Con la intención de proteger a nuestros hijos del coronavirus hemos procurado no llevarles a ningún centro médico, excepto en casos realmente necesarios. Los pediatras llevan tiempo recordándonos la importancia de mantener al día su calendario de vacunas, sobre todo en los bebés, y el no alargar en el tiempo una consulta por miedo, ya que podría empeorar la enfermedad.
Ahora, en plena desescalada toca retomar también las revisiones al pediatra, poner al día las vacunas y acudir al médico siempre que sea necesario. Lo que está claro es que las salas de espera y la asistencia de pediatría tal y como la conocíamos antes del Covid-19 no van a ser las mismas. Así nos los confirma la Asociación Española de Pediatría (AEP), que habla de telemedicina, mascarillas, solo un adulto por niño…
Apoyo de la telemedicina
Durante el webinar “COVID-19: la salud e los niños en la ‘nueva normalidad’”, organizado por la AEP, se ha destacado el importante papel que la telemedicina ha tenido para poder atender las dudas de los padres. Además, ha posibilitado que fueran presenciales solo aquellas consultas que eran estrictamente necesarias.
En este sentido, la doctora Inmaculada Calvo, vicepresidente de Especialidades Pediátricas de la AEP, explica que “los aprendizajes y recursos que nos ha aportado la telemedicina no pueden ser olvidados cuando recuperemos la ‘nueva normalidad’». Y explica el porqué:
«Sus ventajas administrativas y de gestión han sido notables tanto en la Atención Primaria como hospitalaria; además, la cercanía con las familias también se ha hecho patente a través de este nuevo servicio que permite a los padres tener al pediatra al alcance de una llamada telefónica. En este cambio asistencial que se ha producido está el futuro de la asistencia médica”.
También la defendió en la webinar la doctora Mara Garcés, pediatra de Atención Primaria y miembro del Comité Asesor de Vacunas de la AEP (CAV-AEP). Señala que “la telemedicina ha permitido optimizar los tiempos en la consulta y atender de manera más eficiente a padres que tenían dudas muy concretas».
«También ha posibilitado que fueran presenciales solo aquellas consultas que eran estrictamente necesarias. Debemos aprender de la telemedicina para no bloquear las consultas médicas”.
Poner al día los calendarios de vacunación
La disminución de las coberturas de vacunación dejaría a los niños expuestos a enfermedades que, aunque hasta ahora estaban controladas, podrían volver a emerger, como el sarampión.
Así lo expone la pediatra del Comité Asesor de Vacunas de la AEP que subraya la necesidad y la importancia de que los niños recuperen “lo antes posible” la normalidad en sus calendarios de vacunación.
“Estas citas se han mantenido durante todo el periodo de pandemia pero, sin embargo, se ha notado un descenso en las coberturas vacunales. Nos preocupa especialmente la vacunación en los más pequeños y en los niños con enfermedades crónicas”.
Medidas de seguridad al acudir a consulta
Desde la AEP nos hablan de los siguientes cambios en los protocolos a la hora de acudir a visitar al pediatra:
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Los niños han de acudir a la consulta del pediatra acompañados de un único adulto y mantener la distancia social de seguridad en todo momento.
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El uso de la mascarilla no es obligatorio en la calle, aunque altamente recomendable en los mayores de tres años y en los niños que padecen alguna enfermedad crónica o son inmunodeprimidos. Sí son necesarias dentro de los centros sanitarios.
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Se insiste en el lavado frecuente de manos como la medida más eficaz.
Sin embargo, la doctora Elena Blanco, pediatra de Atención Primaria y coautora del blog «Dos Pediatras en Casa” apuesta por el distanciamiento social y no recomienda el uso de guantes ya que “ofrecen una falsa sensación de seguridad».
«Los niños más pequeños no son capaces de hacer un uso correcto de estos materiales de protección y además se suma el riesgo de asfixia en los niños más pequeños».
Niños con enfermedades crónicas o inmunodeprimidos
A la AEP les preocupa especialmente la vuelta a la ‘nueva normalidad’ en el caso de los niños con patologías crónicas o inmunodeprimidos, ya que son más vulnerables al Covid-19.
La doctora Inmaculada Calvo puntualiza que sobre todo hay que vigilar a los niños trasplantados y con enfermedades graves tanto respiratorias, cardiológicas, oncológicas, renales, reumatológicas…, y muchos de ellos con tratamientos inmunosupresor, biológicos, quimioterapia… y señala que mientras no tengamos vacuna «no podrán salir a la calle, ni ir a la escuela”. Y añade que:
“El entorno que rodea a este tipo de pacientes debería tener acceso a la realización de test que descarten la existencia de coronavirus, sobre todo si los padres deben abandonar el confinamiento por motivos laborales o personales».
La experta asegura que los hospitales pediátricos están ya trabajando en diversos protocolos para estos niños en sus visitas hospitalarias para que no estén expuestos a otros pacientes que pueden tener el virus:
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Que les permitan mantener la distancia social.
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Centrar todas la pruebas o visitas con otros especialistas en el mismo día e incluso en la mismo área hospitalaria.
Esfuerzos para lograr inmunizar a los niños
Aseguran desde la Asociación Española de Pediatría que en pandemias como esta queda patente la importancia y necesidad de apoyar y fomentar una investigación basada en la evidencia científica para lograr una vacuna que nos inmunice del coronavirus.
Una manera de proteger a estos niños más vulnerables sería a través de una inmunización indirecta o efecto rebaño, que «se estima existirá cuando del 50 al 70% de la población haya padecido la enfermedad», señala la doctora Mara Garcés, del Comité Asesor de Vacunas de la AEP:
«Esta inmunidad colectiva se da cuando un número suficiente de personas está protegido frente a una determinada infección (ahora por haberlas padecido) y actúan bloqueando la transmisión del virus como un “cortafuegos”, impidiendo que en este caso el virus alcance a los que no están protegidos y, por tanto, tienen riesgo de padecer la enfermedad”.
Esperamos, como los pediatras, que pronto llegue la ansiada vacuna gracias a un apoyo a la investigación, pero mientras no la tengamos, la mejor manera de proteger a nuestros hijos y a los niños más vulnerables pasa por seguir las recomendaciones de la AEP cuando les llevemos a la consulta del pediatra y al hospital.
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