Pelar el mango y la piña. Para el mango es más fácil cortarlo por la mitad y extraer la carne con una cuchara, presionando al filo de la piel, si está bien maduro. Desechar la parte central de la piña porque suele estar muy dura y fibrosa. Cortar en cubos pequeños y colocar en una bolsa o recipiente apto para congelación.
Congelar durante al menos una hora. Si lo dejamos más tiempo tendremos que dejar que se descongele un poco cuando lo saquemos, o la fruta estará demasiado dura. Cuando queramos tomar el smoothie, colocar la fruta en el vaso de una batidora o procesador de alimentos. Triturar ligeramente.
Añadir la leche de almendras, el agua de coco, la cúrcuma y la lima. Triturar y comprobar la textura. Añadir más líquido al gusto y triturar muy bien hasta tener una textura suave y cremosa, no demasiado espesa ni muy líquida. Servir inmediatamente con un poco de coco rallado, si se desea.
Este smoothie de piña, mango y coco se puede tomar en el desayuno para empezar con buenas energías el día, ya que si dejamos todos los ingredientes preparados apenas se tarda nada en prepararlo. También es perfecto para recargar energías a lo largo del día, y aunque es saciante no resulta nada pesado.