Ni se te ocurra tener un tercer hijo (a menos que…)

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Siempre pensé que cuando fuera padre tendría tres hijos. Yo soy el cuarto de seis hermanos y lo de ser muchos en casa me ha parecido siempre de lo más normal, aunque debo confesar que hubo momentos en que me parecía que éramos demasiados (no porque quisiera eliminar a ningún hermano, sino porque me ponía en el lugar de padre y me entraban hasta sudores). Luego veía a mis dos primas, con las que hemos compartido gran parte de nuestra infancia, y tenían siempre una relación de amor-odio tan intensa que pronto tuve claro que dos podría ser un número conflictivo.

Pero para llegar a tres primero tienes que tener dos, y cuando teníamos dos hijos éramos tan felices y lo teníamos todo tan controlado que dudamos mucho si ponernos con el tercero. Al final nos decidimos y tenemos tres preciosos hijos. Pasado un tiempo, nada menos que cuatro años desde que completamos la familia, me veo en disposición de dar el siguiente consejo: ni se te ocurra tener un tercer hijo (a menos que…).

1. Estés dispuesto a volver a pasar sueño

No tengas un tercer hijo a menos que estés dispuesto a volver a pasar sueño, porque si el segundo tiene ya uno o dos años habrás entrado en esa etapa en que los niños duermen un poco mejor, tú también, y con un tercero todo volverá a ser como antes. Ese gemidito de bebé porque tiene hambre a todas horas, esa caca de madrugada que debes cambiar intentando moverlo poco para que no se despierte, esas noches paseando con el niño en brazos porque no hay manera de que coja el sueño, y todo ello cuando ya tienes dos, que pueden tener también sus malas noches.

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2. Tengas mucha, pero mucha paciencia

No tengas un tercer hijo a menos que tengas mucha, pero mucha paciencia, porque tener un hijo puede ser muy duro, pero llega un día en que crece y todo va mejor. Tener dos puede ser muy duro, pero llega un día en que el segundo crece y parece que todo va mejor, y en casa hay dos adultos para dos niños. Pero tener tres es muy duro porque por primera vez hay más niños que adultos, y hay momentos en que el desequilibrio es tal que uno se queda solo con los tres y en esos instantes los astros se conjugan para que empiecen a llorar, quejarse o tener una rabieta al unísono, cada uno con su momento, y tú en medio, a punto de reventar.

En momentos así parece que todas las buenas maneras y el agacharte a mirarles a los ojos y hablarles con cariño y delicadeza se olvida de golpe y empiezas a desvariar y a decir cosas incoherentes como «me iría de casa ahora mismo», «no fumo, pero creo que voy a por tabaco» o peor: empiezas a reírte sin motivo, momentos antes de desconectar el cerebro durante un rato para dejar de oírles y entrar en ese momento de mínimo consumo energético en el que no sabes dónde estás, ni qué haces, pero sigues respirando y por eso sabes que sigues vivo.

3. Lleves bien lo de poner una o dos lavadoras diarias

No tengas un tercer hijo a menos que lleves bien lo de poner una o dos lavadoras diarias, porque es tremenda la pila de ropa que se crea en un instante. Lavarla tampoco es mucho problema, lo hace todo la lavadora, pero por Dios, lo de doblarla y ordenarla ¡se hace eterno!

4. Tengas un coche grande

No tengas un tercer hijo a menos que tengas un coche grande, porque ya me dirás si no cómo los vas a llevar. Nosotros no lo habíamos tenido en cuenta, pero tuvimos la suerte de que al meter la tercera silla encajaba como anillo al dedo. No quedaba un milímetro libre, pero los tres podían ir seguros. Luego, claro, a ver dónde metes todos los trastos asociados a ir con niños en un coche, que no son pocos.

5. Tengas ganas de volver a empezar con un bebé

No tengas un tercer hijo a menos que tengas ganas de volver a empezar con un bebé, porque son preciosos pero tremendamente dependientes, y lo son por el día y por la noche, y venga a cogerlo en brazos a todas horas, y vuelven los dolores de muñeca, y de espalda, y… lo pienso ahora y me digo «tengo clarísimo que no quiero un cuarto… qué pereza».

6. Te dé exactamente igual que puedas olvidar qué es el silencio

No tengas un tercer hijo a menos que te dé exactamente igual que puedas olvidar qué es el silencio, porque en tu casa habrá ruido a todas horas. Tres niños o niñas jugando a todas horas, riendo, gritando, corriendo, riñendo, llorando, siendo felices, siendo impacientes, siendo… niños.

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7. Seas prácticamente antisocial

No tengas un tercer hijo a menos que seas prácticamente antisocial, porque lo de quedar con gente y aparecer con los niños ya sabes que suele acabar en caos, y lo de irte y dejar a los niños con alguien no es algo que puedas repetir muy a menudo, más que nada por una cuestión de responsabilidad: tendrás otro bebé.

8. Hayas aplazado todos tus proyectos hasta un futuro incierto

No tengas un tercer hijo a menos que hayas aplazado todos tus proyectos hasta un futuro incierto, porque con tres hijos en casa ya me dirás qué energía te va a quedar para involucrarte en nada. Puedes ir quedando con gente para hacer algunas cosas, pero deben tener claro que puedes anularlo en cualquier momento… de hecho, tus proyectos de vida irán disminuyendo de dificultad. Lo que al principio era una tesis, escribir un libro o un nuevo trabajo, poco a poco se va convirtiendo en cosas mucho más banales como leer un libro en menos de un año, ver una película en menos de tres noches o acabar una temporada de una serie en menos de dos meses.

9. Te importe poco enterarte de cosas que pasan en el mundo días (o años) después

No tengas un tercer hijo a menos que te importe poco enterarte de cosas que pasan en el mundo días (o años) después. Que oyes hablar a la gente de algo y cuando preguntas te dicen que eso pasó hace días. Que te enteras de que ha muerto un actor y cuando dices «vaya, qué pena, ha muerto… descanse en paz», alguien te dice que murió hace dos años. Que a la hora de las noticias en tu casa se ven dibujos, y cuando vas a ponerlas ya sólo dan el tiempo, y aún se equivocan.

Y lo de las series, lo repito, porque me encantan. Pero no tengas un tercer hijo a menos que te dé igual que te hagan spoilers, porque cuando las vas a ver los demás hace años que las vieron.

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10. Tengas claro que el pequeño se convertirá en mediano

No tengas un tercer hijo a menos que tengas claro que el pequeño se convertirá en mediano, y ya sabes lo que dicen: los medianos son tremendos. Quizás no se cumpla, pero es habitual ver que los niños del medio son los que más quebraderos de cabeza dan a sus padres, probablemente porque son los que menos tiempo de bebé consiguen con sus padres.

El mayor tiene mucho tiempo exclusivo de papá y mamá antes de tener un hermano, el segundo solo es el pequeño hasta que llega el tercero, que si es el último será siempre el pequeñín de la casa incluso cuando tenga cuatro años, como tiene el mío, que lo sigo viendo en muchos aspectos como «el bebé» (y resulta que a su edad, el mediano, Aran, ya tenía un hermano de casi un año).

11. Sepas que nunca te arrepentirás de haberlo tenido

No tengas un tercer hijo a menos que sepas que nunca te arrepentirás de haberlo tenido, porque si te gustan los niños, si te gusta ser padre, si disfrutas con ellos y los quieres con locura, jamás te arrepentirás de tener un tercer hijo. Aquí lo he dicho en más de una ocasión, y puedo estar equivocado, lo acepto, pero cuando dudábamos si tener un tercer hijo o no le dije «creo que si no lo tenemos quizás nos arrepintamos algún día… pero si lo tenemos, jamás nos arrepentiremos». Y a día de hoy se ha cumplido.

Foto | iStock
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