Hay quien prefiere pelar los tomates, pero si son de piel fina y tenemos una buena batidora o robot de cocina, no es necesario, ya que así aprovechamos además sus nutrientes. O siempre podemos colarlo después. La piel de los melocotones sí es mejor retirarla ya que es más fibrosa y gruesa.
Lavar bien los tomates, el pimiento, el pepino y los melocotones. Retirar los pedúnculos de los primeros con un cuchillo de punta afilado y trocear en piezas pequeñas. Disponer en el vaso de la batidora o en un recipiente. Despuntar y trocear el pimiento y el pepino (si se usa), y mezclar con el tomate.
Si se usa el diente de ajo, es aconsejable retirar el germen interior. Si nos sienta mal, sustituirlo por un poco de ajo granulado o en polvo. Añadirlo con un poco de sal, el vinagre y un chorrito de aceite de oliva. Mezclar y dejar reposar en la nevera como mínimo 15 minutos.
Pelar y trocear los melocotones, procurando aprovechar el máximo de pulpa y el jugo que suelten. Triturar las hortalizas reposadas, añadir el melocotón y volver a triturar a velocidad alta hasta incorporar todo en una mezcla homogénea.
Finalmente seguir triturando a velocidad más baja mientras se añade más aceite de oliva en hilo para que emulsione. Si usamos una batidora de brazo, simplemente triturar todo bien. Ir probando y ajustando la textura y los sabores al gusto, añadiendo agua fría si nos quedara muy espeso.
Con qué acompañar el gazpacho de melocotón
Como cualquier sopa fría, el gazpacho de melocotón admite multitud de guarniciones que aporten un contraste de texturas y sabor. Trocitos de pan crujiente o tipo picos o regañás son típicos, pero si queremos evitar añadir hidratos podemos tomarlo con huevo duro picado, un poco de queso de rulo de cabra o queso fresco, semillas o frutos secos picados, hierbas frescas, etc.