‘365 Días más’ es tan rutinaria como su título: la tercera entrega de la saga de Netflix viene con muy poco erotismo y muchos bostezos

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Segundas partes nunca fueron buenas pero… ¿qué pasa cuando la primera ya era atrozmente mala? Pues que la tercera solo puede ser un desastre elevado al cubo. ‘365 Días’ fue un éxito inesperado en Netflix durante el confinamiento, así que era obvio que terminarían adaptando el resto de la saga literaria de Blanka Lipińska. ‘365 Días más’ no solo no da una conclusión a la historia sino que se corona como la más aburrida de la saga (y era difícil conseguirlo).

Más días de sufrimiento

‘365 Días’ nos contaba aquel «inspirado» argumento sobre una chica polaca secuestrada por un mafioso que le daba un año para enamorarse de él. ‘365 Días: aquel día’ continuaba la historia tras la supuesta muerte de Laura, con la ex pareja de Massimo y su hermano gemelo como antagonistas que van malmetiendo (literalmente) contra la pareja y Nacho, un atractivo jardinero (que no es jardinero) se acerca a con intenciones ocultas Laura.

Después de ahorraros 4 horas de vuestra vida ‘365 días más’ es la tercera entrega de esta saga, que prometía poner fin a la tormentosa historia de «amor» entre Massimo y Laura. Narra los problemas que está pasando la relación tras lo ocurrido en la anterior: el golpe que ha supuesto la muerte de Adriano para Massimo, así como el hecho de enterarse de que Laura perdió el bebé en el accidente y las dudas de esta porque cree estar enamorada de Nacho.

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Para ser honestos, la duración del tratamiento de estos conflictos en el argumento seguramente no asciende a más de 20 minutos en total de las casi dos horas de metraje. ¿De qué va entonces ‘365 días más’? Pues de lo mismo que la anterior: de nada.

Volvemos al mismo esquema que en las anteriores y es una retahíla de escenas de sexo aleatorias alternadas con secuencias musicales donde los personajes no hablan, solo se ríen mientras hacen «cosas divertidas», como ir a la discoteca, organizar una cena o conducir un descapotable.

Para colmo, se nota tanto la escasez de tramas en esta tercera entrega que el guión se agarra al clavo ardiendo que es Olga, la amiga de Laura. Si ya en la anterior el personaje hacía entre poco y nada, aquí intentan explotarla como alivio cómico dando pie a escenas lamentables, como una persecución a la que solo le faltaba la musiquilla de Benny Hill.

Buena siesta

Desde el principio, partimos con un problema de base para estas secuelas y es que cualquier posible conflicto dramático que surja entre los protagonistas queda anulado antes incluso de comenzar. Porque, vamos a ver, ¿quién va a creerse que Laura quiera poner fin a su relación por una infidelidad o porque Massimo esté cascarrabias si le pareció bien casarse con un tipo que la secuestró?

365 días

365 días

Si hay algo que me repatea de esta saga es que no le da al público al que va enfocado lo que busca. No solo porque las escenas eróticas son muy recatadas (y son su supuesto reclamo comercial) sino porque la película se niega constantemente a sí misma e intenta ser algo que no es.

Esta película, al igual que sus predecesoras tiene todos los elementos para ser una cinta eróticofestiva, incluso no le vendría mal virar hacia un histrionismo algo telenovelesco en ocasiones, pero fracasa al pretender teñirse de un dramatismo y una trascendencia que se traduce en un ritmo lento y soporífero, que no permite ni distraerse con ella.

Por mucho que las escenas de sexo le sirvieran para llamar la atención en la primera película, si querían estirar el chicle con otras dos entregas tienen que encontrar algún nexo de unión o darle algún contexto a dichas escenas porque, si no, pasa lo que pasa: se hacen aburridas. El género erótico no es el problema: hay miles de películas eróticas que demuestran que se puede tener calidad cinematográfica y ser sensuales al mismo tiempo.

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Lo peor de todo: no es la última entrega de la franquicia. O al menos, esa es la impresión ya que su final es abierto y deja en el aire qué decisión tomará la protagonista. A pesar de que adapta una trilogía literaria, parece que Netflix todavía quiere seguir exprimiéndola (aunque quizá tengamos suerte cambien de opinión ante sus irregulares resultados en visualizaciones).

‘365 Días más’ es la confirmación de que hasta el sexo puede ser aburrido si se le ponen tan pocas ganas a hacer un argumento mínimamente entretenido, saturado de relleno. Yo reconozco que a veces disfruto viendo películas terribles porque me gusta reírme de los momentos ridículos pero es que ni verla de forma irónica te libra de lo interminable y tediosa que es esta secuela.