El cine ya no es lo que era. La música, tampoco. Ni el deporte. ¿Por qué iba el amor a mantenerse en el romancero antiguo? Durante una hora, María Antón Cabot, se lo pregunta en ‘<3‘, un sugerente trabajo documental a lo largo de una calurosa tarde de verano en El Retiro.
Romance romántico
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Hay un momento del documental, un momento anónimo, como debe ser dentro del contexto que ha elegido la realizadora, en el que dos chicas intentan hacer un selfie en las barcas del Retiro. De repente, por detrás, otros dos chicos en una barca hacen un photobomb. Creo que esa imagen recoge bien la idiosincrasia amorosa de la generación que retrata, pero también del tono del documental.
El primer trabajo en la dirección de Cabot muestra a los mismos jóvenes hiperconectados e hiperexcitados que te puedes encontrar saliendo a pasear por el parque durante una tarde de verano. Los mismos jóvenes que buscan una salida a sus pasiones, a sus pulsiones, que empiezan a forjar una identidad que probablemente los marcará y «catalogará» para el resto de sus días. Una primera aventura, un primer recuerdo. Un primer amor. O tal vez ninguna de esas cosas.
Hay algo en los trabajos de ficción, pero sobre todo en los documentales, que no termina de gestarse aquí: cuando creemos ser testigos de algo que no deberíamos estar viendo, la experiencia es más gratificante. Aquí pasa lo contrario, estamos siendo avasallados con insistencia por gente que acabamos de conocer y se esfuerza en contarnos algo. Lo que sea. Ese toque improvisado se da de bruces con una «puesta en escena» que busca la linealidad narrativa.
Y lo que surja
Tomando como referente el documental ‘Comizi d’amore’, de Pier Paolo Pasolini, realizadora y equipo, al menos, dejan un lugar para la última gran broma en la última línea de «guión» de este ‘Pico 3’.
En esta nueva era en la que uno no sabe si está más o menos solo de lo que nunca ha estado, resulta esperanzador por momentos ver cómo la vida sigue su curso, como lo haría en ‘Parque Jurásico‘, pero con nuestros ciudadanos del mañana buscando un destino al que aferrarse.
Como decía más arriba, tras una búsqueda trascendental de la pasión más adecuada para cada uno, lo único que nos motiva a mover el culo y hacer algo con nuestras vidas es la necesidad de tener a alguien a nuestro lado con quien pasar la noche. Al final la cosa va de ir tirando fichas.
