Google
consiguió
la
metonimia
de
las
búsquedas
online.
Es
quien
mejor
ha
dominado
la
organización,
clasificación
y
almacenamiento
de
la
información.
Sin
embargo,
se
ha
pasado
más
de
una
década
enseñando
a
sus
empleados
a
hacer
exactamente
lo
contrario:
borrar,
ocultar
y
minimizar
sus
comunicaciones
internas
para
que
no
quedara
rastro
de
ellas,
según
ha
revelado
The
New
York
Times
gracias
a
la
investigación
antimonopolio
bajo
la
que
está
Google.
Por
qué
es
importante.
Esta
eliminación
sistemática
de
gran
parte
de
la
documentación
interna
ha
hecho
que
tres
jueces
federales
critiquen
duramente
a
Alphabet.
Apuntan
hacia
una
cultura
corporativa
diseñada
para
obstaculizar
las
posibles
investigaciones
antimonopolio
del
futuro…
como
en
la
que
se
encuentra
ahora
mismo
y
que
amenaza
con
trocear
la
empresa.
Entre
bambalinas.
Todo
comenzó
en
2008.
Tras
pasar
por
un
escrutinio
antimonopolístico
por
su
acuerdo
publicitario
con
Yahoo,
Google
hizo
circular
un
comunicado
interno
confidencial
instando
a
sus
empleados
a «pensar
dos
veces»
antes
de
escribir
sobre «temas
candentes»
y
evitar
las
especulaciones.
En
detalle.
Google
implementó
varias
estrategias:
-
Configuró
sus
herramientas
de
mensajería
instantánea
para
que
eliminasen
las
conversaciones
por
defecto
tras
un
tiempo. -
Alentó
el
uso
indiscriminado
del
privilegio
de
confidencialidad
entre
abogado
y
cliente. -
Creó
listas
de
palabras
prohibidas
relacionadas
con
la
posición
dominante
en
los
mercados. -
Instruyó
a
los
trabajadores
a
incluir
abogados
en
los
correos
aunque
no
hubiese
necesidad
legal.
Profundiza.
La
magnitud
del
problema
quedó
expuesta
cuando
el
Department
of
Justice
reveló
que
Google
había
retenido
decenas
de
miles
de
documentos
alegando
privilegios
de
confidencialidad.
Los
tribunales
rechazaron
esa
forma
de
verlo.
El
juez
James
Donato,
del
Distrito
Norte
de
California,
ya
lo
definió
hace
casi
un
año
como «un
ataque
frontal
a
la
administración
justa
de
la
justicia»,
mientras
que
la
jueza
Leonie
Brinkema,
de
Virginia
Oriental,
señaló
que «una
cantidad
terrible
de
pruebas
probablemente
fue
destruida».
El
giro.
En
2023
Google
dio
un
giro
de
timón
a
estas
políticas.
Desde
entonces
guarda
todas
las
comunicaciones
por
defecto
y
existe
un
registro
de
esas
conversaciones.
Sin
embargo,
algunos
empleados
pronto
encontraron
una
alternativa
en
la
que
se
sentían
más
cómodos:
grupos
de
WhatsApp
con
borrado
automático
de
mensajes.
La
ironía
es
evidente.
La
empresa
que
construyó
su
imperio
prometiendo
organizar
la
información
mundial
dedicó
años
a
entrenar
a
sus
empleados
en
el
arte
de
no
dejar
rastro.
Algo
que
ahora
se
puede
percibir
como
una
cultura
corporativa
fundamentada
en
el
secretismo,
la
desconfianza
y
la
prevención
de
riesgos
futuros
a
base
de
renunciar
a
dejar
rastro.
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La
memoria
(de
la
IA)
tiene
un
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ahora
recuerda
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pero
solo
si
pagas