Uno de los problemas que están afrontando muchas empresas es la inflación. Sus costes en materias primas o en transporte son mayores. Y tienen que repercutir en el precio final dicho aumento. Pero hay una variable que se resiste, se trata de la subida de salarios, donde las organizaciones de empresas apuestan por negociar subidas moderadas y ligadas a la productividad. Pero para esto es necesario medir bien dicha productividad de cada empleado y no todo el mundo tiene claro como hacerlo.
El objetivo es que no se produzca una escalada de precios que haga que la inflación se mantenga en el tiempo. El problema es que los trabajadores si no se equipara su subida de salario al IPC pierde poder adquisitivo. O dicho de otra forma, les están bajando el sueldo.
La empresa también sabe que una vez que el sueldo ha subido no bajará si lo hace la inflación de aquí a final de año. Cosa, por otro lado, cada vez más complicada. Por eso apuestan por otros modelos para que la subida de salario se modere. Y es aquí donde entra la productividad, ya que a mayor productividad, más beneficio genera un empleado, más beneficio tiene la empresa y puede asumir pagar mayores salarios.
¿Cómo medir la productividad en el puesto de trabajo?
La cuestión es cómo puede una empresa medir la productividad en un puesto de trabajo. Porque no todos los puestos son iguales. Mientras que en la industria, en fabricación, la productividad se puede medir en unidades realizadas por hora, a un programador no se le puede medir por líneas de código.
En muchas empresas se utiliza la fórmula más sencilla de tiempo de trabajo. Sí, todos tienen que trabajar 8 horas, pero se incide en tiempo de trabajo efectivo o puntualidad.
En otros puestos se mira el número de tareas asignadas y resueltas al final del día o la semana. La trampa en este caso es que no todas son iguales y si no se ponderan adecuadamente no siempre el que acaba más tareas sencillas es el más productivo.
Pero también depende de las herramientas disponibles de cada empleado. Dos expertos fiscales pueden realizar el mismo trabajo, por ejemplo ahora declaraciones de la renta, con el mismo programa, pero uno tiene un ordenador moderno y el otro una bastante más lento.
Y hay que tener en cuenta los picos de trabajo. No se va a mantener una productividad alta cuando el volumen de tareas es bajo. Cuando hay mucho volumen es cuando la concentración es clave para sacar adelante más trabajo y cometer menos errores.
Trabajar por objetivos o productividad
Pero no hay que confundir el trabajo por objetivos, que ligar el aumento de salario o tener un plus por productividad. Los objetivos se suelen fijar como un premio, un esfuerzo extra que debe hacer el empleado si quiere ganar dicho plus.
En puestos como los comerciales son bastante comunes. Más vendes más ganas, no solo porque tienes más comisiones, sino porque pasado determinado volumen se aumentan dichos porcentajes para recibir la comisión.
Y en otras ocasiones tienen que ver con cuestiones como la satisfacción del cliente, calidad de producto o similares. Son diferentes factores que se pueden aplicar para tratar de compensar la subida del IPC y que no todo quede ligado a este índice.