Hay muchas empresas que todavía siguen bajo mínimos. Se mantienen como quién dice con respiración asistida. No les entra un euro en caja y todos sus empleados en ERTE. Y lo peor es que siguen sin saber cuándo van a poder recuperarse. Por mucho que los datos sean buenos y las restricciones se vayan dejando poco a poco atrás hay muchos sectores a los que todavía no les alcanza.
No son pocas las empresas de eventos, espectáculos, muchas discotecas y ocio nocturno que todavía no pueden abrir o lo hacen en unas condiciones que no son rentables. Porque muchas de ellas dependen para ello de un determinado aforo, de tener la suficiente cantidad de clientes que actualmente no se da. Lo mismo con eventos, muy reducidos los que se celebran y escasos.
Empresas sin ingresos otro verano más
Y el problema fundamental es que en muchos de ellos el verano es su punto álgido. Es el momento del año donde la facturación les permite mantenerse durante el resto del tiempo. Y ven con desesperación como se acerca el momento y siguen cerrados. Y el problema es que algo similar ya ocurrió el año pasado.
Sin ingresos y con ayudas que no llegan, muchas empresas echarán el cierre
Es el largo invierno para muchas empresas de temporada. Se puede aguantar un mal año, incluso un muy mal año o no llegar a abrir. Lo que no se puede aguantar son cinco temporadas de invierno seguidas, sin ingresos o con la facturación sin apenas dejar beneficio. Y no estarán ahí en el verano de 2022.
Ocurre lo mismo con mucha pyme que tenía en el sector de las celebraciones su principal fuente de ingresos. Hablamos de negocios relacionados con bodas, comuniones, reuniones sociales, congresos, etc. Pero también algunas de transporte de viajeros, agencias de turismo, guías, etc.
Y trabajadores más de un año en casa
Luego está la parte que corresponde a los empleados que siguen en su casa. Que ven con desánimo como sus conocidos, amigos, parejas con un poco de suerte, se reincorporan a sus puestos. Y ellos siguen esperando que les llamen. Con un estado anímico que no es el mejor en muchos casos.
Hay gente que puede pensar que recibir un 70% del salario por no hacer nada está muy bien. Pero hay que ponerse en esa situación. Estar sin trabajar no es una situación agradable. En otros casos el problema viene por una situación económica complicada, donde renunciar a ese 30% es un problema. Peor todavía si había ingresos sin computar, como podrían ser las propinas de muchos sectores que pueden suponer una parte importante de lo que al final llega a nuestro bolsillo.
Y la realidad es que posiblemente muchos de estos sectores no se beneficien, al menos no directamente, del dinero que llegue de Europa para poner en marcha. Una discoteca, una empresa de eventos, un obrador que hace pasteles para bodas poco o nada van a rascar de ese dinero. Sus esperanzas están en que la gente que también ha parado sus vidas, pero mantiene poder adquisitivo, vuelva con ganas cuando le permitan.
Lo único positivo es que puede que muchos de los que han podido aguantar vean como ganan cuota de mercado porque su competencia ha desaparecido. Sí, vendrán otros a ocupar su lugar, pero hacerse con una cartera de clientes y ganarse su confianza no se hace de la noche a la mañana.
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