La Duma, principal cámara legislativa de la Federación Rusa, ha aprobado hoy un proyecto de ley que impondrá, a partir de julio de 2020, la preinstalación de software desarrollado en Rusia en todos aquellos dispositivos que pretendan comercializarse en el país, desde PCs a smartphones, pasando por tabletas y smart TVs.
Y no es la primera muestra de desconfianza de Rusia hacia la tecnología extranjera en los últimos meses: en mayo ya probaron prescindir de Windows en sus equipos militares.
La RATEK, la asociación que representa a los fabricantes tecnológicos, ha expresado, sin embargo, su preocupación por esta decisión: alegan que no sólo dota al gobierno ruso de una potencial herramienta de vigilancia, sino que no tiene en cuenta la dificultad que puede suponer su cumplimiento en algunos dispositivos.
¿Qué buscan los defensores de esta normativa?
Esta normativa ha sido redactada e impulsada por un grupo multipartidista de legisladores (compuesto por oficialistas, ultranacionalistas, comunistas, etc) que tienen entre sus objetivos «la defensa de las empresas rusas», si bien la publicación rusa Meduza la vincula a una iniciativa liderada por el Klemlin para lograr que el tráfico de Internet del país sea menos dependiente del exterior, un viejo proyecto denominado ‘Internet soberano’.
En palabras del comunista Alexander Yushchenko, que pone de ejemplo de software preinstalable la app oficial de los servicios gubernamentales rusos, Gosuslugi,
«la tecnología sigue desarrollándose y la legislación debería hacer lo mismo. La pre-instalación de software desarrollado en nuestro país es una demanda ciudadana: por supuesto, muchas personas ya instalan lo que quieren en sus ordenadores y móviles, pero los más mayores pueden encontrar problemas [al intentarlo] y necesitan ayuda».
Oleg Nikolayev, miembro del Partido Liberal-Demócrata y otro de los co-autores del proyecto, enarbola en defensa del mismo una versión proteccionista de las demandas antimonopolio que obligaron a Microsoft a facilitar la instalación de los navegadores Chrome o Firefox:
«La mayoría [de los dispositivos electrónicos complejos] incluyen software preinstalado, mayoritariamente occidental. […] Si, junto a éste, empezamos a ofrecer también software ruso a los uusarios, les proporcionaremos el derecho a elegir».
Ayudar a los usuarios mayores a instalar software alternativo, privilegiar a las empresas nacionales, contribuir a la construcción de un ‘Internet soberano’… las teorías sobre las motivaciones que inspiran esta ley son múltiples.
Apple, voz opositora
La de Apple ha sido una de las principales voces que se han alzado contra esta ley durante el proceso de debate parlamentario: los de Cupertino han llegado a afirmar que no considera que el mercado ruso sea estratégicamente relevante para ellos y que, por tanto, podrían abandonarlo totalmente si llega a entrar en vigor.
Su oposición se fundamenta, según una fuente interna citada por el periódico Kommersant, en que «la obligación de añadir software de terceros al ecosistema de Apple sería equivalente a permitir el jailbreak: plantearía una amenaza a la seguridad y la compañía no puede tolerar esa clase de riesgo«.
Yushchenko lamenta que el debate público en torno a esta normativa haya girado en gran parte en torno a esta amenaza de salida de Apple, una amenaza que no convence al diputado:
«Eso no va a suceder. ¿Qué clase de empresa estaría dispuesta a ceder un mercado a sus rivales?».
Vía | Engadget
Imagen | Kecko