Es noticia hoy, pero como ésta debe haber cientos en estos momentos que no han salido a la luz. En los informativos se hacían eco del caso de una mujer trabajadora de una gran superficie que se abrió en Alicante que ha ganado un recurso frente a esa organización que le negaba su derecho a conciliar.
Con un hijo de 12 años y con su pareja trabajando de lunes a domingo, pidió algo tan osado como que le cambiaran el horario de 30 horas semanales de lunes a domingo, para poder estar el último día de la semana con su hijo para que no se quedara solo.
Acudir al sindicato como única solución tras dialogar con el jefe
La trabajadora expuso su situación a su superior. Entregó documentación donde quedaba reflejado que su pareja trabajaba los siete días de la semana y que ella sólo pedía un cambio para poder estar con su hijo, al quedarse solo.
La empresa se negó a admitir ni las pruebas ni el asunto planteado. El sindicato ha hecho público ante esta actitud: «ante la negativa de la empresa a, ni siquiera, estudiar la posibilidad de facilitar esa conciliación. La sentencia deja en evidencia una actitud empresarial intransigente que, tratándose de derechos sociales, debe ser combatida».
Conciliar, una opción molesta para algunas empresas
Que un trabajador trate de negociar dos días de descanso y que uno sea siempre en domingo y se lo niegue la empresa, puesto que el término conciliación no le suena o no le viene bien, es cuanto menos sorprendente.
¿No es tan positiva la conciliación? ¿No somos tan modernos? Parece que no, y que incluso grandes empresas que vienen de países con otra cultura y más derechos, no consideran prioritario que una persona tenga tiempo para estar con su familia si trabaja para ellos.
En el fallo, la magistrada-jueza reconoce el derecho de la trabajadora a disfrutar de una jornada efectiva semanal de 8 a 14 h. distribuida de lunes a sábado con dos días de descanso, uno de ellos siempre en domingo, y condena a la empresa a «estar y pasar por ello».
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