Halloween está a la vuelta de la esquina y cada vez son más los colegios que deciden celebrar esta fecha con actividades, talleres y fiestas de disfraces. Pero más allá del colegio, muchas familias con niños ya están calentando motores para festejar por todo lo alto la noche de las brujas.
Y es que Halloween ha ido ganando cada vez más adeptos en nuestro país. Tanto es así, que incluso las casas, jardines, parques temáticos o centros comerciales se decoran con motivos realmente espeluznantes y terroríficos.
Resulta difícil escapar estos días al embrujo de Halloween, y para muchos niños (más de los que creemos) esto se convierte en una auténtica pesadilla. Porque no a todos los peques les gusta Halloween, ni todos disfrutan dando sustos o siendo asustados.
Cuando Halloween asusta… ¡y mucho!
Halloween es una festividad anglosajona que en la última década ha experimentado un gran crecimiento en nuestro país, hasta el punto de que muchos colegios y centros educativos se han sumado a la moda de su celebración.
Así, y pese a que los disfraces de Halloween no tienen por qué estar centrados exclusivamente en personajes de terror, es frecuente que cada año se mezclen en los patios de los colegios alumnos mayores con disfraces, maquillajes y caretas terroríficas, con alumnos más pequeños y fácilmente impresionables.
Porque admitámoslo: Halloween no es una fiesta «bonita» y puede llegar a dar mucho miedo, a no ser que se trate de una fiesta infantil planteada exclusivamente con el objetivo de divertir a los niños.
Sin ir más lejos, ayer mismo pasé por la puerta de un restaurante cuya decoración me impactó: calaveras con los ojos inyectados en sangre, esqueletos, telas de araña por todos los lados, escobas y guadañas colgando del techo… Sin duda el decorado atraía todas las miradas, pero más de una familia con niños pequeños con la intención de entrar a comer, abandonó la idea ante la reticencia de sus hijos.
Desde hace varios años, en el pueblo en el que vivo es costumbre que los niños se echen a la calle y vayan de casa en casa pidiendo caramelos al grito de «¡Truco o Trato!». Pero bajo sus disfraces y máscaras, algunos peques muestran en su mirada una mezcla de confusión, inseguridad y cierto atisbo de miedo, especialmente cuando atraviesan un jardín espeluznantemente decorado, o cuando se cruzan con otros niños (¡y adultos!) con disfraces impactantes.
Y es que no podemos olvidar que en los niños más pequeños la realidad y la ficción se mezclan como consecuencia del pensamiento mágico, de ahí que puedan experimentar miedo y angustia en una noche como esta.
Una oportunidad para afrontar los miedos, desde el respeto al niño
El miedo es una reacción natural en los niños, forma parte del instinto de supervivencia y del desarrollo evolutivo del ser humano. Por tanto, no hay que verlo como algo negativo, pero sí podemos aprovecharlo para ayudar al niño a enfrentarse a ello, siempre actuando desde el máximo respeto.
Si tu hijo tiene miedo a la festividad de Halloween, esto es lo que puedes hacer para ayudarle:
No restes importancia a su emoción
En primer lugar, no restes nunca importancia a lo que tu hijo está sintiendo, ni minimices sus emociones con frases como «eres un miedica», «no es para tanto«, «¡pero si solo es una careta!»…
Insistimos en la importancia de recordar que aunque para los adultos se trate tan solo de un disfraz o un decorado, para los niños pequeños puede suponer un importante impacto emocional.
Ofrece al niño sostén emocional y seguridad
Si tu hijo llora, se asusta o te pide que le cojas en brazos, préstale el sostén emocional que necesita, y no le dejes solo enfrentándose a aquello que le asusta.
Para los niños, los padres somos sus principales figuras de apego y los encargados de protegerlos frente a los peligros. Si fallamos a nuestro hijo en un momento de máxima vulnerabilidad como este (por ejemplo, riéndonos de su miedo, no dándole consuelo, obligándole a fotografiarse en un escenario que le asusta…), podríamos estar acrecentando sus miedos y mermando la confianza que tiene en nosotros.
No le obligues a celebrar ni a disfrazarse
Respeta si tu hijo no quiere disfrazarse (ni siquiera si la propuesta viene del colegio) o no quiere celebrar Halloween de ninguna manera. La finalidad de cualquier fiesta debería ser pasarlo bien, y si no va a ser el caso de los niños, ¿por qué celebrarlo?
Buscad el lado divertido de esta festividad
Si decidís celebrar Halloween, lo mejor es hacer una fiesta completamente inocente e infantil, teniendo en cuenta siempre las emociones del niño y buscando el lado divertido.
A la hora de disfrazaros, podéis optar por disfraces y maquillajes que no den miedo, así como decoraciones nada impresionables Otra buena idea es preparar una merienda original, bailar al son de la música o disfrutar de una tarde de juegos caseros. Los cuentos, manualidades, juegos de mesa y peluches también pueden ser grandes recursos para superar los miedos y celebrar Halloween de forma divertida.
En resumen…
Aunque haya niños a los que les encante esta festividad y disfruten dando sustos o siendo asustados, otros muchos peques pasan verdadero miedo en Halloween, y no disfrutan disfrazándose de monstruos, brujas y vampiros, o posando sonrientes ante decorados de lápidas y esqueletos.
Si tu hijo es de esos, recuerda la importancia de no forzarle a celebrar una festividad para la que no está preparado. Respeta sus miedos, acompáñalo emocionalmente y ayúdale a enfrentarse a esa fiesta desde el máximo respeto y empatía a sus necesidades.
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