‘She-Hulk: Abogada Hulka’ (1×03): la serie encuentra el tono correcto en un episodio que se ríe (con razón) de parte de su audiencia

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Tengo que confesar dos cosas. La primera, mi absoluta pleitesía a la etapa de Hulka escrita por John Byrne, con su continua y exagerada ruptura de la cuarta pared y el juego con el propio medio. La segunda, que los dos primeros episodios de ‘She-Hulk: Abogada Hulka’ me habían dejado francamente triste. El humor al que uno estaba acostumbrado en los cómics, original, meta y autoparódico, parecía encontrarse absolutamente diluido y convertido en chascarrillos aptos para todo el mundo, con la bandera de no asustar al espectador medio por bandera. Por suerte, el episodio 3 ha venido a (empezar a) cambiar mi perspectiva del asunto.

Obviamente, si esto es una review del episodio 3 de ‘She-Hulk: Abogada Hulka’, habrá spoilers. No muchos, pero haberlos haylos.

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Humor verde

Si hasta ahora la serie había estado más basada en el devenir de la vida de Jennifer Walters acompañada de un par de momentos de sonrisilla un poco mal metidos, en este tercer episodio la cosa vira y se convierte poco a poco en lo que se nos prometió: una comedia legal superheroica. Los chistes funcionan (ese Linkedin de Wong), el ritmo es frenético y los juicios no se obvian para mostrar peleas aleatorias, como uno podía temer que pasara después de la aparición de Titania. Hay dos juicios, sí, con todas las de la ley (nunca mejor dicho), que en este caso nos ofrecen una -a priori- despedida del fabuloso Abominación 14 años después de su primera aparición en ‘El increíble Hulk’.

Pero además, por primera vez, los chistes funcionan, uno tras otro, en parte porque han encontrado una excusa para que Jennifer Walters hable a cámara más allá de «Es que también lo hace en los cómics»: Hulka sabe que vive en una serie, algo que de momento da lugar a comentarios meta («Tramas A y B unidas») pero en el futuro puede afectar a la narrativa como lo hacía en los cómics de Byrne. ¡Ojalá!

Hulka

Hulka

Los cameos semanales (por más que se nos prometa que esta serie no es de cameo semanal) son de Wong y la primera aparición de la Brigada de Demolición, armada con artefactos robados a Asgard y que son una buenísima puesta a punto del grupo de villanos de serie B que se estrenaron en 1974 y que hasta ahora solo habían tenido un papel en series y películas de animación. El hecho de que la serie se atreva a rescatar conceptos tan ridículos para actualizarlos y unirlos con el resto del UCM solo es indicativo del cariño absoluto que tiene por el universo al que pertenece (y parodia). Ah, y también sale Megan Thee Stallion, perfecto para sacar la serie fuera del ámbito geek.

Team He-Hulk

Además, este tercer episodio se anticipa a los comentarios en cualquier web, vídeo de Youtube o red social contra el hecho de que Hulka sea mujer. De hecho, han acertado de pleno en la parodia hasta el punto de que más de uno tiene que estar lamiéndose las heridas al verse reflejado en la pequeña pantalla con sus «¿Por qué todos los superhéroes ahora son mujeres?» o «No tengo nada en contra de las superheroínas, pero que no cojan los nombres de otros». Si ‘She-Hulk: Abogada Hulka’ pega fuerte, lo hace sin remilgos.

Hulka 2

Hulka 2

Probablemente, en lugar de llevar a una reflexión e interiorización de un discurso tóxico, muchos fans redoblarán los esfuerzos en demostrar al mundo que no son machistas, pero. La serie de Hulka, sorprendiendo gratamente, se ha vuelto más sutil en su crítica del machismo que en el episodio piloto (donde, reconozcámoslo, estaba un poco metido con calzador) usando una ironía y un sarcasmo que le sientan muchísimo mejor.

Aún hay chistes que no terminan de funcionar, pero la serie parece haber encontrado en este capítulo la tracción correcta, el punto en el que se siente cómoda para seguir adelante y reírse de casi quince años de Marvel al mismo tiempo que le hace un homenaje. Si ya los primeros episodios de ‘Ms Marvel’, antes de que se descalabrara, trataban el UCM como algo real y tangible a pie de calle más allá de las luchas y los poderes, mostrando su parte en la cultura popular del universo 616, en ‘She-Hulk: Abogada Hulka’ va más allá, dejando caer cómo afectan los superhéroes a otros estratos de la sociedad, como una especie de cara B de las películas.

Progresa adecuadamente

Si hasta ahora la nueva serie de Marvel parecía estar yendo con cuidado para no molestar a nadie, en su episodio tres se ha desmelenado por completo, no tratando en serio a sus propios personajes y demostrando que quizá no es una serie tan liviana como se cree. De hecho Abominación es el mejor parado de un capítulo que tiene tiempo para bromear con Asgard, Thor, Wong, la Brigada de Demolición y la propia Hulka. Aún le queda algo que avanzar para ser hilarante, pero, si uno entra en vez de verla enfadado, es difícil no reírse a mandíbula batiente al menos un par de veces.

Quedan por delante aún seis episodios en los que tiene que aparecer Daredevil, pero a estas alturas es de esperar que los fans del justiciero ciego ya estén preparados para llevarse una decepción cuando haya más chistes que épicas y muy serias escenas de acción. Al final, ‘She-Hulk: Abogada Hulka’ no está engañando a nadie ni prometiendo lo que no es. Esta tercera entrega de sus andanzas es un episodio marcado por la comedia a pesar de todo, la sátira de los propios espectadores y un universo con serios síntomas de estancamiento pero que mediante la risa nos deja volver a encontrarnos con su amplitud y sus conexiones.

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Al ser una serie que aparentemente vuela bajo, ‘She-Hulk: Abogada Hulka’ puede hacer lo que le de la gana tanto con el universo, como con el medio, aprovechándose del humor y la parodia como arma definitiva. Habrá que ver si va in crescendo o esto es todo lo que puede lograr en cuanto a la innovación narrativa. De momento, progresa adecuadamente.