Me arrepiento de haberle puesto pendientes a mis hijas: no lo volvería a hacer

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¡Ay! ¡Qué bonito el niño!, dice la señora mayor

Es una niña, dice su madre

Ahh, es que como no lleva pendientes…

Y así, a lo largo de los años, hemos normalizado que los pendientes es algo que debemos llevar las mujeres incluso años antes de tener conciencia de serlo. Por supuesto, esa decisión ha sido «cosa de las madres», generación tras generación, y sin rechistar.

Hago parte de ese grupo. Por inercia, por costumbre o por tenerlo absurdamente interiorizado, llevé a mis dos bebés, a los dos meses de haber nacido a que les pusiesen los pendientes.

Pendientes sí, pendientes no

Si pudiese devolver el tiempo, no les pondría pendientes a mis hijas

Pendientes Bebe

Pendientes Bebe

Supongo que el título que he elegido es el pase directo a meterme a un buen berenjenal, pero como muchas de las cosas que escribo aquí, es una autoreflexión que he venido haciendo desde hace bastante tiempo: me arrepiento, y si pudiese devolver el tiempo, no se los pondría. Yo, que me he jactado siempre de pensarlo todo al dedillo, tomé esa decisión sin cuestionarme qué pasaría en el momento en el que mis hijas me pregunten por qué lo hice.

«Por que era la costumbre», aunque es la verdad, me parece una respuesta demasiado simple, casi tanto como el haberlo hecho sin haberlo pensado mejor. Marcar el cuerpo de otra persona sin preguntárselo es algo que ahora me parece carente de sentido y creo que lo que deberíamos normalizar es esperar a que las niñas tengan conocimiento para tomar esa decisión. Si no nos tatúan cuando nacemos «porque a la mayoría le gustan los tatuajes», ¿por qué los pendientes sí?

"Es su decisión", el mensaje de un padre sobre el consentimiento, al ver que su hija decidió no ponerse pendientes

Alguna vez le he preguntado a la mayor si le molestan o si querría quitárselos y su respuesta es un rotundo no. Dice que le encantan. De hecho hace cuestión de un año quiso cambiárselos a unos «más monos» (según sus propias palabras), y así lo hicimos.

¿Pero qué pasa si en algún momento a ella le dejan de gustar o a la menor directamente no le agradan ni los pendientes ni los agujeros? Algunos dirán que tampoco es para tanto, pero esos detalles pueden ser trascendentales para ellas, especialmente en algunas edades como en la adolescencia.

Está claro que los padres hacemos lo mejor que podemos por nuestros hijos y eso incluye decisiones como estas, así que simplemente es un llamado a la racionalidad. Por muy bebés que sean, les duele. Se pueden enganchar con la ropa, puede que no queden bien puestos o su cuerpo genere alguna reacción, el agujero generalmente queda y las preguntas vendrán por montones.

¿Merece la pena todo esto por una cuestión de estética? Respetando siempre la opinión de los demás, pero siendo demasiado tarde para mis niñas, yo digo que no.

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