11 molestias poco conocidas que puedes sentir en el embarazo

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Al hablar de las molestias típicas del embarazo lo primero que nos viene a la mente son las famosas náuseas, el cansancio y los mareos. Sin embargo, hay otras molestias menos conocidas que puede sufrir la embarazada durante la gestación.

Son cambios que se producen en el embarazo como efecto de la acción de las hormonas. No suelen formar parte de la lista de “molestias oficiales del embarazo” y es posible que nadie te haya hablado de ellas, pero en menor o en mayor medida pueden aparecer a lo largo de la gestación.

Son la parte menos agradable de estar embarazada, y aunque son inconvenientes reversibles que desaparecen después del parto, la mayoría de las futuras mamás sufre alguna de estas molestias en algún momento del embarazo. De todas formas, son fáciles de tratar y no afectan en absoluto al crecimiento del bebé.

Hinchazón y sangrado de encías

El efecto de las hormonas hace que se pueda sufrir sangrado de las encías, pero hemos de estar atentas a este síntoma, ya que podría significar algún problema mayor. Es habitual que las encías sangren tras el cepillado o después de pasar el hilo dental.

También son comunes unas encías más enrojecidas de lo normal, abultadas y doloridas, pero si estos síntomas se presentan en exceso podríamos estar ante una gingivitis que hay que controlar para evitar riesgos y que derive en periodontitis, una forma grave de enfermedad de las encías.

Las molestias del embarazo, trimestre a trimestre (y cómo puedes aliviarlas)

Sudoración en el embarazo

Algunas mujeres sufren sudores en el embarazo mucho más que otras. La sudoración en el embarazo es un mecanismo de respuesta del organismo para disminuir la temperatura corporal de la embarazada que se eleva debido al aumento del flujo sanguíneo.

Puede aparecer en cualquier momento del embarazo, pero se exacerba en el último trimestre.

Con el sudor, el cuerpo elimina sales minerales, por lo que se recomienda utilizar ropa holgada, preferiblemente de algodón y mantenerse bien hidratada.

Aumento de la salivación

Puede que notes que mojas la almohada por las noches o que el exceso de saliva te provoca náuseas. La explicación es que el aumento de hormonas causa alteraciones bucales como por ejemplo el aumento de la salivación. También llamada hipersalivación o sialorrea.

Esta molestia es más frecuente en el primer trimestre de embarazo, y suele estar relacionada con las náuseas de las primeras semanas.

Para aliviar la sensación de exceso de saliva, hay algunos trucos como por ejemplo ingerir una rebanada de pan integral o galletas livianas y cepillarse los dientes. A mi me funcionaba bien beber refrescos de limón.

Indigestión en el embarazo

La indigestión en el embarazo es una de las molestias asociadas a la gestación. Da la sensación de tener el estómago revuelto y que nada de lo que comemos nos sienta bien.

Suele ser más frecuente en el primer trimestre, incluso en algunas mujeres es la primera señal de embarazo, y también en el último trimestre de gestación. Al comienzo, se debe a la acción de las hormonas y al final, a que el tamaño del útero comprime los órganos que intervienen en la digestión haciéndola más lenta y pesada.

Para disminuir el malestar se recomienda hacer comidas pequeñas varias veces al día y evitar las comidas copiosas que tardan más tiempo en digerirse.

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Ronquidos en el embarazo

Es posible que tu pareja haya notado que roncas cuando duermes, aún cuando nunca hayas roncado. Se debe a que durante el embarazo se congestionan las vías respiratorias, lo cual produce una sensación de taponamiento y cierta dificultad para respirar que se traduce en ronquidos.

Son más propensas a sufrirlos las mujeres que han aumentado demasiado de peso durante el embarazo, las que sufren hipertensión o preeclampsia y las que eran roncadoras antes del embarazo.

Suelen incrementarse hacia el segundo y tercer trimestre, ya que a medida que avanza el embarazo se va acumulando además algo de grasa alrededor del cuello y garganta, estrechando más las vías respiratorias.

Para aliviar los ronquidos en el embarazo se recomienda evitar la cafeína, controlar el aumento de peso, elevar un poco la cabeza al dormir, dormir de lado o recurrir a las tiritas nasales adhesivas.

Cambios en la mucosa vaginal

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Algunas mujeres se asustan al notar cambios en la mucosa vaginal durante el embarazo, pero no hay por qué alarmarse. Debido a los cambios hormonales el flujo aumenta en cantidad y se vuelve más oscuro.

Además, después de mantener relaciones sexuales puede que el flujo se tiña de rosado, pero esto no tiene nada que ver con las pérdidas de sangre en el embarazo. La causa es la inflamación de los pequeños capilares que se encuentran en el cuello del útero.

Gases en el embarazo

Los altos niveles de progesterona relajan los músculos intestinales produciendo gases en el embarazo. A esto se suma la lentitud en la digestión y la sensación de hinchazón abdominal, además del estreñimiento, también habitual durante la gestación.

Eliminar las bebidas con gas de la dieta, las comidas con grasa, masticar bien, comer lentamente y dormir de lado son algunos de los consejos para evitar los gases en el embarazo.

Pérdidas de orina en el embarazo

La incontinencia urinaria es común en el tercer trimestre de embarazo, aunque suelen ser pequeños escapes cuando la mujer se ríe, tose, estornuda, hace algún esfuerzo… Este hecho resulta de la presión que el útero, cada vez más crecido, ejerce sobre la vejiga. Para prevenir esta ligera incontinencia recuerda que puedes realizar los ejercicios de kegel para fortalecer el suelo pélvico.

Si las pérdidas son leves no tienen importancia y podrán sobrellevarse con pequeñas compresas. Cuando sí hemos de preocuparnos es si las pérdidas no son de orina sino de líquido amniótico: entonces hay que acudir al médico para que valore la situación, ya que el líquido amniótico es el que envuelve y protege al bebé.

Las pérdidas de orina pueden extenderse tras el parto debido a la debilitación del suelo pélvico, de modo que en esta ocasión también serán tus aliados los ejercicios de kegel, que se pueden realizar durante el embarazo y también tras el parto.

Hemorragias nasales

Así como pueden sangrar las encías, la embarazada también puede sufrir hemorragias nasales. Esto se debe a que la mucosa nasal se inflama ocasionando congestión nasal (como comentábamos más arriba) y en ocasiones la propia congestión provoca un sangrado de la nariz.

Se recomienda evitar los ambientes muy secos, los perfumes o cualquier otra sustancia irritante, limpiar las fosas nasales con solución salina y procurar no sonarte la nariz demasiado fuerte.

En caso de sangrado debes recostarte o sentarte con la cabeza más elevada que el resto del cuerpo y hacer presión en las fosas nasales con los dedos índice y pulgar entre cinco y diez minutos.

Si las hemorragias fueran muy frecuentes y abundantes, lo mejor es consultarlo con el médico.

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Sensibilidad olfativa extrema

Olores y sabores que antes agradaban pueden resultar repugnantes, incluyendo el plato de comida preferido o tu perfume favorito. Se puede desarrollar una auténtica aversión por los olores o sabores de determinados aliment os, especialmente por los pescados, las carnes o el café, así como por el tabaco.

A este fenómeno se lo denomina hiperosmia, un aumento exagerado de la sensibilidad hacia los olores que se manifiesta durante el embarazo o el climaterio. En el caso de las embarazadas es una alteración fisiológica provocada por el aumento de estrógenos que provoca que la mujer tenga un olfato más prominente y una extrema sensibilidad a los olores.

Pérdidas de calostro

Este es otra «molestia» poco conocida que sucede cuando el momento del parto se acerca. Puede ser un momento embarazoso, pero al menos no provoca molestias graves ni dolor. Al final del embarazo es probable que los pechos segreguen calostro, una sustancia pegajosa y acuosa, la primera leche de los pechos.

Con el parto, la producción de calostro aumenta y es el primer alimento del recién nacido, precursor de la leche materna, que le proporciona todo lo que necesita en estos momentos.

Ya tras el parto se siguen sucediendo los cambios en los pechos y puede volver un dolor e inflamación con la subida de la leche.

Photos | Pexels
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