Cada año nacen alrededor de 25.000 bebés prematuros en Europa, de los cuales sobreviven entre el 25 y el 75% de ellos, en función de las semanas de gestación. Aunque el pronóstico ha mejorado en los últimos 20 años, de los bebés que sobreviven, entre el 75 y el 95 % presentan secuelas que pueden afectar gravemente a su desarrollo cerebral, cardiovascular y respiratorio, entre otros.
De estos, la mayoría tienen secuelas de por vida, algunas muy graves, que pueden afectar su desarrollo cognitivo, cardiovascular y respiratorio, entre otros. Son datos publicados en la revista Jama, que hablan de la importancia de encontrar soluciones médicas encaminadas a ayudarles.
Con el objetivo de mejorar el pronóstico de estos recién nacidos, arranca un ambicioso proyecto, pionero en Europa, que pretende crear una placenta artificial para mantener al bebé prematuro en un entorno parecido al útero materno, conectado a un cordón umbilical artificial, y disminuir las secuelas.
La iniciativa es liderada por el Dr. Eduard Gratacós, responsable de BCNatal, centro clínico y de investigación del Hospital Clínic de Barcelona y del Hospital Sant Joan de Déu. Y será posible gracias al apoyo financiero de la Fundación la Caixa, que destinará en total cerca de 7 millones de euros.
¿Cómo funcionará la placenta artificial?
En la placenta artificial, el recién nacido estará situado en un entorno físico líquido, lo más parecido al útero materno, dentro de un recipiente blando realizado con materiales biocompatibles, y protegido de sonidos y luces, aunque se reproducirán sonidos similares a los del útero materno. Estará conectado, a través de su cordón umbilical, a un oxigenador desarrollado y adaptado especialmente para el feto, que le aportará la cantidad necesaria de oxígeno.
A través de este cordón, recibirá también nutrientes, hormonas y otras sustancias que el feto recibe de la madre o que produce directamente la placenta, y que son esenciales para su correcto desarrollo. El bebé estará monitorizado continuamente, siempre de forma no invasiva y también se utilizarán microsensores en el líquido amniótico o el cordón umbilical.
La investigación se desarrollará en dos fases: la primera se centrará en el desarrollo y la validación experimental, mediante el uso de una oveja, para más adelante trasladarlo a la práctica clínica si se cumplen los indicadores de éxito.
En la segunda fase, se evaluarán los efectos ya a largo plazo en el desarrollo cerebral, cardíaco, pulmonar y metabólico, y se introducirán mejoras principalmente en el ambiente y la nutrición. A partir de ahí se iniciarán los pasos para lograr su aplicación clínica, valorando aspectos éticos e incorporando la opinión y la experiencia de familias que han tenido un bebé prematuro. Según el doctor Gratacós, se podría dar el salto a ensayos con fetos humanos en cuatro o seis años.
Una idea con más de 60 años de existencia
El proyecto de placenta artificial representa un gran reto médico y tecnológico, y precisa de muchas áreas de investigación puntera para su realización, ya que es necesario transportar con éxito un feto de entre 500 y 1.000 gramos desde el útero materno hasta una bolsa artificial donde, rodeado de líquido, su cordón debe seguir recibiendo oxígeno y alimentos. De ahí que, aunque la idea se desarrolla desde hace 60 años, ha sido en los últimos 10 cuando se ha comenzado a pensar en una aplicación real gracias a los avances existentes. Así lo explica el doctor Gratacós al hablar de «esta investigación, la más singular que se puede realizar hoy en medicina fetal».
«Solo disponer de una plataforma experimental como la que se va a construir ya permitirá investigaciones paralelas de gran importancia para entender el desarrollo fetal normal y anormal. Esto ampliará la capacidad de atraer inversión para I+D+I y una nueva generación de técnicas y procedimientos que revolucionarán la medicina fetal actual».
Pero no son los únicos. En este momento existen otros tres grupos en el mundo (Filadelfia y Michigan, Estados Unidos, y Australia y Japón) que han desarrollado modelos experimentales.
El grupo de investigación interdisciplinario de BCNatal, liderado por el Dr. Gratacós, lleva ya dos años trabajando en este proyecto, en el que ya han desarrollado los componentes principales de la placenta. Además, este proyecto singular ha pasado por un proceso de evaluación internacional de cinco países regido por los estándares más exigentes para este tipo de iniciativas.
En el siguiente vídeo la Fundación La Caixa explica con detalle e imágenes en qué consiste el importante proyecto que financian, tan avanzado que incluso parece ciencia ficción. Aunque en principio, una placenta artificial puede parecer un tanto frío en una situación tan dura para la madre y su recién nacido, los responsables hablan de que más adelante se estudiará cómo lograr propiciar el vínculo entre ellos.
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Vía | Fundación la Caixa
Fotos | iStock y Fundación La Caixa
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