Se acabó lo que se daba. Siete episodios y ‘The White Lotus‘ demuestra que no fue flor de un día simplemente para entretenernos en el panorama veraniego. Una vez terminada la temporada 2 podemos decir que la serie de HBO se ha reivindicado como una de las grandes de este 2022.
Y es que el cambio de ambientación y personajes para estas nuevas vacaciones de ricachones no era simplemente estético. Mike White cambió la serie (para mi gusto a mejor) hacia algo ligeramente más ambicioso, más referencial (ahí están los homenajes al cine) mientras de paso se deleitaba con la simbología y el lore siciliano.
Por cierto, vamos a hablar del final de ‘The White Lotus’ por lo que se da por supuesto que puede haber destripes de trama.
Si bien el balance de la temporada 2 ha sido bastante positivo, de hecho me ha gustado más que la tanda hawaiana, tengo la sensación de que Mike White no ha estado del todo fino a la hora de dar carpetazo a estos siete episodios.
Arrivederci, Sicilia
No es por la chocante muerte de Tanya —de nuevo algo accidental para emular la de Armand en la temporada 1—, sino porque creo que la resolución de esa trama me parece hecha algo a brocha gorda con cierta sensación de frustración (buscada, eso sí) al no darnos una respuesta clara sobre lo que estaba pasando.
Es verdad que parte de que White no quiere ponernos las cosas fáciles y más allá de reencuentros y alguna que otra reconciliación bonitos, decide dejar a libre interpretación lo que realmente está pasando (o ha pasado) con cada uno de los bloques de personajes y sus problemas. Pero no pasa nada gracias a cierta coherencia con la máxima de que la vida no te da respuestas fáciles.
Ya con los primeros episodios comenté que las barreras que nos encontrábamos con los personajes de la primera temporada aquí no existían. O, al menos, no había esa sensación de primeras sensaciones infranqueables. Creo que en este sentido el espectador lo tiene más fácil para involucrarse con todas las tramas.
Otra cosa es que todos los personajes y tramas hayan funcionado al mismo nivel. Tras un inicio bastante atractivo, tengo que reconocer que una vez puestos en marcha los resortes ha habido alguna trama que por mucho que White insistiera no daba mucho más de sí. Afortunadamente, la magia de la serie radica no en lo que pasa sino en los personajes en sí.
Esta, desde luego, ha sido la temporada de la Harper de Aubrey Plaza, claramente la más compleja e interesante de todas las que nos han ofrecido esta temporada 2. Otras, aunque prometedoras, han sido algo más básicas (los di Grasso), pero por lo general han sido bastante amenas y bien realizadas.
De esta manera, a mi juicio ‘The White Lotus’ da de nuevo esa sensación de que, dentro de lo estupendamente escrita y dirigida que está, se queda algo en un «casi» y a veces es más caricaturesca (a veces no hace falta que Coolidge esté tan pasada de rosca) de lo que necesita.
