Cuando la realidad es que se ha aplicado un 30% de la superficie afecta a dicha actividad.

El resultado es irrisorio. De un gasto que puede suponer 1.000 euros al año, la deducción final será de 30. Esto para el caso de un autónomo que tiene afecta a la actividad un 10% de su vivienda, caso de una habitación que utiliza como despacho en un piso de 100 metros cuadrados. Poco más que añadir.

2. Dietas de los autónomos

El caso de las dietas de los autónomos es similar. También es una de las medidas implantadas con la Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo. Los autónomos se podrían deducir hasta 26,67 euros al día por gastos de manutención. Cantidad que se duplica en el caso de pernoctar fuera del domicilio.

La realidad es que además de cumplir con los requisitos de pagar con medios electrónicos, solo en negocios de hostelería y restauración, la justificación de que el gastos esté afecto a la actividad económica, hace prácticamente inaplicable desgravar el gasto a menos que se lleve un dietario de todas las citas y lugares en los que ha estado el autónomo en los últimos cinco años.

3. Adelanto del IVA

Que los autónomos no tuvieran que adelantar el IVA cuando alguien no les pagaba era una demanda histórica. Para subsanarlo se aprobó el IVA de caja, para que solo se pagara el IVA de aquellas facturas que se habían cobrado, no de las emitidas. Bonito sobre el papel, pero en la práctica un fracaso.

El IVA de caja fue un fracaso, pero no se hace nada para cambiar esta situación

El coste de acogerse a esta medida hacía desistir a muchos pequeños negocios. Además las obligaciones administrativas y de comunicación de datos supone tal problema que acaba por no compensar y los autónomos asumen resignados que pagarán un IVA que no han cobrado. Y años después es algo que sigue sin resolverse.

4. Paro de autónomos

La cotización por cese de actividad, el llamado paro de los autónomos, suponía una vieja reivindicación del sector. Cuando uno cerraba su negocio porque ya no podía más, cuando una empresa que era nuestro principal cliente dejaba de trabajar con nosotros, se podía aguantar y al menos había seis meses para reorientar nuestra carrera laboral.

La realidad es que solo la mitad de los cotizantes, llegado el momento ven atendida su solicitud. La Seguridad Social tiene un chollo con esta cotización, que recauda mucho más de lo que luego paga anualmente en prestaciones. Se va a reformar para flexibilizar los requisitos de acceso, ¿otra promesa incumplida?

5. Desgravación de gastos del vehículo

Esta se quedó fuera de la última reforma. Tengo un vehículo y mañana me hago autónomo. Utilizo dicho vehículo para desplazarme en mi actividad profesional, pero no tengo derecho a deducirme nada. Esta es la realidad de muchos nuevos autónomos. Sale más rentable fiscalmente vender tu coche y adquirir uno nuevo por leasing cuando ya estás dado de alta en la actividad.

La realidad es que pocos autónomos siguen esta regla. Imaginemos el caso de un repartidor, al que le exigen tener vehículo para entrar en una empresa a llevar pedidos, pero que luego por ese mismo motivo no podrá deducirse dichos gastos. No parece lógico. Esta medida afecta de manera notable sobre todo a los nuevos autónomos.

6. Cotización a tiempo parcial

No se puede ser autónomo a tiempo parcial. Si se trabaja por cuenta propia tres o cuatro horas al día no hay ninguna fórmula para cotizar por eses tiempo. O todo o nada. El criterio actual es el de habitualidad, por el cual si no se alcanzan el salario mínimo «no pasa nada» si no nos damos de alta en el RETA, al no considerarse una actividad habitual.

7. Ingresos por debajo del SMI

Lo que nos lleva a la cotización, sea a tiempo parcial o no, de todos los autónomos que no alcanzan en sus ingresos netos o reales el SMI. Al final de mes a un autónomo al que le han quedado limpios, 600 euros después de pagar IVA, IRPF, gastos y Seguridad Social paga lo mismo de cotización que uno que ha finalizado el mes con ingresos de 1.800 netos. Hay promesas para que esto cambie, pero poca fe en el colectivo de que realmente lo haga.

No solo se trata de pagar una cotización más baja, sino también de no pagar IRPF, sin tener que esperar a la declaración anual para que Hacienda nos devuelva el dinero que se ha anticipado. Al final el autónomo parece que financia al Estado en todos los ámbitos, sobrecotiza a la Seguridad Social, paga más IRPF del que por renta le correspondería, adelanta el IVA de aquellos que no le han pagado…

Y lo peor de todo es que no son los únicos, seguro que a vosotros se os ocurre o habéis sufrido alguna situación parecida.

Imagen | RyanMcGuire