Durante el embarazo de mi primera hija estaba convencida de que necesitaba todos los artículos de puericultura para cuidarla y pensaba que cuando naciera necesitaría muchos más. Me equivoqué. Muchos de los «objetos imprescindibles» eran totalmente prescindibles y algunos hasta quedaron sin tocar.
Así que cuando me quedé embarazada de mi segundo hijo, mis necesidades cambiaron totalmente. No solo aproveché muchas cosas de su hermano mayor, sino que además hice colecta entre amigos y familiares de ropa y complementos que podría necesitar. Y el ahorro fue considerable.
Si estás esperando a tu segundo bebé, quizás te interese saber cómo no despilfarrar, porque con dos niños no siempre se puede tirar la casa por la ventana y más si ya va al cole o a la guardería (el regreso ya está a la vuelta de la esquina). He preguntado sobre el tema a algunas amigas y al unir sus trucos a los propios, han surgido estas 13 claves de ahorro que puedes poner en práctica si vas a tener el segundo bebé, porque no todo vale.
1. Revisa qué tienes del hermano mayor
Antes de lanzarte al desenfreno de las compras, revisa primero qué puedes reutilizar de su hermano mayor. ¡Claro que hace ilusión imaginar a tu bebé con esa ropita tan pequeña y tan nueva! Pero cuando te asalte la tentación, piensa en cuántas prendas de tu primer hijo se quedaron nuevas. Recuerda lo rápido que crecen.
Tampoco olvides que de recién nacidos se pasan casi todo el tiempo dormidos, así que no pasa nada por reutilizar esos pijamas y bodys del mayor, aunque estén un poco usados. Reserva el presupuesto para cuando crezca y te exija «cierto estilo», que lo hará.
Yo tengo niña y niño y os aseguro que reutilicé casi toda la ropa de recién nacido porque era bastante unisex. Pero incluso llevó algún pelele rosa de su hermana. ¡Y tan guapo que estaba! Hay que ser práctica: tenía que cambiarle hasta tres veces al día y estaba en casa o en la calle, tapado, casi todo el tiempo.
Y pasa revista también a los imprescindibles de puericultura. No solo a la cuna y al capazo y la silla de paseo, que seguramente aún tengan mucha vida por delante, sino también al portabebé, la hamaca, la trona, la primera silla del coche…
En mi caso tuve que comprar el cochecito completo, porque las normas de seguridad para el coche habían cambiado y el capazo no me servía, pero sí reciclé casi todo lo demás.
2. Haz una lista de qué vas a necesitar realmente
Ya has aprendido de tus errores ¿verdad? Y ahora sabes que sí vas a usar y qué no con tu pequeñín. Así que nada de agradecer los regalos inútiles de los demás, ni de volverte loca en la planta de bebés de las grandes superficies.
En mi caso, tenía «casi» de todo, así que cuando me comentaban que querían hacerle un regalo al bebé, siempre les pedía cosas muy útiles y que había anotado en mi lista de pendientes: el saco para el cochecito de paseo, una nueva funda para la silla del coche, ropa para dos años, zapatitos de primeros pasos y, sobre todo, pañales, muchos pañales.
Las listas de nacimiento también resultan muy prácticas y algunas de mis amigas recurrieron a ellas, para asegurarse de que no se repiten regalos y no tener que devolver los repetidos o los que no necesitas. Yo no soy partidaria, porque parece que «me están contando cuánto se han gastado», pero cada uno es libre de elegir.
Y, por supuesto, nada de peluches (que solo acumulan polvo) ni de juguetes para bebés. Ya tiene los de su hermano mayor y si sirvieron para su desarrollo, seguirán siendo igual de útiles para el segundo.
3. Elimina todo lo que tenga que ver con alimentación
Opta por la lactancia y no solo le estarás dando a tu bebé el alimento más completo, sino que te ahorrarás un montón de dinero: biberones, tetinas, leche de fórmula, esterilizadores, calientabiberones para el coche y la casa…
Ni siquiera necesitarás esos accesorios que te parecían tan necesarios antes de nacer tu primer bebé, como el cojín de lactancia. ¡Ya eres una experta en el tema! Tu única inversión pasará por los discos de lactancia y, si los compras por Internet, también ahorrarás un dinerillo.
4. Pregunta a amigos que han sido padres recientes si pueden prestarte algo de «los pendientes»
Entre ellos puede estar el sacaleches, muy útil y seguramente necesario, pero que puede suponer un desembolso ahorrable. A mí me lo prestaron en los dos embarazos, porque una vez que dejas de dar el pecho se queda arrinconado en el armario. Solo hay que esterilizar las copas (incluso se pueden cambiar si se quiere, y punto).
Y también la minicuna. Yo la pedí prestada con mis dos bebés. Y es algo muy frecuente entre las madres pasarlas de unas a otras. Es una inversión considerable, que se usa durante muy poco tiempo, por lo que queda como nueva. Y siempre conoces a alguna madre a quien se la ha regalado y está dispuesta a volver a hacerlo. ¡Prueba y lo comprobarás!
El mismo consejo sirve para el fular portabebés, aunque el desembolso en estos casos es menor y se usa más tiempo.
Y la cuna de viaje. Yo presté la de mi hija mayor a otra mamá, así que cuando nació su hermano me tocó hacerme con otra, porque sí que me resultaba muy cómoda para ir a casa de los abuelos y al pueblo. Después, también la pasé a otros padres.
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5. Practica colecho
Y así te ahorrarás también la minicuna, la cuna de colecho o la «cuna de mayores».
Estarás ayudando al desarrollo de tus pequeños y así su hermano mayor no se sentirá desplazado. ¿Has pensado que así tampoco tendrás que preocuparte de la cuna cuando viajas, ni por supuesto necesitarás un modelo de viaje?
Y también te ahorrarás los escucha-bebés, ya que el bebé duerme contigo y le llevas al lugar de la casa donde estés. Además, si el piso es pequeño, seguro que escuchas sus llantos. ¡El sexto sentido ya lo tienes muy desarrollado tras dos niños!
¡Menos cosas que meter al maletero del coche!
6. Busca en las webs de segunda mano
Reconozco que soy una fiel seguidora de las páginas de compraventa. Comencé a usar el servicio impreso cuando era estudiante y la economía estaba muy floja y sigo haciéndolo hoy en día. ¡Te sorprendería comprobar cómo lo que crees que no sirve para nada, siempre hay gente que encuentra su utilidad!
Y viceversa. Desde los clásicos genéricos, como Vibbo o Wallapop, donde encuentras de todo y donde puedes vender las cosas de tu hijo mayor que ya sabes que no vas a usar y así sacarte un extra perfecto para su hermano, hasta páginas orientadas exclusivamente al mundo de la maternidad: Wallyboo, Baby eco…
Y así también estarás cuidando el medio ambiente.
7. Sé previsora y busca las ofertas
Ya has tenido un bebé, así que ya sabes en qué se te va a ir la mayoría del presupuesto, también con su hermano.
Los pañales de tela son una buena opción para ahorrar costes, pero si optas por los pañales desechables, más cómodos, la inversión es alta. Las grandes superficies suelen lanzar de vez en cuando promociones de 2×1, la segunda unidad al 70%…
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Solía estar pendiente de ellas y en cuanto salía una (después de comprobar que realmente era el precio original y suponía un gran descuento) hacía acopio de unas cuantas bolsas de la talla que estaba usando mi hija en ese momento y de la siguiente, por si se le quedaba pequeña la actual.
8. Aprovecha las rebajas
Llevo toda la vida haciéndolo, aprovechando las ofertas de fin de temporada de la sección infantil para adquirir la ropa para el año siguiente.
De hecho, también lo hice para los primeros meses de mi bebé. En rebajas compré el buzo para el invierno, las manoplas, gorros e incluso el bañador, calculando los meses que tendría.
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Supe que estaba embarazada en agosto, así que pillé los últimos precios de la temporada de verano y los de febrero. ¡Te aseguro que puedes hacerte con un auténtico guardarropa por un desembolso irrisorio!
No lo hice con la ropita o los pijamas, porque no podía saber si iba a ser un bebé grande o pequeño, pero sí con complementos que usan tallajes más amplios.
9. No a las toallitas desechables
Recuerdo que con mi primera hija usé toneladas de toallitas húmedas para bebés. ¡Me faltaban manos para limpiarla, cambiarla el pañal, eliminar el vómito de su ropa…! Eran mis grandes aliadas.
Pero fue tras comprobar el daño que causan al medio ambiente y a nuestros bolsillos (por los grandes daños que causan en los servicios de las ciudades y comunidades de vecinos), que con el segundo probé algo diferente: una esponja, agua y jabón en casa para el cambio de pañal y toallitas de papel para las salidas. Y lo curioso fue que así también conseguí ahorrar, además de que es más higiénico y le irrita menos el culito.
10. Apuesta por el sharing
¿Sabías que hay empresas de alquiler de artículos de puericultura?
Además de ser útiles para no tener que viajar con la sillita, la cuna, la trona, etc., pueden sacarte también de un apuro y no tirar el dinero a lo loco.
Me contaba Esther, una madre del cole que ha tenido otro bebé hace unos meses:
«Estas mismas Navidades recurrí a una de ellas. Nos entraron en el coche y nos robaron las sillas de los niños en una visita a Madrid. Gastar de golpe el dinero para dos nuevas era impensable, así que decidimos alquilarlas en una web y ya en casa busqué ofertas y, cuando encontré una interesante, las pagué a plazos».
Y me quedé con la idea. Otra alternativa para no gastar dinero a lo loco.
Pero las opciones van más allá. Incluso existen webs de renting de ropa de bebés, precisamente por lo que comentábamos antes: crecen muy deprisa y apenas tienen tiempo a usar esos preciosos modelitos que te han costado un riñón. Así puedes llevar a tus bebés a la última pero sin hacer un agujero a tu presupuesto familiar.
11. Compara precios
Como hace Paula, madre de Jesús y Telma, no precipitarse en la compra en otra de las claves para ahorrar. Como decía un famoso anuncio: «Busca, compara y si encuentras algo mejor, cómpralo».
Soy de las que voy a una tienda y voy buscando siempre el chollo. Pero antes de adquirirlo, regreso a casa y busco en Internet el precio real. Porque a veces no existe tal chollo y solo es una forma de captar al cliente para que compre de inmediato, para que piense que si no lo hace así puede perder la ganga.
Además, ¿has pensado si realmente necesitas ese artículo tan rebajado? Primero reflexiona en casa y comprueba si es la talla de tu bebé o si va a serte útil o va a quedar arrinconado en un armario.
Me comentaba hace poco una amiga que cuando se decidió a hacer limpieza en profundidad en casa para deshacerse de los trastos inútiles, se encontró con artículos de bebé sin abrir (su hija tiene ya cinco años). No los había necesitado en absoluto.
Lo curioso es que decidió venderlo en una web de segunda mano y se los quitaron casi literalmente de las manos de inmediato. Pero ¿realmente los padres que lo compraron van a usarlos o simplemente creen que lo harán?
12. Plantéate quién va a cuidar del bebé
Echa números sobre qué te interesa más: reducción de jornada al reincorporarte al trabajo (papá o tú), una persona que cuide del bebé en casa y te ayude con el mayor, una guardería, quizás incluso mudaros a una casa cerca de los abuelos…
Porque la idea en este punto no es solo ahorrar dinero sino también tiempo. Porque con dos hijos (y uno de ellos un recién nacido) el tiempo para «intentar llegar a todo y no morir en el intento», es oro.
Aquí no hay trucos, cada padre escoge la opción que cree va a ser mejor para su hijo.
13. Haz números y vuelve a hacerlos
No queda otra. La familia ha aumentado y hay que redefinir gastos, pero hay herramientas que pueden ayudarte a ahorrar sin perder tiempo.
La fórmula japonesa Kakeibo para calcular gastos se ha puesto de moda en las economías familiares y por algo será.
Se basa en un pequeño librito de contabilidad y finanzas, estructurado de una manera específica.
Kakebo: Libro de cuentas para ahorrar y gestionar tus gastos sin estrés (Ocio y tiempo libre)
O incluso en app: Zoe´s Kakebo, para iPhone y Android.
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