La activista paquistaní Malala expresó que «no hay tiempo que perder» para ayudar a las mujeres afganas
La activista feminista paquistaní y Premio Nobel de la Paz 2014, Malala Yousafzai, expresó este martes su preocupación a causa del regreso el domingo pasado de los talibanes al poder después de 20 años de guerra, pidió una respuesta internacional para ayudar a las mujeres y niñas afganas, y equiparó la situación que actualmente se vive allí con lo que ella sufrió en 2012, cuando los milicianos islamistas la atacaron en su Pakistán natal.
«Como muchas mujeres, temo por mis hermanas afganas», escribió la joven y se sumó a una larga lista de organizaciones y líderes que exigieron garantizar los derechos de las mujeres y las niñas a los talibanes, quienes durante su Gobierno anterior, en la segunda mitad de los 90, aplicaron una versión ultra rigurosa de la ley islámica.
En 2012, Malala fue alcanzada por una bala en la cabeza tras haber promovido la educación de las niñas y jóvenes, por lo que la entonces adolescente de 15 años debió ser trasladada de urgencia a un hospital de Birmingham, en el Reino Unido, donde seis horas más tarde recuperó la conciencia.
Ahora, con 24 años, reside en ese país con su familia y culminó sus estudios en la prestigiosa Universidad de Oxford.
«No puedo menos que sentirme agradecida por mi vida hoy. Después de graduarme de la universidad el año pasado y comenzar a forjar mi propia carrera, no puedo imaginarme perdiéndolo todo, volviendo a una vida dictada por hombres armados», escribió.
«Las niñas y jóvenes afganas se encuentran una vez más en una situación en la que yo me he encontrado, desesperada porque nunca se les permitirá regresar a un aula o llevar un libro», precisó, citada por la agencia de noticias AFP.
Malala pidió una respuesta internacional para ayudar a las mujeres y niñas afganas.
«Las niñas y jóvenes afganas se encuentran una vez más en una situación en la que yo me he encontrado», dijo Malala
«Piden protección, educación, libertad y el futuro que se les prometió. No podemos seguir defraudándolas. No tenemos tiempo que perder», exhortó la activista.
Cuando los talibanes gobernaron Afganistán, entre 1996 y 2001, las escuelas de niñas permanecieron cerradas, las mujeres no podían viajar ni trabajar y estaban obligadas a llevar en público un burka, velo integral que cubre todo el cuerpo y el rostro, con una rejilla de tela a nivel de los ojos.
Durante el lustro que duró ese Gobierno, las mujeres tenían prohibido salir de sus casas si no eran acompañadas por un varón de sus familias, y en las plazas de las ciudades y en los estadios tenían lugar además flagelaciones y ejecuciones, incluidas lapidaciones por denuncias de adulterio.
Este martes, en un intento por diferenciarse de ese primer Gobierno talibán, un vocero del movimiento islamista que recuperó el poder anunció que el uso del burka no será obligatorio para las mujeres, ya que «existen diferentes tipos de velo», y que también podrán recibir educación de todos los niveles.
«El burka no es el único hiyab (velo) que puede llevarse. Existen diferentes tipos de hiyab que no se limitan al burka», declaró Suhail Shaheen, citado por la cadena de noticias Sky News.