16 niños acogidos en cinco años y dos adopciones, una de ellas de una adolescente: la inspiradora historia de esta madre soltera

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En Bebés y Más hemos publicado en varias ocasiones historias de adopciones que nos han fascinado y nos han llegado al corazón por algún motivo especial. Hoy os traemos una de esas historias protagonizada por una mujer valiente, decidida, entregada y capaz de cambiar el mundo con su increíble generosidad.

Se trata de Katie Irlene, una madre soltera de crianza temporal y madre adoptiva que en menos de cinco años ha dado hogar temporal a 16 niños pequeños (varios de ellos recién nacidos) y ha adoptado a dos, siendo una de sus adopciones la de una chica adolescente que ya no esperaba encontrar una familia.

Una historia realmente inspiradora que con el permiso de Katie hoy os compartimos.

Más de 15 niños acogidos y dos adopciones en menos de cinco años

Katie Holstein quería ser madre, y a pesar de que estaba soltera decidió emprender un proceso legal para convertirse en madre de acogida. Y así fue como en enero de 2015 obtuvo la licencia comenzó esta preciosa aventura.

Los primeros niños que llegaron a su casa para ser acogidos temporalmente fueron tres hermanos: un bebé recién nacido, un niño de un año y de una niña de dos. A partir de este momento, y durante los cinco años siguientes, Katie ha acogido a 16 niños más, y ha sido testigo de una reunificación familiar que le dio fuerzas para seguir ayudando a los niños y padres con problemas.

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Así describía Katie en su cuenta de Instagram lo que sintió al convertirse en madre de acogida por primera vez:

«Mientras me preparo para que mis chicas se vayan, me encuentro pensando a menudo en los bebés que me hicieron mamá. Fueron mi primer todo. La primera fiesta de cumpleaños que hice, la primera visita a la sala de urgencias a altas horas de la noche, mi primera experiencia con un trauma sobre el que solo había leído en los manuales de capacitación, la primera vez que me llamaban ‘Mamá Katie’, mis primeros amores».

«Han pasado 193 días desde que nos separamos y, aunque se ha vuelto más fácil, el dolor sigue presente. Un dolor que estoy segura de que se multiplicará con el próximo adiós, y el próximo, y el siguiente…»

«No me arrepiento de haber dicho que sí a ninguno de mis bebés, incluso sabiendo que algún día tendrían que irse. No me arrepiento de ninguno de los días que pasamos juntos o del pedazo de mi corazón que se llevan con ellos, pero maldita sea si no duele como el infierno» – reflexionaba Katie en una publicación de su cuenta de Instagram.

Y es que, como ella misma afirma, la sensación de acoger y criar temporalmente a un niño que luego debe marcharse a otro hogar definitivo deja siempre un sabor agridulce y un vacío en el corazón

Pero en enero de 2019 una llamada de teléfono cambió su vida, pues esta vez no le proponían acoger a un niño sino adoptarlo. Se trataba de un bebé prematuro llamado Thomas que permanecía ingresado en la UCIN de un hospital, pero a pesar de lo duro de la situación, tras la renuncia definitiva de sus padres biológicos, Katie comenzó los trámites de adopción.

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El proceso fue más largo de lo esperado, no solo debido a las dificultades legales a las que tuvo que hacer frente por ser madre soltera, sino por la irrupción de la pandemia de COVID, que paralizó el proceso durante meses. Finalmente, el pasado 18 de junio, Katie consiguió por fin la patria potestad y Thomas se convirtió en su hijo.

Pero el destino le tenía preparada una nueva sorpresa, y paralelamente al proceso de acogida de Thomas y de su posterior adopción, Katie recibió la propuesta de acoger por un breve periodo de tiempo a una chica adolescente llamada Akyra.

A pesar de que hasta el momento la mujer siempre había acogido a niños más pequeños, su relación con Akyra fue fantástica desde el principio, y la adolescente también se sintió muy cómoda con el resto de niños que en aquellos momentos estaban acogidos en la casa de Katie.

A lo largo de los meses siguientes, Akyra volvió a pasar por el hogar de Katie más veces, pero siempre durante estancias muy cortas. La última acogida temporal tuvo lugar en marzo de 2020, cuando la adolescente compartió el hogar de Katie con seis niños más, uno de ellos un bebé recién nacido que la mujer acababa de acoger.

Y decimos «última acogida» porque después de aquella experiencia Katie decidió adoptar también a Akyra, y a escasos días de cumplir 18 años, la adolescente pudo celebrar su mayoría de edad rodeada de una familia, por primera vez en su vida.

Historias que inspiran

La historia de Katie es una de las muchas historias inspiradoras que hemos compartido en Bebés y Más, y que nos da una increíble lección de generosidad, amor y altruismo.

Por un lado, destaca la especial fortaleza de esta mujer que decide hacer frente al doble sentimiento que produce convertirse en madre de acogida. Tener la oportunidad de ayudar a un niño, criarlo, cuidarlo y educarlo hasta que encuentre un hogar definitivo debe ser una de las cosas más hermosas y gratificantes que puede haber en la vida. Pero a su vez, el momento de la despedida debe ser especialmente doloroso.

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La propia Katie lo manifiesta así en su cuenta de Instagram en varias publicaciones, en las que recuerda con especial cariño y nostalgia a todos los niños que en diferentes momentos han ido pasando por su vida, especialmente a los tres hermanos que la convirtieron en madre por primera vez:

«Hoy hace cinco años que recibí un correo electrónico de mi trabajador social confirmándome que tenía la licencia y ofreciéndome acoger a estos hermanos. De la noche a la mañana pasé de ser soltera y libre a convertirme en madre de un recién nacido, y de dos niños de uno y dos años»

«Es una locura imaginar que después de 16 niños a lo largo de este tiempo, este será el año de la eternidad. Cuando deje de preocuparme por cuándo vendrán o se irán me instale en una vida de certeza».

«No sé cómo será este año para nosotros. Si decidiremos que nuestra familia está completa como está, si me mantendré abierta a la posibilidad muy real de futuros hermanos o si volveré a decir que sí cuando suene el teléfono. Sé que pase lo que pase, estoy emocionada por la oportunidad de respirar libremente por primera vez en mucho, mucho tiempo»

«Una noche después de que los niños se fueran a dormir, revisé las cosas de King por primera vez en seis meses. Toda su ropa y juguetes favoritos, el libro que pasé horas elaborando, los papeles escolares y los dibujos que organicé en carpetas… Un año y medio de recuerdos cuidadosamente empaquetados en tres grandes bolsas».

«Cuando se fue supe que no volvería, pero durante meses sus cosas han ocupado un rincón de mi casa y, por lo tanto, nunca me pareció del todo definitiva su ausencia. Pero mañana, todas estas cosas se van con él a su nuevo hogar, con su nueva familia increíble. Algo que me hace maravillosamente feliz, incluso cuando mi corazón se rompe.

«No soy una persona espiritual, pero es mejor creer que llené esas bolsas de amor y oraciones. Hay cosas buenas por delante, de eso estoy segura»

Pero por encima de todo esto, Katie desea que su historia de acogida y adopción sea una inspiración para las familias que deciden iniciar este camino. Además, recuerda que todos los niños se merecen una familia; especialmente aquellos que han crecido tanto como para pensar que ya no la necesitan, como el caso de su hija Akyra.

«Espero que nuestra historia inspire a más personas a abrir sus hogares a la crianza de otros niños. No es necesario tenerlo todo, ni tampoco esperar al momento adecuado. Seguro que hay niños en su comunidad que necesitan un lugar seguro donde crecer, y no les va a importar que tengas un presupuesto limitado, una casa pequeña, que no estés casado todavía o que no sepas cómo criar a un hijo» – reflexionaba esta madre en una publicación recogida en Love What Matters.

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Fotografía e historia reproducida con autorización | katie_irlene

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